EL PAíS
› JORGE ALTAMIRA, PARTIDO OBRERO.
“Un partido en desarrollo”
Por decisión partidaria, el Partido Obrero no participó del debate convocado por Página/12, pero Jorge Altamira igual concedió una entrevista individual. El dirigente se mostró exultante con la elección del PO en Salta, descartó la unidad con el PC y el MST y advirtió que sus dirigentes están llevando a esas organizaciones “al carajo”.
–¿Cuál es el balance que hace el PO de la elección?
–El resultado estuvo determinado por la falta de un polo de izquierda unificado y las principales víctimas de esta ausencia son los grupos de Izquierda Unida, que cayeron estrepitosamente en relación con el 2003, y ellos también son los responsables porque rechazaron un acuerdo para hacer un frente de izquierda. La elección tiene de clarificador que la alianza con elementos clericales, ex aliancistas y patronales, no redundó absolutamente en nada, fue un fracaso y diezmó políticamente a los partidos que lo impulsaron.
–¿Y el PO?
–No estamos afectados desde el punto de vista político porque nosotros luchamos por ese polo. Esto fue así en Capital, Buenos Aires y Córdoba. En otras provincias donde el PO se abrió paso como una fuerza de izquierda hemos hecho una elección espectacular como en Salta y en Santa Cruz. Distritos comunales como Marcos Paz, Pehuajó y Mosconi tuvimos votaciones de masas: del 20 y 25 por ciento que partidos de izquierda, o nosotros, nunca tuvimos en toda la historia. Hemos hecho una elección nacional muy dinámica.
–¿Entonces usted considera que la elección del PO no ha sido un fracaso por la importancia que le asignan a los resultados en Salta y en Santa Cruz?
–Subrayamos que estamos lejos de los niveles que ya habíamos obtenido en Buenos Aires y en la Capital, pero desde el peor momento estamos subiendo sobre el resto de la izquierda que se ha caído. Pero cuando vemos que en los distritos que nos fue “mal”, crecimos y que en varias provincias obtuvimos diputaciones de dos dígitos, decimos que somos un partido que se encuentra en desarrollo, no como IU y el MST que están en estado de disolución política.
–¿Qué faltó para llegar a esa unidad y qué es lo que hubiesen podido hacer ustedes que no hayan hecho para lograrla?
–Nos pasamos de la raya en lo que tratamos de hacer. Llegamos al extremo de admitir la formación de una lista de diputados Ripoll-Pitrola, descolgada de Cafiero, que es una concesión desde el punto de vista de lo que nosotros pensamos de Cafiero muy grande porque toleramos el acuerdo Ripoll-Cafiero.
–¿No le pareció bien?
–Nooo. Fue muy fuerte, fuimos muy lejos. Nosotros no apoyábamos a Cafiero, pero encontrábamos un truco para que ellos siguieran con Cafiero y la lista de diputados fuera MST-PO. Pero ellos lo rechazaron.
–¿Entonces la perspectiva de unidad es casi nula?
–Son más intensas que nunca porque tenemos que llamarle seriamente la atención a la militancia de izquierda y a sus organizaciones que sus direcciones quieren ir más lejos en la vía del cataclismo y la disolución política y ver si eso provoca una rectificación. Y reclamar una actitud más comprometida de pequeños grupos políticos que están en la suya, pero que tendrían que involucrarse en cuestiones de orden más general. Pero los militantes que han sido de IU tienen que tomar posición, si no, su dirección los lleva al carajo.
–¿Les preocupa que tras el resultado electoral les cuestionen a Néstor Pitrola y a los piqueteros del Polo Obrero que no representan a nadie?
–Pitrola tuvo cien mil votos, que son mucho más que todos los piqueteros, con lo cual es un avance político importante. De todos modos en el movimiento popular hay una carencia: que pone mucho el cuerpo y poco el habla, no hay propaganda. Una vez propuse durante un período de un mes una cadena de mesas de piqueteros explicándole a la gente el problema, pero no salió. Los piqueteros saben cómo afrontar una lucha, pero todavía deben formarse y educarse para explicarse ante la gente.