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Los que estuvieron el jueves en la asunción de Luis Barrionuevo, reelecto al frente del gremio gastronómico, esperaban alguna frase rimbombante, de esas que el sindicalista sabe ofrecer para generar ruido. Sin embargo, lo que despertó la atención fue una rubia curvilínea, ubicada detrás de Graciela Camaño, a quien los periodistas reconocieron inmediatamente: Adriana Brodsky, la ex “bebota” de Alberto Olmedo y actual conductora de un programa de cable. Eso sí, también estaba Silvio Soldán, pero los muchachos del gremio no repararon mucho en él.

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Del otro lado del charco
Dicen que los retiros espirituales los prefieren en Brasil. Pero después de la dura derrota que su mujer sufrió en las urnas, Eduardo Duhalde se tomó el buque –no es literal, claro– a Montevideo, donde, según dicen en su entorno, aprovechará los últimos dos meses de residencia como titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur. El ex presidente y Chiche analizarán, mate en mano, las razones por las que no alcanzaron ni siquiera el piso del 20 por ciento con el que, imaginaban, podían haber salido hablando de una “derrota digna”.

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Un alerta por e-mail
Habrá sido el e-mail más leído de las últimas semanas. Palabras más, palabras menos, decía que una persona, conocida de otra que trabaja en la Casa Rosada, alertaba sobre posibles atentados terroristas en los subterráneos porteños como represalia a la llegada de George W. Bush a Mar del Plata, donde participará el viernes y sábado de la Cumbre de las Américas. Los propios funcionarios de la administración K recibieron ese correo electrónico y rápidamente encontraron tres palabras para desacreditarlo. “Es una pavada”.

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El menos votado
El intendente se llama Alberto Groppi. Es de Esteban Echeverría. Tiene un partido local que se llama Unión Vecinalista y trató de aliarse al proyecto de Kirchner. Es el único jefe comunal que perdura de la época de la dictadura (1979-1983). En la última elección postuló a su hermana Silvia Groppi y la lectura del resultado fue unánime: se convirtió en el intendente bonaerense que menos votos cosechó en los recientes comicios. Cristina Kirchner alcanzó el 51,63 por ciento y Groppi sólo el 18,83 por ciento.

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A confesión de parte
El acto de cierre de campaña del kirchnerismo se había hecho en sus pagos, La Matanza. Por eso, el intendente Alberto Balestrini compartía, con todo el que se le cruzara, la alegría por la cantidad de asistentes al lugar. Abrazos con Néstor Kirchner, con Daniel Filmus, saludos con Felipe Solá, y... a la hora de palmear a Alberto Fernández, el jefe de Gabinete lo paró, sonriente. “Dejá, a mí no me saludes: yo estoy acá para contrapesar tanta bondad”.

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La valija del Senado
Todo iba por carriles normales. José Pampuro hablaba de su inminente partida del Ministerio de Defensa para ocupar la banca del Senado que obtuvo en los comicios de la mano de Cristina Kirchner. –¿Y? ¿Cuándo se va al Senado? –le preguntaron en el programa Aire comprimido, por la Rock & Pop.
–Ya tengo las maletas preparadas para ir al Senado.
Un breve silencio se apoderó del aire, como si el fantasma de Mario Pontaquarto se hubiera colado por una hendija.
–Bueno –le advirtieron al ministro– no fue la frase más feliz.
–La verdad, no –admitió sonriendo–, no fue la mejor imagen.

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Los Pitufos crecen
Con el resultado puesto, las segundas líneas del kirchnerismo –a las que uno de sus integrantes bautizó como Los Pitufos, como llamaban en los ’80 a los que tenían un pasado en la Tendencia Revolucionaria del PJ– duplicaron sus encuentros y sumaron nuevos integrantes. Por eso, además de Emilio Pérsico, Sergio Berni, Juan Bontempo, Rafael Folonier, Héctor Metón, Alejandro Slokar y Gabriel Fuks, acercaron a la mesa los diputados electos Francisco “Barba” Gutiérrez, Edgardo Depetri, La Generala Juliana Di Tulio, Diana Conti y Cristina Alvarez Rodríguez, entre otros. Ahora, juntos, se proponen ampliar su participación en la gestión y en el Congreso y dar impulso al denominado Movimiento Evita –que lanzará revista propia el 10 de noviembre– para consolidar un peronismo frentista.

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Sordos ruidos
Cansada de tanto esperar una noticia, o al menos algo que saciara el hambre generado por la larga espera, una periodista se quejó al aire por la atención en el bunker kirchnerista. Para el común de los televidentes, y aun para los cronistas que seguían los acontecimientos en el Hotel Intercontinental, fue un comentario más entre tantos que se hacen en las jornadas de elecciones. Pero, sin que muchos se enteraran, el comentario generó revuelo entre los organizadores K y, también, entre los responsables del lugar, que no querían quedar en falta ante la prensa. Por eso, al rato, aparecieron los mozos con algunos sandwichitos de miga.

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Nadie gana elecciones trabajando
Las malas lenguas dicen que el galpón, cercano a la capital catamarqueña, estaba repleto de sommiers. Que gente del candidato los pensaba repartir el viernes 21, dos días antes de los comicios. Pero que alguna mano larga le aguó el plan, y se robó casi toda la mercadería justo el día anterior. Así, el candidato –no precisamente amigo del kirchnerismo– se quedó sin una de las herramientas con las que buscaba conseguir mejor fortuna en la competencia electoral. O, como se dice en el barrio, lo acostaron.

* Colaboraron: Nora Veiras, Martín Piqué y Adriana Meyer.