EL PAíS
Manzano, Barra y Becerra, un lobby para Boggiano
Fueron la crema del menemismo y ahora operan en el Senado para que el último Supremo de la vieja y querida mayoría automática siga en su puesto. La gran aliada es la senadora Negre de Alonso, colega del juez en el Opus.
› Por E. T.
A menos de 20 días de la definición del juicio político que puede terminar con la destitución de Antonio Boggiano como juez de la Corte Suprema, son cada vez más numerosos los buenos oficios que se realizan ante senadores para mantenerlo en su puesto. El mendocino José Luis Manzano, ex chico brillante de la renovación peronista bautizado con el sobrenombre de “Chupete”, se sumó al lobby que pretende salvar al juez. Su voz apareció en el teléfono de más de un integrante de la Cámara alta. Con algunos incluso se reunió personalmente en sus oficinas de América TV.
Invocando el consentimiento de un miembro del gabinete nacional y acompañado por dos ex emblemáticos del menemismo, el ex ministro de Justicia Rodolfo Barra y el ex procurador general Nicolás Becerra, el mendocino reclamó la absolución de Boggiano a un destacado legislador del oficialismo. Desde hace un mes Manzano busca un senador que, además de la puntana Liliana Negre de Alonso, se sume al lobby en favor del último integrante de la mayoría automática. No por casualidad a Negre de Alonso, Barra y Boggiano los une su militancia en el Opus Dei.
Fue precisamente Negre de Alonso quien ofició de puente entre Boggiano y el jefe de la bancada justicialista Miguel Angel Pichetto. Cuando la acusación llegó a la Cámara alta, Negre le pidió al rionegrino que se reuniera con Boggiano, que lo escuchara. En varios encuentros, Pichetto intentó sin éxito “una salida incruenta”. La fórmula era un eufemismo que pretendía lograr la renuncia del magistrado. A cambio, el juez preservaría su jubilación y una vaga promesa de un mejor destino en tribunales internacionales. Cuando las tratativas se hicieron públicas, se congelaron. El hielo se rompió hace dos semanas, cuando Pichetto emprendió su última gestión para conseguir la renuncia del miembro de la Corte.
Los cruzados de Boggiano tienen varias puertas de acceso al Senado. Tratándose de un numerario del Opus Dei, no faltaron las gestiones de destacados personajes de la Iglesia. Antes de que se conociera su decisión de pedir su retiro, el obispo de Resistencia Carmelo Giaquinta tuvo tiempo de comunicarse con un senador del bloque mayoritario para pedir clemencia. El propio juez se reunió con distintos senadores nacionales para insistir en su inocencia y para explicarles que su voto en el caso Meller es diferente del que motivó la destitución de Eduardo Moliné O’Connor. En una de esas entrevistas, el magistrado se mostró enojado por supuestos guiños favorables que dijo haber recibido de importantes miembros del gabinete nacional. Frente a un miembro de la oposición, no ocultó su enojo al recordar que en una reunión en la Nunciatura, frente al Nuncio Adriano Bernardini, el canciller Rafael Bielsa le habría recomendado no renunciar ya que la acusación no prosperaría. Bielsa reconoció el encuentro, pero negó que en él se le hubiera pedido la continuidad de Boggiano.
Tal vez esperando un guiño del canciller, la defensa de Boggiano lo incluyó entre los testigos de cargo. Lo cierto es que Bielsa declaró por escrito y sus respuestas lejos estuvieron de favorecer al magistrado. La defensa pretendía emparentar los fundamentos del juez con el dictamen del Procurador Becerra. El efecto dominó les llevaría a decir que si Becerra no fue acusado, Boggiano tampoco tendría que ser sometido a proceso. Lejos de esto, Bielsa afirmó que el voto de Boggiano concurrió a formar la mayoría que le causó un grave perjuicio al Estado en el caso Meller.
El proceso ingresa en su etapa de definiciones. Los alegatos fueron fijados para el próximo jueves. El veredicto se concretaría la primera semana de octubre. La Comisión de Asuntos Constitucionales deberá definir este martes si hace lugar al pedido de Boggiano de ser escuchado en una nueva audiencia. Si el reclamo fuera aceptado, no quedan dudas de que los tiempos tendrían que redefinirse. Los rumores van y vienen. Todos los tiempos están cumplidos. Hace cerca de un año, los diputados decidieron comenzar la instrucción del caso Boggiano. Los tiempos tranquilos de este juicio político no tienen muchos antecedentes. Un legislador que siguió de cerca todos los procesos anteriores, recuerda que los rumores suelen incrementarse cuando se acercan los tiempos de definiciones. El escenario se completa con las elecciones del 23 de octubre. Boggiano respiraría algo más tranquilo si el veredicto se hiciera después de los comicios.
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