EL PAíS
La relación de Cristina Kirchner con Scioli anda de mal en peor
En la sesión de ayer, la primera dama le hizo varios reproches.
Su enojo era por una información en la que aparecía quitándole un lugar en la Comisión de Justicia al socialista Giustiniani.
› Por Eduardo Tagliaferro
El debate por el Presupuesto 2006 languidecía cuando Cristina Fernández de Kirchner pidió la palabra. Con un tono mucho más pausado que el habitual, con un enojo mucho más profundo que el que suele mostrar en algunos debates, la primera dama se apartó de la discusión de la ley de leyes para presentar una cuestión de privilegio por lo que calificó como un “operación de prensa destinada a descalificarla”. La senadora desmintió que ella hubiera pedido integrar la Comisión de Justicia para desplazar al senador socialista Rubén Giustiniani. Responsabilizó al titular del cuerpo, el vicepresidente Daniel Scioli, por no “cuidar que se propalen hechos falsos” en los que siempre aparece “vinculada la presidencia del cuerpo”. La senadora fue sumando cuentas atrasadas. Se mostró indignada porque Scioli no aclaró en ningún momento los supuestos gritos que ella le habría dedicado cuando decidió realizar un homenaje al ex senador Eduardo Menem. Incluso se acordó del error del vicepresidente cuando, al convocarla a prestar juramento, la llamó “la senadora por Santa Cruz”, aunque admitió que pudo haber sido involuntario. De hecho, luego de la sesión de jura, Scioli se comunicó con la primera dama para disculparse por la gaffe. Pese al gesto, en el entorno de la senadora sostienen que ella sigue con dudas.
Todos los presentes enmudecieron. Desde el estrado Scioli habló de la dinámica de los hechos, explicó que los medios hacen sus propias interpretaciones y comentó que “el senador Pichetto –yo estaba con él– le ha hecho llegar al senador Giustiniani la voluntad política de que, en caso de que así fuera su voluntad, participe de la Comisión de Justicia”.
Scioli le cedió la palabra al secretario parlamentario, Juan Estrada, quien reconoció la existencia de un dictamen designando a Cristina Kirchner miembro de esa comisión. Giustiniani había renunciado a la comisión en abril de 2004. Funcionarios del cuerpo comentaron a este diario que, por las urgencias de las discusiones de la agenda parlamentaria, la renuncia nunca fue tratada. El 13 de diciembre un decreto firmado por Scioli dio cuenta de la conformación de la comisión, incluyéndolo a Giustiniani. Un posterior decreto, en este caso del 20 de diciembre, reemplaza a Giustiniani por Fernández de Kirchner.
El secretario parlamentario –el encargado de redactar el decreto– admitió el error del primer decreto, dio vagas explicaciones y se refugió en una cita de Miguel de Unamuno para referirse a las supuestas suposiciones periodísticas que se ocultan detrás de los hechos. Apenas finalizada la sesión, Estrada desmintió que le hubiera presentado la renuncia a Scioli.
En diálogo con este diario, el titular del bloque, Miguel Angel Pichetto, señaló que “hubo un error involuntario de la secretaría parlamentaria. Pero que no se le puede achacar mala fe”. También destacó que “a partir del malentendido hubo intención de perjudicar a Cristina Fernández de Kirchner”. No quiso precisar quiénes pretenden dañar la imagen de la senadora, pero se suponía que se refería a los medios de comunicación. El jefe del bloque oficialista admitió que “de manera informal fue informado de la renuncia de Giustiniani, pero que de manera alguna pidió su reemplazo por Fernández de Kirchner”. La aclaración no es menor, ya que el decreto cita una supuesta comunicación del bloque mayoritario. Precisamente sobre este tema, Fernández de Kirchner puntualizó que si la nota del bloque mayoritario no existió, el decreto cae en la figura de “falsedad ideológica”.
“Espero que las equivocaciones respecto de mi persona, que sé que quizá fueron de buena fe, como las de a quién represento ahora y a quién representaba antes, y este presunto enojo que, de verdad, nunca existió, por el homenaje a un senador, ya que yo estaba en Calafate, y sin embargo usted nunca desmintió, no impliquen que se me dé un trato especial sino el mismo que se les da al resto de los senadores y senadoras de esta casa”, le lanzó Cristina Kirchner a Scioli.
Las cosas estaban claras; las facturas, sobre la mesa. La senadora adelantó que espera explicaciones y es evidente que detrás de la saga de malos entendidos hay una silenciosa pero fuerte interna política. De un lado y en soledad, Scioli se refugia en el bajo perfil. Desde su oficina comentó que “sólo pueden esperar de mí prudencia, trabajo y dedicación”.