EL PAíS › URUGUAY FUE EL TEMA QUE DOMINO EL ENCUENTRO PRESIDENCIAL DE KIRCHNER Y LULA
La rebelión uruguaya, con Paraguay con ganas de seguir esos pasos, sacudió a los socios mayores del Mercosur. Kirchner y Lula enviaron señales de que se ocuparán de sus socios menores. Quieren evitar fugas hacia acuerdos con Estados Unidos. Incomodidad con Tabaré Vázquez.
› Por David Cufré
Desde Brasilia
Cuando Néstor Kirchner y Lula da Silva pactaron a fines de noviembre pasado su encuentro de ayer en Brasilia jamás imaginaron que el tema central de la agenda sería Uruguay. El conflicto por las papeleras no había alcanzado la dimensión que tomó a esta altura y, sobre todo, el gobierno de Tabaré Vázquez no había sacudido las bases del Mercosur con sus coqueteos con Estados Unidos. Si Uruguay sellara un tratado de libre comercio con la mayor potencia mundial quedaría automáticamente fuera del bloque regional, y éste, herido de gravedad. Argentina y Brasil tenían hasta ahora el monopolio de poner en riesgo el proceso de integración. Es toda una novedad que la nueva crisis haya surgido de uno de los socios pequeños, justamente cuando los grandes más esfuerzos hacen –al menos discursivos– para consolidar un bloque potente a escala sudamericana.
Las cancillerías argentina y brasileña tuvieron que trabajar hasta la madrugada de ayer para diseñar la respuesta política al desafío uruguayo. Corrían contrarreloj: Kirchner y Lula se juntarían a las 11 de la mañana y para entonces debían tener delineada cuál sería la mejor estrategia a seguir. “Si hacemos una declaración que Uruguay y Paraguay puedan interpretar como que les estamos diciendo cómo deben moverse, la vamos a embarrar más”, advertían sobre lo delicado de la situación los funcionarios argentinos.
Al mismo tiempo, su fastidio con Tabaré era inocultable. Kirchner comparte el sentimiento, según cuentan sus voceros. Le molesta que sea nada menos que el líder de una fuerza como el Frente Amplio el que lastime la corriente integradora que moviliza a la región y, de ese modo, le haga el juego a Estados Unidos. Además, el Presidente asume ese proyecto como propio y está decidido a llevarlo adelante. El triunfo de Evo Morales en Bolivia, de Michelle Bachelet en Chile y la futura incorporación de Venezuela como socio pleno del Mercosur completan el cuadro, que la administración Bush mira con desconfianza.
Por eso mismo, no hubo amenazas ni confrontación con Uruguay en los discursos de Kirchner y Lula al término de su entrevista de casi dos horas. Los mensajes fueron componedores y, aún más, autocríticos. El plan de aplacar tensiones tuvo otra explicación: evitar que el gobierno de Tabaré pudiera sacar rédito político interno de una agudización de la crisis. Según los funcionarios argentinos, tanto el conflicto por las papeleras como la decisión de Montevideo de analizar un eventual acuerdo con Estados Unidos, denunciando al Mercosur de ineficiente, generaron un clima de fuerte apoyo popular hacia el Ejecutivo del país vecino. “No es momento para reproches. Sería un bumerán”, describieron.
El primero en hacer su declaración tras la cumbre fue Lula. El eje de su exposición fue ratificar la voluntad integradora de su país y, en ese contexto, hizo varias alusiones a los problemas con Uruguay. “Brasil y Argentina tenemos conciencia de nuestra responsabilidad en la integración regional. Queremos que nuestros socios del bloque estén activamente enganchados en ese proceso”, dijo, por ejemplo. “Tengo conciencia –insistió– de que necesitamos trabajar para que nuestra integración económica sea mutuamente benéfica.” Y al final fue todavía más directo: “Sabemos que poseemos las mayores economías de nuestro continente y necesitamos ser generosos con nuestros hermanos más pequeños”.
Kirchner les puso nombres a esas palabras. “En Uruguay y Paraguay se fortalecen posturas críticas al Mercosur en función de lo que se considera una desatención” de sus intereses, describió. “Es necesario que nos aboquemos en un ejercicio conjunto para atender esos reclamos manteniendo una actitud solidaria”, afirmó. “El Mercosur debe dotarse hacia su interior de lo que reclama hacia afuera: la atención de las asimetrías y las dificultades que la integración crea en las economías de menor escala”, remató. Esa declaración fue tanto un gesto hacia los socios más chicos del bloque como un reclamo a Brasil. En ese sentido, Argentina aprovechó los desajustes con Uruguay para insistir en sus demandas a la potencia del bloque de un mayor equilibrio en el intercambio comercial (ver página 4).
La delegación argentina ofrecía dos interpretaciones de cuáles son las causas que originaron la controversia con Uruguay en torno al Mercosur. Una de ellas es que el gobierno de ese país utiliza sus contactos con Estados Unidos para presionar a Brasil y Argentina. Sería una forma de hacer notar su presencia –siempre olvidada– en el bloque y empezar a exigir una solución a sus planteos. Si éste fuera el caso, los funcionarios confían en que las señales pacifistas de Kirchner y Lula serán bien recibidas en Montevideo. La otra lectura posible es que Tabaré está tomando partido por los sectores de su gobierno que se inclinan hacia la derecha. El ministro de Economía, Danilo Astori, encarna esa línea.
La primera hipótesis tiene más consenso entre los acompañantes de Kirchner. Dicen que de otra manera no se explica que el ministro de Ganadería uruguayo, José Mujica, un ex tupamaro, haya dicho que “el Mercosur no sirve para un carajo”.
“Somos parte de una sociedad estratégica, que implica tener claros y acordados los principios, los objetivos y los instrumentos. Los tiempos son propicios. Depende de nosotros aprovecharlos y comprender que individualmente será mucho más difícil”, destacó Kirchner en su discurso, en otro de los párrafos dedicados a Uruguay. El Presidente fue muy enfático en defender la alianza continental. Así también lo expresó en una visita que hizo al Congreso –un edificio majestuoso, como la mayoría en Brasilia–, adonde fue recibido por la Asamblea Legislativa. “El mundo espera que la Argentina y Brasil posibiliten la construcción en Sudamérica de un actor internacional acorde con la nueva escala”, indicó. Pero también remarcó: “Nosotros entendemos la integración regional como un trabajo arduo, constante y complejo”. Las pruebas están a la vista.
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