EL PAíS
En la Rosada siguen con atención las diferencias en el radicalismo
Cerca de Kirchner consideran que hay radicales afines con los que pueden alcanzar acuerdos. Pero la nueva conducción de la UCR es opositora. Apuestan a una futura coalición.
› Por Martín Piqué
Lo más importante fueron las reacciones internacionales. Las declaraciones que venían de Washington, Madrid o las capitales del G-7. La semana pasada, en el Gobierno analizaron con ansiedad las repercusiones del pago anticipado al FMI. Pero no sólo miraron hacia el exterior. En el gabinete, muy cerca de Néstor Kirchner, hubo quienes aprovecharon la decisión de usar parte de las reservas del Banco Central para saldar las cuentas con el Fondo para cotejar las reacciones de los distintos actores de la oposición. Y el resultado los dejó satisfechos. “Hay que estar atentos a lo que está pasando con el radicalismo”, dijo un ministro a Página/12 con cierto aire de misterio. Se refería a las diferencias que siguen apareciendo dentro del partido centenario.
El jueves, durante el anuncio del pago por anticipado al Fondo, estuvieron todos los gobernadores del radicalismo. Habían sido invitados por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Estuvieron Julio Cobos (Mendoza), Miguel Saiz (Río Negro), Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Arturo Colombi (Corrientes) y Roy Nikisch (Chaco), quienes le dieron al acto el perfil institucional que seguramente buscaba Kirchner. También asistieron los intendentes Gustavo Posse (San Isidro) y Enrique “Japonés” García (Vicente López). Al igual que Cobos, Posse y García mantienen desde hace tiempo una muy buena relación con el Presidente.
La presencia de estos dirigentes radicales agradó mucho al Gobierno. Pero no fue sólo un acto de presencia. También hicieron declaraciones públicas en apoyo a la decisión oficial. “Es una decisión acertada en la medida en que sólo se toman las reservas de libre disponibilidad”, dijo Cobos. “Es un anuncio importante. Esto nos posiciona de otra manera en el Mercosur en una situación muy similar a la del Brasil. Además, esto permite no estar condicionados por aquellos que en un momento determinado concedieron los préstamos y después nos quieren imponer recetas que en la Argentina lamentablemente fueron nefastas”, aseguró Saiz.
Un dato revelador fue lo que dijo Nikisch, quien consideró “importante” la decisión de pagar al Fondo. Su opinión no concordó demasiado con el tono crítico que exhibió su antecesor, el hoy diputado Angel Rozas. También se notó una notoria diferencia entre la opinión de Cobos y la del titular del Comité Nacional de la UCR, el también mendocino Roberto Iglesias. “Se decidió pagar deuda barata. No cambia ni para bien ni para mal. Los problemas de desocupación van a seguir igual”, opinó Iglesias.
Estas diferencias no pasaron desapercibidas en la Rosada. En el Gobierno las interpretaron como un síntoma del estado de asamblea que reina en el radicalismo. En el análisis oficial, de un lado están los gobernadores, y del otro el tándem Iglesias-Rozas, que intenta recomponer al partido desde una posición opositora y, acaso, de centroderecha. El panorama no hace más que reforzar las ilusiones del kirchnerismo de sumar a una parte de la estructura radical. Para Kirchner es toda una tradición. Vale recordar que a principios en los ’80 se propuso pelear la intendencia de Río Gallegos con un frente que asociara a peronistas con sectores del radicalismo.
La atención con que el Gobierno sigue a los gobernadores radicales tiene varias razones. Algunas de mediano plazo, como el deseo de integrarlos en una futura coalición, y otras mucho más urgentes: el miércoles próximo, el Congreso deberá tratar el decreto presidencial que modifica tres artículos de la Carta Orgánica del Banco Central para crear las reservas “de libre disponibilidad”. Kirchner quiere que la decisión tenga el mayor apoyo posible, en búsqueda de legitimidad.
En el Gobierno son conscientes de que la autoridad natural para resolver en materia de deuda externa debería ser el Congreso. Por eso quieren que los diputados y senadores “ratifiquen en forma explícita” la decisión que tomó el Ejecutivo.
La cuestión no será tan fácil. Y el Gobierno necesitará de algunos votos radicales, como pasó en el debate sobre el Presupuesto y la prórroga delos impuestos. La ayuda podría venir, otra vez, de los “comparreligionarios”.