Alberto Tell, uno de los procesados por los sobornos en el Senado, dijo que la noche en que se habría repartido el dinero estaba en el bar con su compañero Angel Pardo. Este lo negó.
› Por Victoria Ginzberg
“Esa noche estuve en La Biela con Angel Pardo”, dijo el ex senador Alberto Tell, para defenderse, cuando el juez federal Daniel Rafecas le preguntó dónde estaba cuando, se supone, se estaba repartiendo el dinero de la coima por la aprobación de la Ley de Reforma Laboral. La coartada duró poco. “Es mentira. No estuve con Tell y no lo vi”, dijo su ex compañero de bancada la semana pasada, al ampliar su declaración. Esta complicación para el ex legislador jujeño se suma a otra grieta abierta en las justificaciones de los acusados de haber cobrado sobornos: la admisión de Remo Constanzo sobre su presencia en la casa de Emilio Cantarero.
Según la reconstrucción que hizo el magistrado sobre el pago de coimas en el Senado, el dinero se habría repartido la noche del 26 de abril de 2000 en el departamento del ex senador Emilio Cantarero. Mario Pontaquarto aseguró que había llevado la plata a ese lugar y que el dueño de casa le había anunciado: “ahora vienen los muchachos”. Esa declaración fue confirmada por el juzgado a través de un minucioso análisis de las llamadas telefónicas de los imputados durante ese día que permitió establecer, además, el lugar geográfico aproximado en el que estaban los ex legisladores al establecer una comunicación. Pardo aparece una sola vez en ese registro y se trata de un llamado desde el teléfono de línea de la casa de Cantarero a su despacho. Como no había otros elementos de prueba que señalaran al correntino, el juez le dictó la falta de mérito.
La situación de Tell, ex presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara alta, no es la misma. Además de otras evidencias en su contra, su celular da cuenta de dos llamadas realizadas en la zona del edificio de Cantarero entre las 23 del 26 de abril y la una y media de la mañana del día siguiente. Pero, como La Biela queda muy cerca de ese lugar –en la misma “celda” de los análisis de las compañías telefónicas– la coartada de haber estado con Pardo podía servir. Por eso, hace un mes, cuando fue citado a ampliar su indagatoria, “reveló” ante el juez dónde había estado la noche en cuestión: en el famoso bar de Recoleta.
Pero su ex compañero le falló. Pardo volvió a declarar la semana pasada. El interrogatorio se realizó en su casa por razones de enfermedad. Y su testimonio fue el mismo de siempre: que había estado en La Biela con una amiga. Cuando Rafecas indagó sobre la presencia de Tell, no sólo dijo que no había ido con él, sino que afirmó que no vio en el lugar a ningún senador. “Si hubiera visto a alguien me hubiera parado a saludar. Y estuve ahí hasta la una de la mañana”, aseguró. “¿Usted fue hasta el bar en el auto de (Jorge) Yoma?”, le preguntó el magistrado, de acuerdo con lo que había afirmado Tell. “No fui en el auto de Yoma, ni sé qué auto tiene Yoma. Yo tengo una enemistad pública con Yoma desde enero de 2000”, señaló Pardo.
El quiebre en la coartada de Tell se suma a otra fisura en el discurso de los procesados por haber cobrado coimas a cambio de aprobar la Ley de Reforma Laboral. El ex senador Constanzo admitió haber estado la noche del 26 de abril de 2000 en el departamento de Cantarero. El análisis de las comunicaciones tuvo mucho que ver en ese reconocimiento. Es que Constanzo no sólo registra llamadas de su celular en la celda 52 (que corresponde a la ubicación de la casa de Cantarero) sino que, además, según figura en el informe, se comunicó, desde el teléfono particular de Cantarero, con varios abonados de su provincia –Río Negro–, entre ellos su hijo y algunos dirigentes del PJ provincial.
Al ampliar su declaración, Constanzo tuvo que aceptar que había estado en ese departamento, aunque aseguró que pasó por allí para verificar el estado de salud de Cantarero, que se había retirado del Senado antes de que terminara la sesión. Agregó que se quedó en el lugar mirando una película con el dueño de casa.
En la causa por los sobornos en el Senado, Rafecas procesó al ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique, al ex jefe de la SIDE Fernando de Santibañes, a los ex senadores José Genoud, Augusto Alasino, Ricardo Branda, Cantarero, Tell y Constanzo y al ex secretario parlamentario Pontaquarto. La Cámara Federal confirmó la resolución pero le ordenó realizar otras medidas de pruebas, entre ellas, volver a interrogar a los involucrados. Por eso los ex senadores están desfilando nuevamente por tribunales.
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