Mar 22.11.2005

EL PAíS  › KIRCHNER Y CHAVEZ FIRMARON ACUERDOS Y ACERCARON A VENEZUELA AL MERCOSUR

Cómo abrirle la puerta al tío rico

Ambos mandatarios firmaron acuerdos comerciales por 500 millones de dólares. El presidente argentino calificó el encuentro como un “paso histórico”. Además, Chávez se comprometió a comprar más bonos de la deuda argentina. Venezuela está más cerca de ingresar al Mercosur.

› Por Diego Schurman
Desde Puerto Ordaz

A pesar del calor húmedo, el abrazo fue interminable. En el militarizado complejo Macagua, Néstor Kirchner y Hugo Chávez avanzaron aquí en la incorporación de Venezuela al Mercosur y cerraron acuerdos comerciales por un monto de 500 millones de dólares. “Fue un paso histórico”, calificó el patagónico al encuentro. La foto entre el argentino y el venezolano tuvo un valor político de por sí en la región, teniendo en cuenta la postura que ambos mandatarios sostienen respecto del Area de Libre Comercio (ALCA) que impulsa Estados Unidos. Al finalizar la cumbre, ambos mandatarios anunciaron que Venezuela comprará aún más bonos argentinos (ver aparte).
La celebración no fue con un calipso, el ritmo de cabecera en esta rivera sur del río Orinoco. La música la pusieron las sonrisas y apretones de manos de funcionarios y empresarios que participaron de las tratativas bilaterales.
El primero en desnudar el paso firme hacia la integración plena de Venezuela en el Mercosur fue el canciller de ese país, Alí Rodríguez. “Mirando hacia el sur se abre una senda para formar un mercado. Nuestra integración al mercado común es un hecho”.
Al funcionario de la República Bolivariana poco y nada le preocuparon las trabas arancelarias que pudieran surgir. Recordó que el Mercosur se constituyó hace 20 años y sus países miembros (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) mantienen oscilantes tensiones a la hora del intercambio. En ese sentido, apuntó que más vieja data de tiras y aflojes existe en la Comunidad Andina, que vio la luz hace más de 30 años.
“Nosotros ya establecimos criterios de integración, que son cuatro: complementación económica, cooperación, solidaridad y respeto a la soberanía”, marcó Rodríguez en un hall que devolvía al complejo el calor que el reflejo de un sol abrasador se había llevado. A esa altura, Kirchner y Chávez estaban en otras menudencias: se trasladaban en helicóptero a la represa de Caruachi, casi como una réplica de aquel gesto del venezolano, cuando hizo pie en Ensenada para ver el resurgir de los Astilleros Río Santiago, en donde se construyen dos buques petroleros para la estatal Pdvsa y se programan otros dos más.
¿Por qué se tardó tanto en consolidar este vínculo entre Venezuela, Argentina y Brasil en la región? Lo explican argumentando que mientras unos miraban para Europa otros lo hacían para Estados Unidos. Y que recién ahora se ha puesto el foco en el Sur del hemisferio.
En la confluencia del río Orinoco y el Caroní, se encuentran las principales sedes de las industrias básicas de la provincia de Guayana, por eso todos consideran la ciudad de Puerto Ordaz, limitada por esas aguas, como el centro económico de la región.
La confraternidad entre Chávez y Kirchner supera lo imaginado. Y, obviamente, no se limita a la comida brindada anteanoche en la residencia presidencial. Las avenidas principales y accesos a la ciudad, ubicada a 500 kilómetros de Caracas, se poblaron de carteles con las imágenes de los dos mandatarios. Acompañaban los retratos las banderas de ambos países y una retahíla de lemas, entre ellos “fortaleciendo el sur” y “dos pueblos hermanos”.
Aquí se habla mucho del eje “Caracas-Brasilia-Buenos Aires”, el “eje del bien”, según Chávez, dejando el “mal”, por oposición tácita, en manos de El Mister, como evoca habitualmente al presidente norteamericano George W. Bush, en sus salidas por su programa de TV Aló Presidente. Después de todo, fue diplomático. Días atrás había sido menos diplomático con el jefe de la Casa Blanca. Lo llamó “asesino, genocida y loco”, cuando desde el Norte pusieron en duda la calidad de la democracia en Venezuela.
Bush sabe que su nuevo adversario continental está sentado sobre los petrodólares y su llamado a enterrar el ALCA –exacerbado en la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata– no hizo otra cosa que profundizar los alineamientos de los países del Mercosur. De aquella pulseada también salió lastimado México, a cuyo presidente, Vicente Fox, Argentina y Venezuela apuntaron por su vocería pronorteamericana.
Ayer, en medio de un terreno escarpado, de césped y cemento, todos intentaban bajar decibeles en la puja con Fox, que ya derivó en la retirada de los embajadores. A quien Chávez prometió “espinar”, su ministro Rodríguez procuró absolver. “Es la fase de esperar a que las aguas bajen a nivel normal”. Poco después le dio una mano el ministro de Planificación, Julio De Vido. “Aquí la Argentina tiene una postura de multilateralidad. Si a Argentina le conviene es bueno”, señaló para librar a la foto de Kirchner con Chávez de conjuras y previsibles lecturas políticas.

Obras y petróleo
Hablar de petróleo en estos pagos es como imaginar arena en el desierto. De eso dan cuenta los choferes de ómnibus que erogan precios irrisorios por un tanque lleno, prácticamente comparable con el valor de una botella de agua mineral.
A pesar de las presencias de Aníbal y Alberto Fernández, la cabeza de todas las negociaciones fue De Vido. El ministro de Interior vino a rubricar un convenio para la creación de una Unidad Fiscal de Investigaciones Preliminares contra el Narcotráfico, que unifica los software de las regiones para lograr una base de datos común. Fanático de la informática, gran parte de los avances lo logró intercambiando mails con su par caribeño.
La ausencia de Rafael Bielsa en un encuentro de semejante envergadura fue explicada por el viaje del canciller argentino a China, también provechoso en materia de acuerdos bilaterales. El otro faltazo, aunque con aviso, fue el de Inácio Lula da Silva. La presencia del mandatario brasileño hubiera fortalecido el sesgo regional del encuentro. Pero aquí se le quitó peso y se evitó una explicación formal al traspié.
El omnipresente De Vido, ceñido de una inhabitual ropa sport, participó en el punteo de los acuerdos de industria básica, como el de Sidor, del grupo Techint, con el Estado venezolano; en los contratos de montacargas para los ministerios de Defensa y Salud caribeños y el Centro Simón Bolívar; y en la rehabilitación de la represa hidroeléctrica de Macagua, a cargo del grupo Pescarmona.
El ministro de Planificación buscó ajustar la versión sobre la construcción de un formidable gasoducto desde Caracas a Buenos Aires. Aseguró que lo resuelto aquí son estudios de prefactibilidad técnica para establecer costos y etapas. Se estima que son 6 mil kilómetros de caños que, empalmando con otros gasoductos existentes en la región, unirán ambos países. A los ojos venezolanos es un proyecto más ambicioso que el “anillo energético” de Perú. “Se trata de un polo energético”, enfatizó el canciller Rodríguez en una rueda de prensa.
El proyecto puede “pagarse sólo”, según estiman en ambos países. Aunque De Vido reconoció interés del BID para financiarlo. ¿Cuál es el costo? Estiman que está en el orden de unos 4 mil millones de dólares.
Este y otros avances quedaron rubricados en un documento final que Chávez y Kirchner, junto a funcionarios de distintas carteras, dieron a conocer a media tarde luego de sucesivas reuniones y mesas de trabajo conjuntas.

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