EL PAíS › NIELSEN YA AMAGO DOS VECES CON RENUNCIARLE A TELERMAN
Su designación fue el anuncio rutilante del gabinete de Telerman. Pero Nielsen ahora hace valer el peso de su figura.
› Por Santiago Rodríguez
Ya hay quienes dicen que Guillermo Nielsen es a Jorge Telerman lo que Roberto Lavagna era a Néstor Kirchner. Salvando las distancias que separan a unos de otros, lo cierto es que el ministro de Hacienda porteño no es como el resto de los miembros del gabinete local. Nielsen se distingue por el peso de su figura y aprovecha esa ventaja para tratar al jefe de Gobierno de un modo distinto a los demás. En menos de un mes de gestión, ya le demostró a Telerman su carácter y su poca disposición a acatar imposiciones: discutieron dos veces y en ambas ocasiones amagó con renunciar.
La designación de Nielsen como ministro de Hacienda le fue de utilidad a Telerman para darle una dosis de sorpresa al anuncio de su gabinete. Nadie tenía en cuenta al ex número dos de Lavagna para ese cargo, salvo el mismo jefe de Gobierno desde el día en que ambos se cruzaron trotando en Palermo y se le ocurrió encargarle el manejo de las cuentas de la ciudad.
Entre los ministros porteños, Nielsen sobresale por su estilo y sus modales distinguidos. Con frecuencia se lo puede ver subiendo escaleras hasta su despacho del tercer piso de la Jefatura de Gobierno. Cosa rara, también, allí llegó para empezar a ordenar las cosas al día siguiente de que Telerman lo presentara a la prensa junto al resto de su gabinete. No reparó en que le faltaba todavía jurar y se encontró en el sillón que ahora le pertenece a la saliente Marta Albamonte.
Nielsen también marca diferencias en lo político. Esta semana empezaron a salir los nombramientos de los funcionarios de la segunda línea de la administración porteña y fue el primer ministro en tener formalmente designados a todos sus subsecretarios. No fue casual.
En todos los ministerios que no quedaron a cargo de uno de los suyos, Telerman ubicó tropa propia en alguna subsecretaría para tener control del área. Como en toda regla, hubo una excepción y fue Hacienda: Nielsen puso como condición que nadie incidiera en la elección de sus colaboradores.
El subsecretario de Gestión Operativa del Ministerio de Hacienda, Daniel Palacios, es de hecho la mano derecha de Nielsen. También es uno de sus hombres de confianza Javier Mutal, el subsecretario de Inversión. Eduardo Rosconi, un conocido del ex titular del área Eduardo Delle Ville, fue convocado por Nielsen como subsecretario de Administración Financiera.
Nielsen no tuvo problemas para designar a sus subsecretarios, pero sí cuando trató de poner a alguien propio en Rentas, un cargo que considera clave. Para ese puesto nominó al ex decano de la Facultad de Ciencias Económicas Carlos Degrosi, quien ya había estado en esa área en los años en que el radicalismo condujo el municipio, pero no tuvo eco.
El rechazo a su propuesta –sumado al rumor de que allí se pretendía nombrar a Analía Mendizábal, bajo el padrinazgo del macrista Diego Santilli y el municipal Alejandro Amor– derivó en el enfrentamiento más duro que tuvo hasta ahora con Telerman. Fue entonces cuando Nielsen pidió a su secretaria un texto de renuncia que finalmente quedó en la nada días atrás, después de una reunión de dos horas con el jefe de Gobierno.
Antes de eso había amagado también con renunciar por el tema del salvataje al Hospital Francés, solicitado por el propio presidente Néstor Kirchner. Nielsen no se oponía a brindar la ayuda que por ley aprobó la Legislatura, pero quería garantías de que la ciudad va a recuperar los ocho millones y medio de pesos previstos para tal fin.
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