Mar 20.12.2005

EL PAíS  › HOMENAJE A LOS CAIDOS EN DICIEMBRE DE 2001

Una marcha para no olvidar

Ex piqueteros y organizaciones sociales, de sesgo kirchnerista, marcharon desde el Congreso hasta Avenida de Mayo y Perú. Recordaron a los muertos por la represión de Fernando de la Rúa.

› Por Miguel Jorquera

Fue la primera de las marchas previstas para conmemorar la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 que provocó la caída de Fernando de la Rúa, y tuvo un sesgo kirchnerista. Las organizaciones Barrios de Pie, Martín Fierro, Frente Barrial 19 de Diciembre, Venceremos y el Partido Comunista Congreso Extraordinario marcharon desde el Congreso hasta la esquina de Avenida de Mayo y Perú. En su recorrido homenajearon a varios de los asesinados por la represión policial que cayeron heridos de muerte en la calle, en medio de su intento por llegar hasta Plaza de Mayo para protestar contra la política económica del gobierno aliancista.
“A bancar, a bancar, al gobierno popular”, fue una de las consignas más reiteradas por los manifestantes, lo que dejó en claro la postura de los convocantes frente al gobierno del presidente Néstor kirchner. La compacta columna que abarcaba más de una cuadra sobre Hipólito Yrigoyen partió desde la Plaza del Congreso a las siete de la tarde, una hora después de lo previsto, y se estiró muchos metros más cuando comenzó a marchar ocupando la mitad de la calzada sobre Avenida de Mayo. “Los asesinados el 19 y 20 de diciembre de 2001, presentes en nuestra nueva Argentina”, rezaba el cartel que encabezaba la marcha. Detrás, las pancartas que identificaban a las distintas organizaciones y entre ellas las banderas de los países del Mercosur, sumadas a las venezolanas, cubanas y la boliviana, como símbolo de apoyo al triunfo electoral de Evo Morales.
La primera parada fue en la esquina de Avenida de Mayo y Tacuarí. Allí, junto a la placa que sobre la vereda recuerda dónde cayó muerto Gastón Riva, el 20 de diciembre de 2001, depositaron una ofrenda floral y una dirigente de Barrios de Pie dejó claro la postura sobre aquellas jornadas “donde se echó al gobierno cipayo y vendepatria de Fernando de la Rúa”. La oradora reivindicó las características “populares” del gobierno de Néstor Kirchner, el avance de la unidad latinoamericana y política oficial “contra el Fondo Monetario Internacional”. Antes de continuar la marcha, un grupo de militantes quemó frente a las cámaras de televisión y los fotógrafos una pequeña bandera estadounidense de papel.
Los manifestantes habían ocupado todo el ancho de Avenida de Mayo y en la esquina de Chacabuco rindieron homenaje a Gustavo Benedetto, el joven que cayó muerto por las balas que salieron desde la sede de la sucursal bancaria del HSBC. Otros de los oradores volvió a diferenciar aquellos días de protesta callejera con los que “se viven” durante el gobierno kirchnerista, al que llamaron a “defender en las calles y dar pelea contra quienes aumentan los precios y por la recuperación del país”. La respuesta de los presentes fue con otra consigna de reminiscencias setentista: “Patria si, colonia no”.
La marcha continuó hasta la esquina de Perú, donde volvieron a dejar otras ofrendas florales como homenaje simbólico al resto de los asesinados esos días de diciembre de 2001. Allí un grupo de Madres de Plaza de Mayo y los trabajadores del hotel Bauen se habían sumado a los homenajes y la oradora fue la hija de Jorge Cárdenas, el hombre al que una bala hirió de muerte en las escalinatas del Congreso cuando las protestas populares llegaron al palacio legislativo. Los manifestantes terminaron ahí su recorrida, que tenían pensado prolongar hasta la Plaza de Mayo, donde la Federación Universitaria de Buenos Aires realizaba un festival de rock and roll para recordar también aquel diciembre de 2001.
Después de insistir con consignas de apoyo al gobierno de Kirchner, los manifestantes terminaron el acto cantando el Himno Nacional. Tal vez contagiados por sonido rocanrolero que llegaba de la plaza, los más eufóricos entonaron las estrofas finales de la canción patria –las que llaman a juramentar morir con gloria– en medio de un impresionante pogo, los saltos con que los jóvenes acompañan habitualmente la música en los recitales. Allí, también lanzaron bombas de estruendo, prendieron fuegos artificiales y hasta algunas pequeñas bengalas a sólo 50 metros de la sededel gobierno de la ciudad, vallado desde otro diciembre trágico: el de Cromañón.

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