Oficialismo y oposición se cruzaron ayer por los superpoderes. Carrió y Macri estuvieron entre los más críticos.
Defensores y retractores siguieron ayer la disputa política por la llamada ley de “superpoderes”, que otorga facultades permanentes al jefe de Gabinete para reasignar partidas presupuestarias. En medio de duras críticas surgidas desde casi todo el arco opositor, varios ministros kirchneristas tuvieron sus propios duelos personales en los que no faltaron acusaciones cruzadas. El ministro que manejaría esas facultades, Alberto Fernández, calificó de “formidable farsante” a Elisa Carrió, después de que la dirigente del ARI dijo que el Ejecutivo pretende “robarle” a la gente para usar los fondos públicos para la campaña electoral. El del Interior, Aníbal Fernández, eligió otros contrincantes: le dijo “contrabandista” a Mauricio Macri y le respondió a Chiche Duhalde que “a mí no me pega un cachetazo ni ella ni nadie”, luego de que la senadora bonaerense confesara públicamente su deseo de abofetearlo.
Los cruces se dieron a lo largo de toda la jornada. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, salió a cruzar las críticas opositoras que advierten sobre los riesgos “institucionales” y volvió a defender el proyecto oficial con argumentos históricos. “Desde 1983 todos los presidentes, absolutamente todos, tuvieron esas atribuciones”, argumentó Fernández y apuntó directamente contra Carrió, a quien calificó de “formidable farsante”, luego de que la diputada acusara al Ejecutivo de pretender “robarle” a la gente y usar los fondos públicos para la campaña electoral. “Ligeramente, graciosamente dice que somos corruptos y que queremos robar, pero no voy a tolerar que esta señora diga lo que se le dé la gana”, retrucó el jefe de Gabinete.
El diputado de PRO, Mauricio Macri, sostuvo que el Gobierno “descalifica al mensajero, porque no le gusta que no le digan que ‘sí’ a todo”. Así, el empresario respondió a las palabras del ministro de Interior, que dijo estar molesto de “que un contrabandista o, por lo menos, un hombre que fue procesado por contrabandista y absuelto por una Corte menemista nos dé lecciones de moral, me hincha un poquito”.
Con lenguaje futbolero, Macri insistió en que en el Gobierno “hay una cultura de decir: ‘yo tengo el poder y hago lo que se me canta, y vos te la bancás porque yo tengo los votos y se hace lo que yo digo’, independientemente si está o no contemplado en la Constitución”.
Pero el duelo verbal más filoso fue entre el titular de la cartera política y la señora del ex mandamás bonaerense. “Que ella siga haciendo lo que se le antoja, yo no soy su alumno. A mí no me pega un cachetazo ni ella ni nadie, y los guapos que esperaban a las minas debajo del farol –ironizó Fernández– se murieron en el novecientos.” Sin embargo, el ministro volvió sobre sus pasos y aseguró que en caso de recibir un cachetazo de Chiche le respondería: “Como en la Biblia, poniendo la otra mejilla”. La senadora bonaerense del PJ tampoco se calló la boca: insistió que el Gobierno persigue un “poder excesivo” e “innecesario”, y para referirse a Fernández afirmó que “de hombre no tiene nada”.
Desde el radicalismo, Margarita Stolbizer dijo que “el Gobierno está violando la Constitución y vulnera los derechos de las personas”, y que para enfrentarlo “es necesario unir fuerzas y crear coincidencias” entre la oposición parlamentaria. La respuesta a la UCR llegó desde el ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo: “Son los mismos inútiles que cada vez que gobernaron el país lo chocaron de frente contra una pared”.
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