“El domingo pasado se terminó la discusión por la sucesión presidencial en el 2007: será Kirchner o un delfín de Kir-
chner. La discusión se traslada al 2011. Por lo tanto, tenemos seis años por delante. Así de grande fue la victoria.” El funcionario, que atiende en el primer piso de la Casa Rosada se entusiasma mirando los números finales de la elección del 23. Su optimismo se ampara en los guarismos y, con impensada temeridad, descarta la chance de que algo fuera de lo común ocurra en la Argentina (donde lo fuera de lo común sabe ser usual) hasta ese entonces. El escenario planteado habla, también, de la estatura de la oposición, tal como quedó tras los comicios. “Kirchner no tiene nada frente a él y Macri supo verlo con antelación, no hay más que releer sus discursos de campaña hablando de la ciudad, de la labor parlamentaria que hará por la ciudad. Macri puede llegar a perder la Jefatura de Gobierno en 2007, es cierto; ahora, la presidencial la pierde irremediablemente”, remata.
El escenario planteado más arriba se ha comenzado a conversar en la Casa Rosada. Empecinados en cambiar todo lo que puedan el perfil del partido de Gobierno y dar a luz a una camada nueva de dirigentes potables, los hombres de Néstor Kirchner (y él mismo) se solazan con los resultados electorales que, dicen, comenzaron a barrer con una parte arcaica de la política vernácula.
“Los que decían en 2001 ‘que se vayan todos’ creían que, mágicamente, o por la toma del Palacio de Invierno se terminaría con la dirigencia más vetusta de la Argentina. Obviamente se equivocaron, pero desde esa época se están yendo varios. En ese sentido, los resultados que nos ofrece esta elección son muy buenos”, sostiene un integrante del gabinete ante Página/12. El hombre, regodeándose en su idea, enumera:

- “Carlos Menem perdió hasta en Anillaco. Está muerto. No sabemos si va a sentarse en la banca que obtuvo por la minoría.”

- “Que el bussismo haya quedado cuarto en Tucumán, con 6,5 por ciento de los votos, es buenísimo. Los sacamos de la política y vamos a hacer lo posible para que no vuelvan más. Con esa desaparición, ha mejorado la calidad de la política en esa provincia.”

- “Lo mismo le pasó a Luis Barrionuevo en Catamarca. Si bien los números fueron distintos, el golpe que le dimos se parece bastante al final. Kirchner hizo un acto en la plaza pública de San Fernando del Valle; los últimos actos al aire libre en Catamarca habían sido las marchas por María Soledad. Kirchner volvió a hacerlos. Después del último, cinco días antes de las elecciones, se fue caminando por la peatonal. La gente se acercaba a saludar, la gente común. Ese fue el salto que nos hizo ganar. En Catamarca están hartos del Frente Cívico y Barrionuevo es la política más rancia, es lo mismo que Saadi. También quedó afuera de la política.”

- “Los que querían ‘que se vayan todos’ pueden estar contentos. Los procesos políticos se toman su tiempo en las democracias. Ahora se fueron estos tres (Menem, los Bussi, Barrionuevo). Si a ésos les suma Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín, no está nada mal para una elección.”

Los estrategas presidenciales recorren el mapa del país, miran los resultados y hacen conjeturas. También, evalúan las actuaciones de algunos “compañeros”. En ese marco, a Carlos Reutemann no le tocan los mejores comentarios. Un influyente hombre del Gobierno se quejó del intento del Lole de despegarse de la derrota del peronismo santafesino. Reutemann dijo el martes pasado que se había enterado de la conformación de la lista de diputados nacionales “por los diarios”. El confidente de Página/12, se inflamó. “El estuvo al tanto de todas las negociaciones. Y propuso un par de nombres. Por ejemplo, Alberto Hammerly, que es su hombre de confianza, estuvo segundo en la lista hasta dos horas antes de que la inscribiéramos; fiel a su estilo, lo bajó él mismo luego de hablar con el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe; después de eso, Julio Gutiérrez subió a la lista. Pero el Lole también propuso a un tipo que estaba muy lejos de darle calidad a la lista, el Cachi Martínez. Lo sacamos carpiendo”, relata, muy enojado, el operador presidencial.
Los dardos contra el ex gobernador santafesino, mimado de Kirchner a lo largo de 2005 hasta las elecciones mismas, no se detienen allí. Cuentan en la Casa Rosada que Reutemann se limitó a aparecer durante la primera semana de campaña de Agustín Rossi, el primer candidato a diputado santafesino. “Se sacó una foto, fue a los actos de Rosario, y después se hizo humo”, argumentan. Reutemann había acordado con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que viajaría con él y el Presidente a Catamarca, para apoyar la campaña de los candidatos del Frente para la Victoria. “Desde una semana antes del acto, Lole desapareció, le descolgó el teléfono a Alberto (Fernández); ni siquiera le devolvió el llamado al secretario del Presidente (Daniel Muñoz)”, se indigna un poderoso consejero del patagónico.
Tales actitudes del ex corredor de F-1 enojaron a varios encumbrados pingüinos, que ya han dejado caer sugerencias belicosas en los oídos del Presidente. Alguna de ellas, emitidas el lunes pasado en el despacho central de Balcarce 50, son más o menos las siguientes, tal como fueron reproducidas a este reportero por un funcionario presente en aquella tertulia: “Reutemann debería ser otro a dejar atrás en esta nueva etapa. Jorge Obeid (gobernador de Santa Fe) es el gran perdedor. En cambio Agustín Rossi, que hizo una campaña muy digna, es un dirigente para apostar al futuro. De cualquier manera, debemos darle otra forma al peronismo santafesino, debe tener la esencia que quiere el Presidente. Hay que armar un nuevo peronismo y si hay que acercarse a (Hermes) Binner, hagámoslo. Binner tiene el perfil que Kirchner quiere para la política nueva”.
En la provincia de Buenos Aires los resultados fueron tan contundentes que a los funcionarios sólo les resta planificar a futuro. “Pasó lo que iba a pasar –recuerda un hombre del Gobierno que trajinó el territorio de marras–: cortaron boleta a favor de Cristina (Fernández de Kirchner) todos, los peronistas y los radicales. La discusión, ahora, no es la que expuso Balestrini (Alberto, intendente de La Matanza y diputado electo), no hay que negociar con el duhaldismo. Hay que dejar que se desgranen, de a poco, y que ellos vengan, no llamarlos nosotros. De a uno, haciendo acto de fe kirchnerista. Les vamos a abrir las puertas si es que aceptan el modelo que propone Kirchner”, dice el operador, que se anima a categorizar respecto del PJ: “Kirchner no va a ser presidente del partido. ¿Qué le suma? ¿Quién se la va a oponer?”.