En una reunión que se desarrolló ayer, los ministros del Interior del Mercosur y de los países asociados de América del Sur acordaron elaborar una política común para plantear ante los Estados Unidos y la Unión Europea el respeto a los derechos de los inmigrantes procedentes de los países a los que representan. “La inmigración no puede estar desvinculada de los derechos humanos, no pueden ser tratados como delincuentes”, aseveró Luiz Paulo, el ministro brasileño, quien coincidió con su par argentino, Aníbal Fernández, en reclamar a las naciones más desarrolladas “el mismo trato que tuvieron sus ciudadanos cuando llegaron a nuestros países”. Los inconvenientes que sufren los inmigrantes latinoamericanos surgieron de manera contundente el 1º de mayo pasado, cuando una manifestación masiva en Estados Unidos pidió su legalización. En el encuentro también se informó que en los últimos 50 días se regularizó la situación de 130 mil inmigrantes en la Argentina por medio del programa Patria Grande y se recalcó la importancia de solucionar los problemas de los migrantes de la región.