EL PAíS • SUBNOTA
El presidente uruguayo dijo que a su gobierno y a su pueblo “no lo van a patotear”. En principio hablaba de una protesta de Greenpeace, pero también fustigó los cortes en la Argentina. La Cancillería argentina replicó con firmeza. Sigue la crisis y no hay diálogo Kirchner-Tabaré.
› Por Laura Vales
El presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez, quebró el silencio sobre el conflicto por las papeleras con una dura reacción ante las protestas argentinas. “A este gobierno y a este pueblo no lo van a patotear”, dijo en declaraciones a una radio de Montevideo, luego de que los activistas de Greenpeace frenaran durante algunas horas la construcción de una de las plantas de celulosa. La réplica del primer mandatario se originó en ese episodio pero, por su tono y contenido, terminó excediéndolo. “No le vamos a permitir a Greenpeace ni a nadie que viole los derechos de los ciudadanos en Uruguay”, sostuvo Tabaré. “No vamos a permitir que haya cortes de ruta. Somos un país libre, democrático, soberano e independiente. Por eso no vamos a tolerar que nadie de afuera venga a marcarnos la cancha en cuanto a lo que tenemos que hacer.”
Desde que, en diciembre, los vecinos de Gualeguaychú intensificaron las acciones contra las plantas de Ence y Botnia, la expresión de las tensiones entre la Argentina y el Uruguay se había mantenido limitada a las cancillerías y las segundas líneas de cada gobierno. Aunque las diferencias se profundizaron, los funcionarios especulaban con que Néstor Kirchner y Vázquez tendrían todavía una chance de discutir cara a cara una salida, cuando coincidieran en Bolivia para la asunción de Evo Morales. Sin embargo, el lunes, los voceros del gobierno uruguayo anunciaron que Vázquez no iría a la jura. Luego, el presidente salió a hacer sus declaraciones. Entrevistado por AM Libre, dijo:
- “No vamos a permitir, no por la represión sino por el diálogo, que haya cortes de ruta. Es que hay mucha gente que veranea en esta época, pero también hay gente que trabaja, que se desplaza para ver familiares, para atender enfermos, algunos jóvenes lo hacen para estudiar. Ellos tienen todo el derecho a poder transitar en un país que actúa con respeto, con tolerancia, en plena libertad y en democracia”.
- “No vamos a permitir que nadie de afuera venga a solucionar los problemas de los uruguayos. Los problemas que tenemos los uruguayos los resolvemos entre los uruguayos. (...) No vamos a tolerar que nadie, de afuera, venga a marcarnos la cancha en cuanto a lo que tenemos que hacer”.
- “No le vamos a permitir a Greenpeace ni a nadie que viole los derechos de los ciudadanos en el Uruguay. En el camino del diálogo pueden estar manifestando, cosa que están haciendo a través de los medios en nuestro país. Lo han hecho libremente y nadie les ha dicho nada, pero de ahí a que por la fuerza quieran llevarnos por delante, no lo vamos a permitir”.
- “El Uruguay y los uruguayos nunca hemos permitido que nos patoteen. A este gobierno y a este pueblo no lo van a patotear”.
Paradójicamente, varios de los párrafos de su discurso recordaron el estilo con que Kirchner contestó a las presiones norteamericanas por el ALCA en la Cumbre de las Américas. “No queremos que nos vengan a patotear”, había dicho el mandatario argentino en la reunión en la que los cuatro países del Mercosur reafirmaron su unidad, en un gesto que era también de rechazo frente a la prepotencia del país más fuerte. En ese lugar, ahora, parece haber puesto Tabaré Vázquez a Buenos Aires.
El Gobierno argentino, por su parte, negó tener responsabilidad en los cortes de los puentes internacionales. El canciller Jorge Taiana sostuvo que “el libre tránsito no está afectado por el Estado argentino, ya que la frontera está abierta: cuando el puente (San Martín) está cerrado, la Gendarmería y la Aduana están funcionando”.
Taiana insistió en que el estudio del Banco Mundial sobre el impacto ecológico de las papeleras “es insuficiente”. La Argentina, agregó, “necesita la garantía de que no habrá daños ambientales y, si los hubiera, que digan la forma en que los van a corregir”.
El funcionario detalló que el Gobierno todavía no contestó la carta de queja con que el Uruguay reclamó el fin de los cortes de ruta. Mientras que para los orientales la construcción de las papeleras supondrá una inversión de 1800 millones de dólares, la mayor de su historia, el gobierno de Entre Ríos asegura que acarreará a la provincia pérdidas de 800 millones de dólares por los daños sobre la producción agrícola, avícola, apícola y el turismo.
Ayer, la comisión binacional creada por Kirchner y Tabaré para las papeleras tuvo su penúltima reunión, con malos resultados (ver aparte).
Al término del encuentro, el embajador argentino en Uruguay, Hernán Patiño Meyer, buscó bajarle la presión al tema.
El funcionario dijo que “falta información” solicitada por la Argentina, pero que el Gobierno “no lo atribuye a una mala voluntad de Uruguay” sino a “que no tienen la información”.
El representante argentino de mayor rango en la comisión binacional, Raúl Estrada Oyuela, fue en cambio mucho más duro. Afirmó que “Uruguay hizo todo mal” desde el inicio de la instalación de las dos plantas de celulosa en Fray Bentos, y se mostró pesimista sobre la posibilidad de que avancen las negociaciones.
“No confío mucho en que podamos avanzar”, concluyó Estrada Oyuela.
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