Dom 20.11.2005

EL PAíS  › LA VISION MACRISTA SOBRE EL SALTO DE BOROCOTO

Un vuelo sin paracaídas

El pediatra siempre quiso colar en las listas o en un lugar ejecutivo a su hijo Alejandro, aseguran sus antiguos socios. La negativa lo impulsó a hacer contactos con los gobiernos porteño y nacional. El efecto bumerán y los votos que se dieron vuelta y permitieron iniciar el juicio político a Ibarra.

› Por Sergio Moreno

La transfugueada de Eduardo Lorenzo, Borocotó, abrió un debate en el seno de PRO-Compromiso para el Cambio. El macrismo discute, detrás de un cierto temor ante la chance de que le sigan drenando dirigentes, cómo pararse ante la sociedad después del episodio de marras. Hay quien piensa que salieron beneficiados al quedar en el lugar de víctimas de una operación ampliamente repudiada por la dirigencia –a excepción del presidente Néstor Kirchner y de su jefe de Gabinete, Alberto Fernández– y la sociedad. En otro lado están quienes sostienen que el salto de Borocotó modificó radicalmente la situación entre los legisladores porteños que finalmente votaron el inicio de juicio político a Aníbal Ibarra, favoreciendo dicho desenlace, y que eso generará un efecto bumerán que terminará poniéndolos en lugar de verdugos de un dirigente honesto que fue votado dos veces por más del 50 por ciento de los porteños, en cada ocasión.
En las filas del empresario y en el Gobierno de la Ciudad hay una coincidencia notable, y es que el lunes anterior a la votación que finalmente dio inicio al juicio político –sumando 30 votos a favor de dicho proceso–, los sufragios apenas llegaban a 26. “El gobierno (porteño) estaba operando para bajar esos 26 votos a 22 o 23, porque decían que 26 era muy cercano a los 30 necesarios y por tanto, a pesar de no alcanzar, se leería como un gesto de debilidad”, comentaron a Página/12 dos importantes dirigentes macristas. La cifra y la especie fueron confirmadas a este diario por un altísimo dirigente del gobierno citadino.
¿Qué ocurrió, entonces, que, una semana después, la oposición consiguió los 30 votos para iniciar el juicio político? Las fuentes consultadas son contundentes: el “efecto Borocotó” generó una reacción negativa sobre los cuatro diputados que iban a votar contra el inicio del juicio y que cambiaron su sufragio. “Uno de esos votos, era el de Borocotó”, confió a este cronista un alto dirigente macrista que, además, es legislador de la ciudad. “Fíjese en las copias taquigráficas: Borocotó siempre dijo, cuando le preguntaban, que votaría a favor de la institucionalidad de la ciudad. Cuando nosotros lo apretábamos para escuchar una definición, siempre se escapaba por la tangente y volvía con lo de la institucionalidad. Nunca lo contamos como un voto a favor del juicio”, relató la fuente, para quien la maniobra que terminó en la foto con el Presidente y su Jefe de Gabinete y la reacción social desatada posteriormente, cambió la voluntad del médico mediático y de los otros tres legisladores mencionados.

Un poco de historia

Borocotó terminó de cerrar su pase a las filas del gobierno nacional en la primera semana de noviembre. Las fuentes coinciden en que la decisión de Borocotó comenzó a madurarse en el momento mismo en que se negociaban las posiciones en las listas de candidatos para las elecciones del 23 de octubre. Un diputado macrista que habló con Borocotó y con su hijo Alejandro, aseguró a este diario que el médico ex socio del represor Luis Abelardo Patti y de Domingo Felipe Cavallo pidió al gobierno nacional a cambio de su transfugueada la comisión de Salud de la Cámara de Diputados para sí y la titularidad de la Anmat para su hijo, también médico. El confidente relató: “Le dije que no le iban a dar lo que pedía, que ambos sitios están reservados para dos hombres de Ginés (González García, ministro de Salud). Y le dije también que no pegue el salto, que le iba a salir mal. No me escuchó, estaba entusiasmado, me dijo que quería conocer al Presidente, hablar con él”. En el gobierno nacional reconocieron a este reportero que existieron conversaciones previas a la reunión entre el pediatra y el Presidente, pero negaron que le hayan hecho ofrecimiento alguno.
El desenlace, coinciden los contertulios de este diario, reconoce su génesis en la época de construcción de las nóminas de candidatos. Uno de los arquitectos macristas lo relató de esta forma: “Borocotó empezó a negociar su lugar en las listas. Vendía que él era ‘Borocotó S.A.’, que tenía 6 por ciento de los votos. Se lo decía a todos mientras presionaba. Finalmente arregló con Horacio Rodríguez Larreta su lugar número tres en la boleta con Mauricio. No bien arregló, trató de meter a su hijo en las listas de legisladores porteños. Ahí saltó todo el mundo, (Diego) Santilli principalmente. Macri decía ‘¿qué hago? Me está apretando’. Finalmente, se cerraron las listas y su hijo no entró. Entonces empezó a pedir un cargo para el nene. uería un sitio en el directorio de AUSA, algo”.
Los macristas cuentan que el propio empresario estaba preocupado por las presiones que recibían sus dirigentes, que a su vez le transmitían. La segunda línea macrista resistía la presencia de Alejandro Lorenzo, fuera en la lista o en un sitio de la estructura administrativa municipal que le correspondiese a la oposición. Un alto operador de Macri expuso su versión de esos mismos episodios. “Antes de cerrar las listas se puso espeso. rimero fue por la de él: cerró ir tercero. Después empezó a joder con un lugar para el hijo en la lista de legisladores. Ahí se armó el primer conflicto. El tipo amenazaba. No directamente a Mauricio, pero sí a nosotros, a quienes estábamos alrededor de Macri. Borocotó decía que iba a renunciar, que se bajaba si su hijo no era legislador. Después empezó con que quería un cargo para Alejandro (Lorenzo). Se lo negamos. Entonces tuvo el primer contacto con el gobierno nacional...”
Aquí, esta versión difiere de otras dos voces autorizadas consultadas por Página/12. Una de ellas sostiene que ante la negativa de Macri, Borocotó primero golpeó las puertas del gobierno porteño. Si bien no reconocieron los contactos, tampoco los desmintieron; por aquel entonces, en el Palacio Municipal estaban confiados sobre el sufragio del pediatra: eran categóricos cuando decían que estaba “cerrado” y que votaría en contra de iniciar el juicio político a Ibarra. El mismo operador porteño del macrismo mencionado recién relató que, enterado de los contactos entre el ex socio de Patti y el gobierno porteño, un legislador porteño de la bancada kirchnerista informó al respecto en el primer piso de la Casa Rosada. Y que fue entonces que iniciaron la avanzada para cooptar al voluble médico propiciador de la mano dura y homofóbico destacado.
En la Casa Rosada niegan haber efectuado ofrecimiento alguno al sujeto de marras. Y, si bien el Presidente hizo una encendida defensa de Borocotó y de la conversación que ambos mantuvieron en el despacho más importante de Balcarce 50 el pasado jueves 10 de noviembre, uno de sus principales trujimanes reconoció algún grado de equivocación en la maniobra: dijo que la oportunidad había sido mala (fue exactamente un día antes de la primera votación sobre el juicio político, que finalmente se postergó para el lunes siguiente), y que el Gobierno sobrevaloró el hecho político de “comerle” un diputado nacional a Macri.
El alto funcionario sostuvo que jamás le fue ofrecido sumarse al bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados de la Nación.

