La semana que viene, con su mejor traje, Carlos Menem levantará su mano para jurar como senador nacional. En alguna ocasión minimizó los cargos electivos y su probable postulación diciendo que “quien fue Papa no puede ser obispo”. Desde el 10 de diciembre será obispo. No es un desconocido para nadie. Tampoco lo son las numerosas causas judiciales que acumuló durante los diez años que estuvo en la Rosada. Hace pocos días no faltó el miembro del oficialismo que lo encuadrara en la agrupación “Necesito Los Fueros”. Anteayer los abogados Marcelo Parrilli y Antonio Luirgo le reclamaron a la Justicia que no le permita asumir “por carecer del mínimo de moralidad”. En todos los medios también se consignó el cruce verbal entre Jorge Yoma y el diputado Adrián Menem. Yoma le había pedido a Menem que le evitara a La Rioja la vergüenza de tener un senador con una condena penal. El sobrino del ex presidente respondió que Yoma “era un felpudo de Cristina Kirchner”. En el lugar en el que por excelencia se discute la política el reglamento ocupó el centro del altar.
“No hay ninguna impugnación en la comisión por lo que propongo aprobar la totalidad de los pliegos de los senadores electos en la última elección”, dijo Cristina Fernández de Kirchner al dar por iniciada la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales. Todo el interés de los medios estaba puesto en qué haría el oficialismo ante los cuestionamientos que en la Justicia pesan sobre Carlos Menem. Llegó el momento del debate, nadie dijo nada. La comisión quedó en reunirse el martes que viene antes de la jura de los nuevos senadores a la espera del resultado definitivo de la provincia de Buenos Aires y de la llegada del pliego de los senadores suplentes por Formosa.
Minutos antes, frente a las cámaras televisivas Eduardo Menem señaló que “estaba avergonzado por Jorge Yoma ya que sucesivamente fue menemista, delasotista, ruckaufista, duhaldista y ahora kirchnerista. Además cambió su candidatura a senador por un pliego como embajador en México”. El día anterior, Yoma le había pedido a Carlos Menem que “le ahorre a La Rioja la vergüenza de ocupar una banca con una condena penal”. Cuando llegó el momento de aprobar los pliegos, Yoma no estaba en la reunión. Arribó cuando el tema estaba cerrado. Cuando Eduardo Menem pidió la palabra se pensó que lo haría para salvar el nombre de su hermano tan cuestionado en los días anteriores. Pero se limitó a decir que “por razones de parentesco” se abstendría a la hora de votar el pliego de Carlos. Más allá de las cuestiones legales, no hubo ningún debate político. Los senadores demostraron que una cosa es hablar ante los medios de comunicación y otra cuando tienen que votar alguna iniciativa.