EL PAíS
› LOS RADICALES FINALMENTE HARAN SU DEBATE INTERNO
En las sierras, a fin de mes
El presidente de la UCR anunció un encuentro nacional del partido para definir la relación con el Gobierno y qué hacer si hay elecciones. Se esperan duras críticas y peleas.
Con algún paisaje cordobés de fondo y un clima ambiental de calentito para arriba, la UCR finalmente hará el próximo 28 y 29 de junio su gran debate interno en el que definirá su relación con el gobierno de Eduardo Duhalde y su perfil de cara a las próximas elecciones. Asediado por los cuestionamientos, el presidente del radicalismo, el chaqueño Angel Rozas, llegó a definir el encuentro como “una refundación” partidaria y anticipó que se analizará cómo la dirigencia debe iniciar “una etapa de reconciliación con la sociedad”. Las facturas a pasar son varias y no hay quien se salve, empezando por el ex presidente Raúl Alfonsín y sus aliados. “Tienen que dar un paso al costado los que han fracasado rotundamente y en varias oportunidades”, reclamó el gobernador de Mendoza, Roberto Iglesias, uno de los que vienen pidiendo cambios.
Hará unos dos meses que la UCR hizo eclosión: varios dirigentes anunciaron que consideraban terminada cualquier alianza con Duhalde y exigían que el radicalismo retomara el rol opositor. En principio, ese nuevo perfil tenía que demostrarse con una actitud combativa en el Congreso. Pero como Alfonsín y la UCR bonaerense seguían sosteniendo la necesidad de apoyar la endeble estructura de la gestión duhaldista, se optó por una fórmula intermedia: la UCR facilitó quórum en una señal de “apoyo institucional”, pero votó en contra de los últimos proyectos que envió el Ejecutivo como demostración de “autonomía política”.
Pero ahora, luego del escándalo provocado por la senadora rionegrina Amanda Isidori durante la derogación de la Ley de Subversión Económica, hay algunos a los que eso no les alcanza. De ahí la decisión de la conducción del Comité Nacional que encabeza Rozas de llamar a un gran plenario para fin de mes, cuestión de canalizar en un ámbito institucional toda la bronca que anda dando vueltas. “La UCR hoy está muy confundida. Aparece frente a la sociedad con opiniones diversas y tenemos que encontrar un rumbo que nos identifique”, admitió el gobernador del Chaco, que no la tuvo nada fácil desde que asumió. Primero, Rozas intentó una gestión de bajo perfil como autocrítica al caótico fin del gobierno de Fernando de la Rúa, pero las críticas internas lo obligaron a cambiar de rumbo. “El Comité Nacional tendrá que horizontalizar su debate”, adelantó.
El encuentro tendrá como sede una localidad de Córdoba que todavía no está definida. Por estos días, la conducción de la UCR elabora un documento con diversos puntos que serán la base de las discusiones que se desarrollarán en el plenario. Con todo, será muy difícil encauzar el debate que desde hace meses se viene cocinando a fuego lento. El gobernador Iglesias exigió la renovación del radicalismo a nivel nacional. “Un partido que no tiene vocación de poder y lo único que sabe es acomodarse para calentar algún lugar, alguna banca, no sirve”, sostuvo.
Son varias las peleas cruzadas internas que seguramente van a provocar más de un momento tenso durante el plenario. Por ejemplo la que protagonizará el gobernador de Río Negro y uno de los vicepresidentes de la UCR, Pablo Verani, con quienes pidieron su expulsión luego de la sorpresiva actitud de la senadora Isidori, quien abandonó su banca para que el PJ pudiera votar la derogación de una ley que reclamaba el FMI. Verani les dijo de todo –“calzonudos, llorones”– a quienes pidieron su desafiliación como el senador chubutense Juan Passo y el titular del Comité Provincia, Federico Storani. Precisamente, a Storani y a otros dirigentes que lanzaron una línea interna “progresista”, Angel Rozas los tiene entre ceja y ceja porque cree que boicotean su mandato. También están los rebeldes que piden la cabeza de quienes pergeñaron el acuerdo estratégico con Duhalde, con Alfonsín y el diputado Leopoldo Moreau al frente, hoy víctimas de las peores acusaciones.
Rozas espera no perderle el pulso a la discusión al mantener la premisa de “refundar” al partido. “Queremos un radicalismo realmente democrático”, explicaban cerca del chaqueño. “La intención es que a partir de ahora, lo que el partido resuelva, todos estén obligado a cumplirlo. El que quiera seguir siendo radical, bien. El que no, tendrá que irse”, agregaba. Esdecir, basta de actitudes autónomas y unificación de discurso, de forma que los afiliados sepan bien si pertenecen a un partido oficialista o a uno opositor. “Lo de Verani no nos puede volver a suceder”, resumían.