Vie 27.01.2006

EL PAíS  › LA ASOCIACION MADRES DE PLAZA DE MAYO HIZO SU ULTIMA MARCHA DE LA RESISTENCIA

Acto final para una marcha de 25 años

El acto cerró con un discurso de la presidenta de la Asociación Madres, Hebe de Bonafini. Reiteró que considera que “el enemigo no está más en la Casa de Gobierno” como explicación a la decisión. Dijo que se están obteniendo “revoluciones por el voto” en Latinoamérica. Seguirán con la ronda de los jueves.

› Por Alejandra Dandan

Está convencida de que éste es un momento histórico. Veinticinco minutos después de las seis de la tarde, cuando una sucesión de saludos terminaba de acercar voces de adhesiones de España a Venezuela, Hebe de Bonafini subió al escenario montado cerca de la Pirámide de Mayo para concluir con las Marchas de la Resistencia de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. “Estamos obteniendo revoluciones por el voto democrático en toda Sudamérica –dijo– sin derramar sangre, pero sobre la sangre derramada por miles y millones.” No “dejemos” pasar este momento histórico, pidió, “sino fracasaremos como pueblo”.

Era la marcha número 25 después de 25 años. Si se cuentan las rondas, son alrededor de 1.500. En la Plaza de Mayo no estaban todos los históricos, ni estaban todos los que iniciaron el camino de reclamo de justicia detrás de los pasos de Azucena Villaflor y bajo la dictadura militar. Había dos escenarios, uno vacío, y un anillo inmenso de militantes, adherentes, vecinos, curiosos y amigos rodeando la histórica pirámide. Bajo sus pies, sobre las baldosas gastadas por los años, sobreviven las viejas pintadas de “sembrar la memoria”. Más perdidas, más tapadas por otras pintadas de letras grandes, de otros colores, pero están como quien sigue con deseos de no irse.

La decisión de poner fin a las Marchas de la Resistencia causó polémica entre las Madres, especialmente en las filas de Línea Fundadora, con otra posición. Hebe no se olvidó de decirlo y de plantear en la Plaza los motivos que la llevaron a la decisión que, dijo, está tomada desde el mes de septiembre pasado. Entonces, explicó: “El enemigo no está más en la Casa de Gobierno, el enemigo habita en las multinacionales”. Con esfuerzo, buscando aire tal vez dentro del cuerpo para levantar la voz, dedicó unas líneas a esos “enemigos”, sus viejos enemigos de siempre: el imperialismo, dijo, y sus instrumentos locales, entre ellos mencionó al ex presidente Carlos Menem.

Las rondas de los jueves van a continuar, explicó enseguida. “Porque falta conseguir muchas cosas, pero pensamos que éste es el momento de construir.” Y en esa línea, la de un presente a su manera distinto, habló de Néstor Kirch-

ner como de un presidente “amigo”. “Les decía a las Madres, hace unos días después que estuve en la Casa de Gobierno –contó–: faltaba un pucherito en el medio para comerlo juntos, porque me sentía en mi casa.”

Consciente de las críticas por su acercamiento a la Casa Rosada, volvió a la polémica. “Muchos nos critican por las marchas, casi todos los que no se pelaron los pies caminando 24 horas en la Plaza”, sostuvo. Sobre el escenario habían pasado todos los que decidieron acompañarla en la ronda de despedida. Hacia el final de la tarde, poco antes de que Hebe cierre los dos días de concentración, los uruguayos de Falta y Resto cantaban sus murgas frente a una numerosa presencia de banderas de los piqueteros cercanos al gobierno de Kirchner. Allí estaba, en un costado, Barrios de Pie, el MTD de Ciudad Evita y pancartas del comedor los Pibes de La Boca salpicando la Plaza. “¡Hebe, Elsa, María Ester!”, cantaban los uruguayos. “Gracias por esperar despiertas.” Un beso murguero, les dedicaron, “para esas desconocidas que son madres de la vida”.

Hebe aún seguía sobre el escenario cuando a metros de ahí, bajo las escalinatas de la Línea A de subterráneo, dos extranjeros decidieron subir hasta la zona del asfalto atraídos por los murmullos de la muchedumbre.

–Pero dígame... –consultó a un custodio del Cabildo Luisa, 59 años, de Río de Janeiro– ¿esto es a favor o en contra?

El hombre no respondió. Serio, los obligó acercarse un poco más adelante, hacia el centro donde poco después hablarían las Madres.

–¿Las Madres? –dijo Luisa en un portuñol poco claro–. Entonces, apoyo.

El dueño de una remera que pedía en inglés y español por la liberación de los cinco cubanos detenidos en Estados Unidos seguía atentamente laintervención de Hebe. “La Plaza que habitan nuestros hijos –decía ella– nos convoca para que no dejemos pasar este momento histórico.” Y antes de despedirse, después de recordar su compromiso con los niños, con los obreros de las fábricas recuperadas y con “la lucha diaria” que continuará en las rondas de los jueves, recuperó la voz de los hijos. Representados con cientos de imágenes en blanco y negro sobre la Pirámide de Mayo, ellos parecía que no estaban lejos. “Este vientito que sopla –dijo Hebe al final–, nos acerca sus voces.”

Mencionó y vivó a Lula da Silva, a Fidel Castro, a Hugo Chávez, al presidente Kirchner y siguió un poco más y con unas lágrimas al final. El dueño de la remera por la liberación de los cubanos no se movió del costado del escenario. “Estoy con una duda”, dijo, veterano él, unos 60 años, de nombre Juan Carlos y de la comisión directiva del movimiento de Solidaridad con Cuba sede –agregó– Lomas de Zamora. “No sé si esto termina con una escisión más en las fuerzas populares, porque la otra línea de las Madres dice que no hay que estar con ningún gobierno porque ellas están para exigir lo que haga falta.” Juan Carlos caminó detrás de la columna que comenzó a moverse a las 18.55. Tras el cierre de Hebe alguien convocó a todos para caminar sobre Avenida de Mayo hasta la Casa de las Madres. Juan Carlos se sentía como en los ’60, explicó, sobre todo cuando observaba la situación de cambios en Latinoamérica. “Vine a apoyar a Hebe –dijo al final–, pero las Madres debieran unirse, para que se pueda unir el resto del pueblo.”

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