“Los argentinos hoy somos más independientes que otros 9 de Julio”, afirmó ayer el presidente Néstor Kirchner en Tucumán durante el acto central por el 190º aniversario de la Declaración de la Independencia. “Recordemos las cosas que nos decían cuando le pagamos al Fondo Monetario: que la Argentina se iba a caer, que íbamos a perder reservas, que no íbamos a ser solventes, que no íbamos a poder llevar adelante a este país, pero lo hicimos”, dijo el Presidente ante las 25 mil personas –según calcularon las agencias de noticias– que aplaudieron su convocatoria a la “concertación plural”, proyecto que está alejado, aclaró, de “pactos dirigenciales y acuerdo de cúpulas” en referencia a la gestación de alianzas opositoras. Kirchner también criticó a los medios de prensa, entre otras cosas, por no haber titulado, “con letras grandes”, que “hoy es el día 9 de Julio, el Día de la Patria”.

Aunque el Presidente estuvo solo tres horas en San Miguel de Tucumán, el anfitrión, el gobernador José Alperovich, se levantó muy temprano para continuar con los preparativos del acto. El día anterior había inaugurado el Paseo de la Independencia, aclarado cualquier duda sobre los gastos del acto y asegurado la presencia de 3000 policías para el operativo de seguridad. Ayer a las 7.40, junto sus ministros y legisladores, el gobernador izó la bandera en la plaza principal; más tarde, con una de sus nietas en brazos, entró a la Catedral para presenciar el Tedéum del arzobispo Luis Villalba, del que Kirchner prefirió esta vez no participar. Afuera algunos militantes de grupos antagónicos del peronismo se peleaban –manos, piedras y palos mediante– por ocupar un lugar estratégicos antes del acto.

Al costado de la autopista que conduce al aeropuerto Benjamín Matienzo aparecieron tres pingüinos aclimatados: eran empleados de la Dirección Provincial de Vialidad disfrazados para saludar al Presidente, que no se olvidó de ellos. “A mí algunos me dicen por ahí que soy un pingüino, pero para descalificarme. Yo me siento pingüino de alma y como pingüino me quiero abrazar con ustedes”, diría luego Kirchner, que antes de partir con su comitiva para la Casa de Tucumán conversó en el aeropuerto con Alberto Lebbos, representante de los padres de víctimas de crímenes impunes de Tucumán, que vienen reclamando el esclarecimiento de 60 homicidios.

Un minuto de silencio y 14 más necesitaron el Presidente, Daniel Scioli, Alperovich y el vicegobernador Fernando Juri para depositar una ofrenda floral a los próceres que declararon la independencia de la Argentina en la Casa Histórica de San Miguel de Tucumán. Luego de firmar el libro de visitas, se fueron todos a pie hacia la plaza donde esperaban, entre otros, militantes peronistas y empleados públicos. Desde el escenario montado sobre las escalinatas de la Casa de Gobierno, Alperovich agradeció al Presidente por su ayuda para que Tucumán pase de ser una provincia avergonzada del “escándalo causado por la muerte de 22 niños desnutridos” a un lugar donde el Estado brinda los servicios esenciales.

“Le decía al gobernador (José) Alperovich que no se preocupe por ese diario nacional, que lo criticó días atrás por defender al pueblo, mientras el diario defiende a (Alfredo) Martínez de Hoz, que inició el proyecto de desaparición y de hambre en la Argentina”, dijo Kirchner en referencia al artículo de La Nación del pasado viernes, que cuestionaba la reforma de la Constitución provincial que posibilita la reelección de las actuales autoridades. Aunque no fue al Tedéum, el Presidente utilizó una analogía bíblica para analizar su gobierno: “El 10 de diciembre del año que viene, cuando termine mi mandato, ojalá pueda decir a la gente que estamos en la puerta del purgatorio, que hemos derrotado al infierno”. A las 13.40 abordó del avión presidencial Tango 01 junto a su esposa, la senadora Cristina Fernández y a los ministros Aníbal Fernández (Interior), Carlos Tomada (Trabajo), Julio De Vido (Planificación), Ginés González García (Salud) y Nilda Garré (Defensa).