La Sala II de la Cámara Federal revocó el sobreseimiento del ex presidente de ATC Gerardo Sofovich, un beneficio que le había otorgado el juez Norberto Oyarbide. El presentador, quien había sido designado por Carlos Menem, dirigió con discrecionalidad los destinos del canal oficial de marzo a diciembre de 1992. Esa gestión, pese a su brevedad, estuvo signada por denuncias y sospechas acerca del manejo de las finanzas.

Oyarbide había procesado, por el contrario, a tres ex integrantes del directorio de la emisora de la avenida Figueroa Alcorta y ordenado un embargo de 15 millones sobre sus bienes. La investigación se centró en la administración de la televisora en los tres años que fueron desde marzo del ’92 a diciembre de 1995, en los cuales el ente se habría visto perjudicado en 47 millones de pesos/dólares. Otro tema que concentró la atención del juez fue la televisación de los XII Juegos Panamericanos que tuvieron lugar en Mar del Plata. Entre los directores procesados se encontraba Héctor Fernández, el hombre que reemplazó a Miguel Angel Vico en el puesto de secretario privado de Carlos Menem. Respecto de Sofovich, sin embargo, el magistrado consideró que los delitos habían prescripto.

La causa se inició diez años atrás, cuando la empresa se concursó y comenzó a barajarse la opción de convertirla en sociedad anónima, una medida, se argumentaba, que la volvería competitiva. Según había dictaminado la Auditoría General de la Nación, la transmisión de los XII Juegos Panamericanos “no se trató tan sólo de un negocio fallido, sino de un producto más de la administración que, junto con la participación de personas del sector privado, causaron un gran perjuicio económico a la empresa”.

El presentador y empresario teatral había sido objeto de una denuncia realizada por un grupo de periodistas (Carlos Ulanovsky, Sylvina Walger y Ezequiel Fernández Moores, entre otros), quienes cuestionaban la legalidad de la condición de arte y parte de Sofovich, empleador y empleado del canal, contratista y contratado. En efecto, además de sus programas, la empresa de publicidad Wainot y la productora Opebar (en las que figuran el hijo y la entonces esposa de Sofovich) actuaban como bolseros, negociaban cachets, tandas publicitarias, precios del segundo con la presidencia de ATC, es decir, con el compañero de truco y consuelo de Menem en las noches de insomnio en Olivos. La investigación de aquella operatoria fue llevada adelante por Página/12 y respaldada por el entonces diputado Carlos “Chacho” Alvarez. La denuncia recayó en el juzgado federal a cargo en ese momento de Ricardo Weschler (ahora fiscal de casación), quien allanó la sede de ATC y procesó a Sofovich. La misma noche en que esto ocurría, Menem se dejaba ver en compañía del conductor de “Polémica en el Bar”.

Ahora, los camaristas Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Luraschi rechazaron la prescripción dictada por Oyarbide y ordenaron mantener abierto el expediente que incrimina a Sofovich, quien, pese a sus relaciones peligrosas con el poder, ha logrado mantenerse en la pantalla chica con “La Peluquería de Don Mateo”, “Polémica en el bar” y un programa de preguntas y respuestas que se emite por América: “Tiempo límite”.