Sáb 08.04.2006

EL PAíS  › VIOLENTO DESALOJO EN NEUQUEN

Policías desatados

› Por Elio Brat
Desde Neuquén

Una verdadera batalla campal, que se extendió por más de cinco horas, entre manifestantes y la policía provincial se vivió ayer por la tarde en el oeste de la capital neuquina. La policía entró al populoso barrio Huiliches y los vecinos salieron a protestar por la represión. Al menos hubo una docena de heridos y varios detenidos, en su mayoría jóvenes de entre 15 y 25 años. Los hechos pusieron sobre el tapete el histórico problema de la tierra y la vivienda para miles de jóvenes en la ciudad más poblada de la Patagonia.

Todo comenzó muy temprano, cuando el juez Barisio ordenó al jefe de policía provincial el desalojo de la Chacra 122, un predio de más de 9 hectáreas enclavado en el oeste de la capital, la cual estaba ocupada hasta ayer por unas 200 familias, la mayoría carenciadas. Claudia, una de las vecinas, declaró que “nosotros no somos usurpadores, ya que el dueño nos lo regaló para que lo arregláramos y lo ocupemos con nuestra familia que, como yo, tienen la mayoría tres hijos chicos”.

Justamente, en el mismo lugar de los hechos y apoyando a los vecinos, estaba quien se declara el dueño de esas tierras, que hasta hace muy poco tiempo eran un basural que él “administraba”. En declaraciones a Página/12, Arón Bravo dijo que “yo les cedí la tenencia a 189 familias, ya que estoy cansado del negocio sucio que hacen con la tierra aquí en Neuquén desde que Dios es Dios”.

Luego de más de tres horas de tire y afloje entre los que querían que los vecinos se retiraran y la gente que se negaba a salir del predio, más de 150 efectivos policiales, entre ellos más de 50 de la Despo (policía especial antimotines), cargaron contra los vecinos a los golpes de bastón, gases y balas de goma. Desde ese momento el enfrentamiento se desmadró, ya que más del doble de jóvenes que estaban fuera del lugar comenzaron a hostigar a la policía, que con móviles y un camión cisterna ingresaba en las calles aledañas al predio, el cual fue ocupado por más de 300 policías. El titular de la Pastoral de Migraciones del Obispado de Neuquén, Jorge Muñoz Villagrán, dijo a Radio Universidad Calf de Neuquén que “esto se vivió porque la policía neuquina siempre sigue golpeando a la gente muy lejos del lugar donde comienzan los hechos”.

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