EL PAíS › SOBRE LA HIPOTETICA CANDIDATURA A GOBERNADOR BONAERENSE DE BLUMBERG
En la Rosada y en La Plata no descartan que se lance cuando termine el juicio por el secuestro y asesinato de su hijo. Eso cambiaría el escenario que tienen construido. Una encuesta a favor de Solá. Lavagna en segundo plano.
› Por Sergio Moreno
Acaso el reconocimiento público que hizo el gobernador Felipe Solá el viernes, después de un acto que compartió con el Presidente en Luján, tribute a la evaluación que hacen en ambos gobiernos acerca del posible adversario a vencer en las elecciones de 2007 en la provincia. Que parece –según entienden los estrategas del oficialismo a ambas márgenes de la General Paz–. se cocerá con un fuego similar a la machacona insistencia de los medios sobre los actos de violencia irracional producidos en las últimas tres semanas. Consejeros de la Casa Rosada y de La Plata no deslindan esos episodios con el inicio del juicio por el tremendo secuestro y asesinato de Axel Blumberg, ni la renovada actividad de su padre el ingeniero, aunque están ayunos de datos concretos. Sin embargo, no son pocos los que piensan que de producirse nuevos asesinatos o secuestros, poco faltará para que el arcángel de la mano dura decida cruzar su Rubicón y candidatearse a la gobernación bonaerense para 2007. Si ello ocurriese, la facilidad con que cuenta el oficialismo para imponerse dejaría de ser tal.
Es cierto que Solá ya había dejado trascender su deseo de ser re-reelecto. Para ello necesita un pronunciamiento de la Corte Suprema bonaerense que sostenga que el primero de sus mandatos no fue tal, sino que fue un interinato para cubrir la huida veloz de Carlos Ruckauf en diciembre de 2001. Si eso ocurriese, el primer mandato será el actual, para el cual fue votado, y tendría la posibilidad de ejercer otro más. Las dudas son mayores que las certezas en este asunto. Néstor Kirchner, pragmático evaluador de sondeos de opinión, al ver los buenos resultados que arroja la imagen y la intención de voto del gobernador, lo emplazó a resolver el tema antes de fin de año. De esa manera, en el momento en que se produjo ese diálogo –en el viaje de hace diez días a Caracas– Kirchner consiguió congelar las apetencias de los otros aspirantes: el presidente provisional del Senado, José Pampuro; el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini; el ministro de Interior, Aníbal Fernández, y el ministro de Gobierno de la provincia, Florencio Randazzo.
Si la Corte le diese la razón a Solá, los restantes postulantes lo acompañarían en su campaña. Kirchner se había entusiasmado en un comienzo, aunque esta semana expuso alguna duda: nada que suene a re-re, que refiere inmediatamente a Carlos Menem, debería ser asociado al Presidente, que se considera uno de los pocos dirigentes políticos que ha logrado recomponer su lazo con amplios sectores de la sociedad luego de la crisis de representatividad que eclosionó a fin de 2001. Por otra parte, Kirchner y sus centuriones están convencidos de que a la luz de la performance de Cristina Fernández en el distrito el año pasado, cuando obtuvo el 40 por ciento de votos, otra victoria allende la General Paz no sería nada dificultosa. El Presidente se siente el gran elector, ha decidido que CFK no sea candidata a gobernadora bonaerense –tal como adelantó en exclusiva este diario hace más de tres meses– y entiende que las encuestas le darán el candidato que salga a batallar con sus blasones.
Eso hasta ahora.
Adversarios
La certeza del Presidente está construida en los resultados de CFK el año pasado, cuando el primer mandatario realizó casi toda la campaña subiéndose a palcos y atriles en el distrito (también lo hizo en el resto del país) y en la orfandad de adversarios de fuste. El ex ministro de Economía de este gobierno Roberto Lavagna, quien aún no ha definido si será candidato a presidente en 2007, trata de construir una alianza con la UCR y los remanentes del duhaldismo residual. Se habló que quien encabece la fórmula para ocupar el sillón de Dardo Rocha podría ser el ex ministro de Seguridad Juan José Alvarez o, también, el diputado nacional Francisco De Narváez. Del resto de los partidos políticos de la oposición ni siquiera hay noticias aún. Pero así como los tártaros amenazaban con llegar y atacar y nunca lo hacían (hasta que lo hicieron y ganaron la batalla), el espectro de Juan Carlos Blumberg, en los últimos tiempos muy activo, se hizo presente en más de un despacho.
“Es sólo una hipótesis, pero ya mantuvo conversaciones con (Mauricio) Macri, que el propio Macri se hizo cargo de publicitar en su momento. Fue una advertencia. Ahora, en medio del juicio oral por el secuestro y asesinato de Axel, donde la opinión pública está absolutamente de su lado, su figura vuelve a imbuirse de la fragilidad de la víctima de los primeros tiempos, y eso lo hace crecer y convencer”, conjeturaba un funcionario nacional ante este reportero. Con un tufillo conspirativo, un funcionario bonaerense planteaba que las coincidencias entre los actos de violencia perpetrados en Capital y el inicio del juicio eran un tanto bizarras y habría que prestarles atención. “Estadísticamente, nosotros, en la provincia, hemos bajado el nivel de delincuencia, pero lo que se ve en la televisión que ocurre en la Capital nos afecta por igual”, aceptaba la fuente. Un hombre de la Rosada reveló que ellos no tienen noticia de que el ingeniero haya mantenido otras conversaciones políticas con Macri, “pero eso puede ocurrir en cualquier momento”. El integrante del Gabinete se da a un juego ucrónico: “Imagínese que después del juicio se producen nuevos episodios violentos y Blumberg llama a una marcha frente a la Rosada, o peor, primero a La Plata y después a la Rosada. Tendríamos un potencial candidato de cualquier partido opositor al Gobierno”.
El hombre descree que pueda ganarle, imponerse a una fórmula impulsada por Kirchner, pero el escenario cambiaría. La facilidad que hoy disfrutan en el areópago kirchnerista respecto de una hipotética victoria en el principal distrito nacional se escurriría como aceite en el fregadero, y el oficialismo debería conseguir un candidato de estatura para imponerse a un hombre que machacará, junto con muchos medios, en uno de los temas que más preocupan a los argentinos. Ahí vuelven a crecer las chances de Solá, hasta ahora el mejor posicionado en las encuestas. Valga como ejemplo: el miércoles, Kirchner y Solá compartieron un acto en Ituzaingó. Allí, un importantísimo integrante del gobierno nacional le entregó al bonaerense una encuesta de Ricardo Rouvier de la semana anterior, sobre 1000 casos en la provincia. La novedad es que el Gobierno mandó medir a Macri como hipotético candidato (ver gráfico).
Los números alegraron los corazones del felipismo donde, sin embargo, mantienen la cautela respecto del futuro y de la hipotética candidatura de su jefe. Saben que para cualquier definición falta lo que en Argentina semeja a una eternidad. El trabajo no midió a Blumberg. “No estamos, por ahora, preocupados con Blumberg. No nos gusta que el gobierno nacional lo trate tan bien mientras cada vez que puede nos destroza. Pero las cosas son como son. Nosotros, ningún funcionario, le vamos a responder a Blumberg, al menos en este escenario”, confió a Página/12 un estrechísimo colaborador de Solá. Sin embargo, nadie baja la guardia y las mesas de arena jamás quedan inmóviles. “Si Blumberg se decide a competir, puede recolectar el voto de (Luis) Patti, el de (Aldo) Rico y aquel voto de mano dura que colectó Ruckauf: el más conservador y hasta fascista de la provincia”, especuló uno de los estrategas de Solá.
Roberto
“Lavagna fue un error que cometió Néstor. Creyó que lo podía manejar, pero se le fue de las manos. Esa es una manera de comprobar que no todo está fríamente calculado en el Gobierno”, dice un consejero que habló con el Presidente a fin de esta semana. Sin embargo, y a pesar de la gaffe, el ex negociador de la deuda externa dejó de ser una preocupación inmediata para los estrategas del oficialismo. Uno de ellos, conversando con Página/12, reveló que “el sostén de Lavagna es la estructura del radicalismo, pauperizado después del tsunami de (Fernando) De la Rúa”. El consejero revela que al ex ministro “le va bien en Córdoba, aunque, todavía no le alcanza para imponerse”. Las miradas, ahora, están puestas sobre Blumberg.
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