Como para sentirse que tiene un lugar en el mundo, y sin que nadie se lo reclamase, el Fondo Monetario Internacional aseguró ayer que seguirá involucrado en la marcha de la economía de Brasil y de la Argentina, incluso después de que estos dos países cancelaron su deuda con el organismo financiero. “Una relación que no es de préstamo no cambia el hecho de que seguimos teniendo una relación con el país en el marco de las obligaciones de la membresía” con el Fondo, dijo en conferencia de prensa Thomas Dawson, vocero del organismo.

Interrogado acerca de eventuales modificaciones en las relaciones con la Argentina y Brasil después de que ambos países cancelaron su deuda con el Fondo, Dawson respondió con el ejemplo de Rusia, que también pagó anticipadamente sus obligaciones por unos 3300 millones de dólares estadounidenses en enero del 2005. “Cuando Rusia pagó, seguimos teniendo una relación estrecha y un involucramiento” con las autoridades de Moscú, “incluyendo el derecho a opinar para señalar nuestro punto de vista en la marcha de la economía” rusa, ejemplificó.

Dawson sostuvo que el FMI en cierto modo aguardaba que los países deudores comenzaran a cancelar sus obligaciones con el organismo, al estar en condiciones de hacerlo. “Hay elementos cíclicos en esto. Si se tiene una economía global que creció fuertemente durante un número de años, uno esperaría que suceda eso”, es decir “que la exposición del Fondo decline”, sentenció.

El Fondo es “una institución que presta dinero a países que entran en dificultades a menudo por problemas generales en la situación de la economía global, y cuando la economía mejora nuestro deseo es que nos paguen”, agregó. En referencia a Brasil, adonde estuvo esta semana de visita el director gerente del FMI, Rodrigo Rato, Dawson dijo que, después de la cancelación de la deuda, “tenemos responsabilidades de supervisión con Brasil y una variedad de arreglos de cooperación, como un centro de entrenamiento en Brasilia”, dijo. De la Argentina, no dijo nada.