EL PAíS › ANA CAREAGA, DIRECTORA DEL IEM
Con su madre asesinada por la represión, ex detenida ella también, Ana María Careaga será la directora del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) que se inaugurará la semana que viene. Allí se agruparán doce organismos y sistematizarán sus archivos.
Ana María Careaga tiene el cabello negro y muy largo. Casi por la cintura. No es casual: a los 16 años, el 13 junio de 1977 fue secuestrada con tres meses de embarazo y llevada al centro clandestino El Atlético, donde estuvo cuatro meses. Allí otra detenida le cortó el pelo, que era tan largo como ahora. Los represores le acercaron un espejo y se lo mostraron para humillarla. Ana salió en libertad cuatro meses más tarde. Y no se lo cortó nunca más. Desde el exilio, se enteró de que habían secuestrado a su madre, Esther Ballestrino de Careaga, en la Iglesia Santa Cruz. Su búsqueda concluyó el año pasado, cuando encontró sus restos junto con otras dos de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de De Vicenti y María Ponce de Bianco. Careaga es la flamante directora del Instituto Espacio para la Memoria (IEM), que nuclea una docena de organismos de derechos humanos. En diálogo con Página/12, explica la tarea que encarará desde ese lugar, a partir de su lanzamiento el próximo 12 de julio. “Con los 30 años del golpe, hubo un elemento nuevo, que fue no desligar a la dictadura de la estructura económica que impulsó”, sostiene.
Careaga creció en una casa de exiliados paraguayos. Su madre había militado en el Partido Revolucionario Febrerista y buscó refugio en la Argentina. Luego del secuestro y su cautiverio en El Atlético (del que participó el represor Turco Julián, que está siendo juzgado), Esther se unió a otras madres para buscar a su hija. “Nos falta encontrar a los demás, todos son mis hijos”, dijo tras su aparición. Careaga se exilió, con 17 años, primero en Suecia y luego en México. Se sacó una foto con el pelo corto, que después sirvió como prueba en el Juicio a las Juntas.
Cuando secuestraron a su madre, el 8 de diciembre de 1977, los roles se invirtieron. Al volver, inició su búsqueda, mientras se recibía de psicóloga y criaba a su hija. Después de casi 30 años pudo velarla, cuando fue recuperada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
“Mi historia tiene que ver con la lucha que los organismos de derechos humanos han sostenido inclaudicablemente durante treinta años. Esto hizo posible todo lo que se ha avanzado en los derechos humanos, incluso la existencia misma de un espacio como éste”, sostiene Careaga.
–¿Qué funciones va a tener el IEM?
–Vamos a trabajar con el resguardo y transmisión de los hechos ocurridos en relación al terrorismo de Estado, instaurado a partir del golpe de Estado de 1976. Pero también sus antecedentes, aquellos hechos que lo hicieron posible: el accionar de la Triple A y otros grupos paramilitares, pero también los golpes anteriores. Y sus consecuencias posteriores: la dictadura se instauró para posibilitar la implementación de un modelo económico que habría de expulsar del sistema a millones de hombres y mujeres. Ese modelo tuvo su profundización más feroz durante el menemismo. Fue necesario un genocidio ayer para que otro genocidio, por exclusión, se produjera en toda Latinoamérica.
–¿Qué acciones van a desarrollar, en concreto?
–Las tareas tienen que ver con centralizar la información de los organismos de derechos humanos, con recuperar los espacios de la memoria y con la transmisión en las escuelas, para llegar a distintos sectores de la sociedad y generar conciencia no sólo sobre las secuelas del terrorismo de Estado sino también sobre los derechos avasallados permanentemente. Hemos recorrido muchas escuelas y conversado con los jóvenes. Todavía hay un enorme desconocimiento sobre lo que pasó y de la ligazón estrecha que tienen los hechos del pasado con el presente. Queremos llevar a la sociedad la tarea de los organismos de derechos humanos, con charlas en las escuelas, en los CGP, en las asociaciones, en los organismos barriales, en los centros culturales.
–¿Qué piensa de los actos que vienen haciendo los ex militares?
–Estas proclamas de la “memoria completa” vienen a reinstalar la teoría de los dos demonios, que responde a una ideología que piensa que hay en realidad un solo demonio: lo que ellos llaman la subversión. Las reacciones de los militares tienen que ver con que no está del todo instalada la conciencia sobre estos crímenes.
–¿Cómo evalúa el nuevo prólogo del Nunca Más?
–La teoría de los dos demonios no aparece sólo cuando los militares hacen actos, sino que estuvo y está instalada en amplios sectores de la sociedad. La opinión pública tuvo tres épocas: el “por algo será” (que los organismos transformaron en la reivindicación de la lucha de sus hijos: “Por algo era, porque luchaban por una sociedad más justa”), luego el manejo sensacionalista de los medios donde fue “qué horror, yo no sabía nada” y durante el menemismo fue “hay que mirar al futuro”. El nuevo prólogo del Nunca Más denuncia que hubo un solo demonio, ya que fueron delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado.
–¿En el IEM se van a unificar los archivos de los organismos?
–Sí, es necesario profundizar en esta información que han recopilado y que está fragmentada para ayudar a la justicia. Cada organismo guardó durante años testimonios y documentación que necesita ser sistematizada, respetando la autonomía de cada organismo, y ofrecerla en forma conjunta para que pueda estar al alcance de quienes quieran investigar.
–¿Cuál es la información que buscan sistematizar?
–Todo lo que tiene que ver con la investigación de los centros, los nombres de los represores, las historias de vida de los desaparecidos es una tarea pendiente. Esto quedó en manos de los familiares y las víctimas. Fue un trabajo literalmente a ciegas: los aportes los hicimos con vendas en los ojos y se basó en los testimonios de los organismos.
–¿Trabajarán con los centros clandestinos recuperados?
–Queremos trabajar también en forma conjunta. En los centros, hay muchas experiencias de distinto tiempo de existencia. Hay comisiones donde están representados los barrios, los organismos, los familiares y los ex detenidos desaparecidos. Nuestra idea es respetar las experiencias de estos proyectos de recuperación, como es la del Atlético o El Olimpo.
–¿Cómo fue la experiencia en El Atlético, donde participó como sobreviviente?
–Sí, allí tuvimos una experiencia de avanzada, donde convivieron distintos sectores, organizaciones sociales, organismos y agrupaciones barriales. Y se pudo trabajar por consenso con el aporte de todos.
–¿Cómo se puede articular el relato sobre el terrorismo de Estado?
–En el caso de la ESMA, funciona la comisión bipartita, donde trabajan la Nación y la ciudad, que convocó a distintos sectores de la sociedad a presentar propuestas respecto del destino que se le puede dar al predio. Hubo muchas propuestas y esto se está debatiendo. Hay una decisión de los organismos de no abrir el predio a la sociedad hasta que no se desocupe totalmente y no queden más militares ahí, en septiembre del año que viene. Mientras tanto, se está dando el debate respecto de qué hacer.
Reportaje: Werner Pertot.
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