Caja de Pandora

“Dentro del macrismo nunca pensamos que se iba a ir. Borocotó tenía un cierto protagonismo en la campaña. Y Macri lo tenía como propio, no puro, pero propio. A los peronistas los tiene como aliados; Borocotó era de él”, reflexionó un estrecho colaborador del empresario. El confidente de Página/12 no ocultó sus recelos y temores respecto de una posible reiteración del episodio. “La salida de Borocotó nos dejó la sensación de que te pueden sacar a cualquiera en cualquier momento. No obstante, tiene un costado positivo: quedamos como víctimas de una maniobra oscura”, colige el operador macrista.
Esa no es la única preocupación entre las mesnadas del presidente de Boca. Existe un cierto temor en un sector del macrismo, no en todo, sobre la resolución del juicio político al jefe de Gobierno, ahora en marcha. Las fuentes de dicho espacio sondeadas por este diario recordaron que la actitud de Macri sobre cómo abarcar la tragedia de Cromañón fue cambiando con el tiempo. En enero, tras la catástrofe, intentó voltear a Ibarra y generó un efecto de repudio en la sociedad porteña que le costó bastante revertir. El día anterior a que Borocotó consumase su transfugueada, Macri esperaba obtener muchos votos a favor del juicio, “pegar en el palo”, según la expresión de uno de sus operadores, y marrar, de manera que Ibarra zafase por un pelito y quedara debilitado.
Pero todo cambió con la maniobra del pediatra.
“Se pudrió todo: le puedo asegurar que el lunes anterior había sólo 25 votos por el juicio. Después del salto de Borocotó, todos los legisladores nuestros o ex nuestros que se iban a oponer al juicio entraron en pánico. Pensaron que los iban a catalogar como a él. Se dieron vuelta”, reveló uno de los ingenieros políticos del empresario en la Legislatura.
El sábado siguiente, 12 de noviembre, Macri convocó a una reunión a su staff más cercano en la casa de su padre, Franco. Allí estuvieron Rodríguez Larreta, Santilli, Gabriela Michetti y Santiago de Estrada. Los legisladores le contaron que estaban los 30 votos para iniciar el juicio político a Ibarra. “Macri no lo podía creer –acometió uno de los presentes en dicho encuentro–. El estaba feliz con los 29 votos: perder por uno, dejar a Aníbal (Ibarra) súper débil y seguir sin confrontar. Cuando se enteró de que estaban los 30 votos dijo: ‘Bueno, esperen la votación y después salgan a matar al Gobierno’. Los legisladores se negaron argumentando que no era justo pelearse con Kirchner mientras él se resguardaba de dicha batalla.”
Macri pensaba partir a Europa el día siguiente, domingo 13, un día antes de la votación que finalmente dio inicio al proceso del juicio. No lo hizo. Se quedó en Buenos Aires observando lo que ocurría sin que lo supiesen sus principales colaboradores, a excepción de Rodríguez Larreta. El martes llamó a una conferencia de prensa para replicar las acusaciones de Ibarra y del Gobierno. “La conferencia de prensa fue buena, moderada, pero ya estamos sintiendo que la gente nos está facturando. Esto se pone jodido. La impresión es que la sociedad quiere que haya juicio, pero no quiere destitución. Y nadie sabe cómo saldrá este proceso”, ensayó ante este reportero uno de sus consejeros más cercanos.
Macri está actualmente en Barcelona, adonde viajó para encontrarse con su hija. De allí irán a Italia y luego a Alemania. Rodríguez Larreta se encuentra en Marruecos, con su mujer. Posteriormente también viajará a Alemania. Ambos regresarán el 1º de diciembre. Quizás en esa fecha ya esté definida cuál será la composición de la Sala Juzgadora de Ibarra, si contendrá a los actuales diputados o a los que ingresen el 10 de diciembre. Acorde a ello, Ibarra estará más cerca o más lejos de su destitución.
Para Macri esto ha sido un regalo no esperado. Ahora lo está disfrutando en Europa.

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