EL PAíS › MICELI LLEVA LA PROPUESTA DEL BANCO DE DESARROLLO DEL MERCOSUR
El proyecto técnico fue elaborado durante tres meses por técnicos argentinos y venezolanos. Se capitalizaría con parte de las reservas de los países miembro. Brasil ya habría dado su acuerdo. Desplazaría al FMI, el Banco Mundial y el BID como instrumentos de financiación ineludibles. Con la llegada de Chávez anoche, comenzó el arribo de presidentes a la cumbre del Mercosur en Córdoba, que se desarrollará entre hoy y mañana.
› Por Raúl Dellatorre
La carátula en la carpeta dice “Banco de Desarrollo del Mercosur”. El subtítulo reza “Propuesta técnica”. La carpeta viaja hoy hacia Córdoba en manos de Felisa Miceli, su autora, quien la elevará a consideración de sus pares del bloque regional. Más que propuesta técnica, puede resultar una “bomba política”. