Dom 16.07.2006

EL PAíS

La reunión del Mercosur tendrá dos contracumbres

Una es convocada por sectores de la sociedad civil y organizaciones cercanas al kirchnerismo y otra por la izquierda y ONG que cuestionan al Gobierno.

› Por Martín Piqué

¿El Mercosur de los gobiernos o de los pueblos? ¿Está virando el clima político de América latina, tras la (aún discutida) derrota del centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador en México? ¿Los gobiernos de la región se diferencian realmente del neoliberalismo de los ‘90? ¿Hay que priorizar la integración o el cuidado del medioambiente? Estas y otras preguntas poblarán los debates que tendrán lugar esta semana en Córdoba, con motivo de la cumbre del Mercosur que volverá a reunir a los presidentes de Argentina, Brasil, Venezuela, Paraguay y Uruguay, más Chile y Bolivia y, quizá, Cuba. Los jefes de Estado se reunirán el jueves y viernes en la capital cordobesa pero, como es habitual en estas cumbres, las actividades comenzarán dos días antes. Serán dos foros paralelos, uno organizado por los sectores de la sociedad civil y organizaciones cercanas al kirchnerismo y otro por la izquierda y las ONG que lo cuestionan.

A diferencia de lo que sucedió en la Cumbre de Mar del Plata, donde las actividades paralelas reunieron en un mismo espacio físico a miembros de organizaciones sociales, al kirchnerismo y a militantes de fuerzas claramente opositoras –fue en noviembre en el estadio cubierto de Mar del Plata–, esta vez oficialistas y opositores no se verán las caras. Quizá un síntoma del debate político que divide a la izquierda y el progresismo de América latina, cada sector realizará su propio foro de discusión. Los grupos que ven con expectativa la gestión de Kirchner convocan al Encuentro Latinoamericano por la Soberanía y la Integración, que se hará el martes en el Cabildo de la capital. Un día después tendrá lugar el Mercosur de los Pueblos, organizado por ONG como Diálogo 2000 y el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, y apoyado por la izquierda. La sede será la Facultad de Arquitectura de la Universidad.

En la Cumbre de Mar del Plata un “enemigo común” favoreció la convergencia transitoria de oficialistas y opositores: nada menos que el presidente estadounidense, George Bush. Ese elemento aglutinador estará ausente en esta ocasión. De todas formas, es probable que una actividad vuelva a convocar tanto a oficialistas como a opositores, como el año pasado sucedió con el acto de Hugo Chávez, Evo Morales y Diego Maradona en el estadio mundialista de Mar del Plata. Es muy probable que el venezolano encabece un acto en la Ciudad Universitaria de Córdoba o en el estadio Chateau Carreras. Si llega a venir Fidel Castro –los cubanos alimentan el suspenso con el reciente viaje del embajador a Córdoba– se convertirá, indefectiblemente, en la estrella de la jornada. Evo Morales también será de la partida.

La organización de un acto masivo con ciertos jefes de Estado ya se está convirtiendo en una tradición de las cumbres diplomáticas de la región. A principios de marzo, cuando Michelle Bachelet asumió la presidencia de Chile, estuvo a punto de organizarse un acto con Chávez en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. La propuesta fue desactivada por decisión del propio Kirchner, quien por esos días no veía con buenos ojos alimentar las actividades del “chavismo a la Argentina” y así se lo transmitió al canciller Jorge Taiana. El argumento público para no organizar aquel acto fue que su realización podía complicar la alianza que se estaba construyendo con el gobernador mendocino, el radical Julio Cobos. Varios meses después, tras los acuerdos con Morales por el gas y la incorporación de Venezuela al Mercosur, el contexto parece haber cambiado mucho.

Con Brasil a tres meses de elecciones presidenciales y Venezuela en la puerta de unos comicios que podrían abrir la puerta a otro mandato de Chávez, una cumbre del Mercosur puede servir como parte de la campaña electoral del presidente en funciones. Así sucedió con el reciente acto de Kirchner con Morales en Hurlingham, donde ambos anunciaron el acuerdo por la negociación del precio del gas. Los colaboradores del mandatario boliviano aprovecharon la oportunidad para filmar cada escena. Luego fueron utilizadas en los spots publicitarios para apuntalar la convocatoria a la Asamblea Constituyente. En el caso de Venezuela, Chávez suele transmitir en vivo para su país cada uno de esos actos. Son ayuditas que los presidentes se prestan entre ellos, como aquella canción de los Beatles.

Pero no todo serán rosas. Aunque las campañas estén en ciernes, y algunos ya actúen en campaña, los presidentes deberán lidiar con algunos conflictos graves de integración: el malestar de Chile por la decisión de aumentar el precio de la nafta a los extranjeros que compran del otro lado de la frontera, la pelea entre Uruguay y Argentina por las papeleras de Fray Bentos –que llevará a la cumbre a un grupo de asambleístas de Gualeguaychú– los tironeos entre La Paz y Brasilia por el precio del gas con el que Bolivia abastece a San Pablo, las demandas de Paraguay y Uruguay por las asimetrías dentro del Mercosur. El contexto es complejo pero los negociadores atribuyen los problemas a que la integración, aseguran, está avanzando más allá de lo económico.

“Sí, hay conflictos. Pero son naturales en un proceso de integración impulsado por presidentes que se preocupan por defender los intereses de sus pueblos. El Mercosur es un proceso de integración político, más complejo de lo que parece. No depende sólo del mercado”, argumenta a Página/12 un funcionario de la Cancillería. Habrá que esperar unos días para ver si lo suyo era realidad o puro voluntarismo.

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