En un país con tantos desequilibrios, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo es (o debería ser) un organismo con mucha actividad. Se trata del ente que recibe denuncias por actos que afecten la igualdad ante la ley y que realiza campañas contra la discriminación. El titular del Inadi es el ingeniero e investigador del Instituto Gino Germani, Enrique Oteiza. Fue nombrado en 2002, durante la gestión de Eduardo Duhalde, por el entonces ministro del Interior Jorge Matzkin. Su mandato vencerá en mayo, la ley prevé que la gestión del presidente del Inadi dure cuatro años. En el Gobierno ya están pensando en una terna de candidatos para sucederlo. Uno de los lugares –¿el definitivo?– ya está asegurado. Será para María José Lubertino, ex diputada radical, feminista, fundadora del partido Espacio Abierto, conocida militante por los derechos reproductivos, kirchnerista.

En el Gobierno son previsores. Como el Inadi quedará vacante en breve, en la Rosada comenzaron a analizar nombres. Uno de los funcionarios que se ocupó del tema fue el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Como porteño, Fernández conoce mucho a la ex diputada radical. Lubertino siempre hizo política en la ciudad, al principio de la mano de Rodolfo Terragno. Hubo un tiempo en que se la vinculó al influyente Enrique “Coti” Nosiglia, aunque ella luego lo negó. En las últimas elecciones, Lubertino intentó apoyar al candidato a diputado del oficialismo, Rafael Bielsa, con una lista alternativa para la Legislatura. Como otros grupos del kirchnerismo, no quería apoyar una boleta hegemonizada por el PJ porteño. El Gobierno no quiso. Entonces decidió presentarse igual por las suyas.

El fracaso electoral no la desanimó. Mantuvo su estilo de estar en todas partes –en la campaña la bautizaron “Droopy”, por el dibujo animado del perrito que aparecía en los lugares más insospechados– y siguió con los temas de siempre: la salud reproductiva y la campaña por la despenalización del aborto. A esas cuestiones les agregó una preocupación más reciente, papeleras mediante, por los derechos ambientales. Este perfil influyó sobre la decisión del Gobierno, donde le reconocen su capacidad de trabajo. Pero en la Rosada saben que su compromiso por los derechos de género podría generarle problemas con la Iglesia, justo en momentos en que se busca un acercamiento con el Episcopado.

Cualquiera sea el candidato elegido para el Inadi, su currículum deberá ser aprobado previamente por el Congreso. En el caso de la ex diputada radical, pergaminos no le faltan. Abogada, docente en la UBA desde el año 1987, tiene un diploma superior en Ciencias Sociales de Flacso y realizó varios cursos sobre “protección internacional de derechos humanos” en las Naciones Unidas. Aunque sus antecedentes tienen un capítulo más bizarro. En 2002 participó del reality show El candidato de la gente donde, bajo la lógica de la política tomada como espectáculo, los dirigentes debían someterse a la votación de los televidentes para, finalmente, triunfar como el candidato perfecto. El reality fue levantado por falta de rating.