EL PAíS › ACUSAN A REPRESORES POR UN CRIMEN QUE DENUNCIABA ANGELELLI
Wenceslao Pedernera fue asesinado en julio de 1976 en La Rioja. Era catequista y colaborador del obispo de la provincia. Por ese caso la Justicia ordenó la captura de una lista de civiles y militares encabezada por el ex jefe del III Cuerpo de Ejército.
Wenceslao Pedernera fue hasta la puerta de su casa. Era la una de la mañana, sus hijos dormían y el frío era cortante en esa zona de La Rioja. Los represores le preguntaron su nombre, para comprobar si era el colaborador del obispo Enrique Angelelli que buscaban. Apenas si había logrado responder cuando lo acribillaron frente a su mujer. Era julio de 1976. Por ese asesinato, el juez federal subrogante Franco Román Grassi pidió ayer la detención del ex comandante del III Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez y de otros diez represores. Como El Chacal ya está detenido con arresto domiciliario en otras causas por violaciones a los derechos humanos en Córdoba y otras provincias, permanecerá en custodia conjunta.
Menéndez comandaba la zona que incluye La Rioja, además de otras nueve provincias. En mayo de este año, el represor fue indagado por el asesinato de Pedernera, además de por la muerte del conscripto Roberto Villafañe. En esa oportunidad, se negó a responder las preguntas porque alegó que no se encontraba ante sus “jueces naturales” y sostuvo que debía ser juzgado ante el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas. “Me niego a declarar porque estos juicios son inconstitucionales”, sostuvo El Chacal, que fue repudiado por docentes y militantes de derechos humanos en su periplo por los tribunales riojanos. Al pedir su detención, el secretario del juzgado, Daniel Herrera Piedrabuena, se puso en contacto con los tribunales de Córdoba para comunicarles que se encuentra a disposición conjunta.
Además de Menéndez, el juez pidió ayer la detención del ex jefe del Batallón de Ingenieros 141 de La Rioja, teniente coronel Osvaldo Pérez Bataglia, que era el responsable de coordinar la represión ilegal en toda La Rioja, como jefe del área 314. También se ordenó la captura de su segundo, el coronel Jorge Malagamba. En el juzgado intentan confirmar a través del registro civil si han fallecido.
También pidió la detención como “coautores del homicidio calificado por alevosía” de Pedernera a los militares y civiles Abelardo Francisco Suárez Fiat (alias Marcelo), Miguel Angel Sáenz Valiente, Juan Andrés Molinari o Julián Andrés Molinari (alias Negro), Carlos Alberto Flores (alias Bibi) y Alfonso Marino. El juez requirió también la captura del ex comisario de la Policía provincial Arcadio Antonio Torres, el ex teniente Alfonso Agustín Reuther y el ex comandante de Gendarmería Alberto Arnaldo Garay. Todos se encuentran imputados como “partícipes necesarios” del asesinato de Pedernera.
Con el pedido de captura, el juez hizo lugar a un requerimiento del fiscal federal de La Rioja Horacio Salman y sus pares en Córdoba Graciela López de Filoñuk y Alberto Lozada. Entre diciembre del año pasado y marzo de éste, los fiscales hicieron una serie de allanamientos a la Base Aérea de Chamical, del escuadrón de Gendarmería Nacional, y al Servicio Penitenciario provincial. Allí encontraron documentos de Inteligencia a los que se sumaron otros informes de la policía riojana. Entre las decenas de cajas, hay al menos tres carpetas dedicadas al obispo. Por la muerte de Angelelli también será indagado Menéndez en los próximos meses.
El 18 de julio de 1976, un grupo de tareas asesinó a los curas Gabriel de Longueville y Carlos de Dios Murias, cuyo homicidio también investiga la justicia riojana. Una semana más tarde, fueron a buscar a Pedernera a su casa en Sañogasta, distrito de Chilecito. Oriundo de Mendoza, Pedernera se había instalado en La Rioja para colaborar con Angelelli como militante del Movimiento Rural Católico. Había arribado a la provincia para participar en la formación de las cooperativas de campesinos que impulsaba el obispo. Cuando comenzó a recrudecer la represión, se instaló en un terreno en Sañogasta, donde fueron a matarlo. “Dicen algunos testigos que en realidad buscaban al párroco de esa zona, a quien Angelelli le había pedido que se oculte. Pero otros sostienen que lo estaban buscando a él. Eso intentamos dilucidarlo”, señalaron fuentes judiciales. Esa noche fría de julio de 1976, su mujer, Coca, les abrió la puerta y cuando se acercó Pedernera le preguntaron su nombre y le dispararon. Sus dos hijos dormían. Coca consiguió ayuda de los vecinos y Pedernera fue trasladado hasta el hospital, donde falleció.
El obispo Angelelli denunció su asesinato junto con el de los dos curas y pidió que se investigasen los crímenes. “Un muchacho de 30 años y presbítero ha muerto, por ser fiel a las bienaventuranzas de Jesús mártir”, sostuvo en su funeral. Pero su voz fue acallada por la dictadura, cuando volvía de la misa de los sacerdotes en Chamical en su camioneta el 4 de agosto de 1976. El sacerdote Alberto Pinto, que viajaba con él, recuerda que un Peugeot 504 les salió al cruce y los hizo volcar a la altura de Punta de los Llanos. Su cuerpo fue encontrado en medio de la ruta con los brazos abiertos en cruz. Lo habían arrastrado y tenía la nuca destrozada. La dictadura siempre sostuvo que fue un accidente de tránsito.
A comienzos de la democracia, el juez Aldo Morales consideró que se trataba de un “homicidio fríamente premeditado”, pero la causa quedó archivada junto con la de Pedernera y los curas. En agosto del año pasado, el presidente Néstor Kirchner se comprometió a reactivar estas investigaciones y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se presentó como querellante. Finalmente, ayer comenzó a desentrañarse el crimen por el que pedía Angelelli.
Informe: Werner Pertot.
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