Funcionarios de la Cancillería admitieron que Argentina propuso al gobierno uruguayo la reubicación de las plantas de celulosa “unos kilómetros al sur” de Fray Bentos, donde actualmente se construyen, tal como lo adelantó Página/12 en su edición del domingo. El subsecretario de Integración Económica, Eduardo Sigal, reconoció la existencia de la propuesta pero dijo desconocer si Uruguay aceptaría el traslado de las papeleras. Sin embargo, la posible solución no entusiasma a los ecologistas entrerrianos que denunciaron la construcción de una tercera papelera en la localidad de Durazno, lejos de la costa, pero cuyos desechos también terminarían en el río Uruguay.
“Hemos planteado concretamente que un traslado (de las papeleras) hacia unos kilómetros al sur no nos estaría afectando, de acuerdo con las corrientes, tanto hídricas como de los vientos”, explicó Sigal en declaraciones radiales que luego ratificó ante este diario. El subsecretario de la Cancillería consideró que, en caso de que Uruguay acepte la iniciativa argentina, el traslado debería concretarse “rápidamente porque las inversiones que realizan las empresas para instalar las plantas son cada vez más onerosas”. Con todo, dijo que desconocía si el gobierno uruguayo aceptó la propuesta o al menos su discusión.
Sigal también evaluó que el costo que demandaría ese eventual traslado de las papeleras –para evitar el impacto ambiental sobre la ciudad entrerriana de Gualeguaychú– podría afrontarse “con el aporte de distintos organismos internacionales” y manifestó que tampoco está al tanto sobre la posibilidad de que Argentina destine dinero para ese fin.
Pero la propuesta no termina con las dudas de los ambientalistas entrerrianos que impulsan cortes de 48 horas el próximo fin de semana, en medio del recambio turístico quincenal, sobre la ruta 136 que lleva al puente internacional que une Gualeguaychú con Fray Bentos. Andrés Rivas, miembro de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, dijo no estar seguro que la relocalización de las papeleras implique un menor daño ambiental en la zona y opinó que –para disminuir ese riesgo– deberían trasladarse las fábricas “unos 150 kilómetros hacia el interior de Uruguay”.
Pero el ambientalista advirtió sobre un nuevo proyecto uruguayo para instalar una tercera papelera de empresarios suecos en la localidad de Durazno, que, a su entender, “afectaría también al río Uruguay”.
Los negociadores argentinos que propusieron “informalmente” el traslado en medio de las negociaciones tampoco son muy optimistas. En la búsqueda de salidas técnicas alternativas, los negociadores uruguayos “nunca nos explicaron el por qué de la elección de la ciudad de Fray Bentos para instalar las papeleras”, confiaron a Página/12. “Una ubicación que genera un escozor político de largo aliento entre ambos países”, insistieron.
Los resultados a los que arribaría el Grupo Técnico mixto, que debe presentar su informe el 31 de enero, también distan de ser alentadores para la Cancillería argentina. Una opinión que el director general de Asuntos Ambientales, el embajador Raúl Estrada Oyuela, sustenta en “la falta de suministro de parte de las autoridades uruguayas de la información técnica sobre las papeleras” Botnia y Ence. “Sin estos datos, es muy probable que no haya un informe único sino dos conclusiones diferentes”, pronosticó Estrada Oyuela a Página/12.
Los datos que manejan los diplomáticos argentinos están basados en experiencias internacionales de las plantas de Ence en Pontevedra, España, y de Aranco en la región chilena de Valdivia. Y no saben si los uruguayos incorporarán, según los negociadores de nuestro país, “las dificultades que ya habría ocasionado a la pesca de la zona de Colonia una papelera de tamaño mucho menor a las que se prevén construir en Fray Bentos”. Por ahora las mayores expectativas de arribar a una solución están puestas en una posible reunión entre los mandatarios Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez cuando coincidan en la asunción de Evo Morales como presidente de Bolivia.