En mayo, el traficante de armas Monzer Al Kassar festejaba en su palacio en Marbella cuando el juez Jorge Ballestero declaró prescripta la causa sobre la obtención de sus documentos gracias a los favores de Carlos Menem y Amira Yoma. Pero no pensó que no era una decisión definitiva. La Sala II de la Cámara Federal acaba de revocarla: aun teniendo en cuenta la ley que modificó los parámetros de duración de las causas, los camaristas consideraron que el expediente debe continuar.
En 1990 Al Kassar obtuvo en veinte días su cédula y DNI. Luego consiguió ciudadanía y pasaporte. La historia fue memorable: “Las fotos para tramitar la documentación fueron sacadas en el despacho presidencial y lucía una chaqueta perteneciente al entonces presidente Menem”, contó él mismo. La causa comenzó en 1992 con una denuncia del entonces fiscal de cámara, Gustavo Hornos que advirtió irregularidades en el trámite.
El sirio estaba procesado y se encontraba en plena etapa de juicio, con un pedido de condena a seis años de los fiscales, por falsedad ideológica de documentos. Pero por la ley (25.990) que modificó las reglas de prescripción, Ballestero concluyó que había que cerrar el caso. No es la única investigación que este magistrado sobresee en virtud de las nuevas reglas: también lo hizo con la vieja causa de la leche adulterada.
Los camaristas Horacio Cattani, Eduardo Luraschi y Martín Irurzun consideran que el juicio debe continuar porque el delito de falsedad ideológica tiene una pena de ocho años. Entre los papeles falsificados se encuentra el certificado de migraciones y por ser un documento público agrava las circunstancias. En Migraciones, Al Kassar dijo que no tenía antecedentes, pese a que había estado preso en Londres (por tenencia de drogas) y había sido condenado en Francia e Italia por tráfico de armas. Quien resultó beneficiado es el ex director de Migraciones, Aurelio “Za Za” Martínez, quien “olvidó” consignar el prontuario de Al Kassar.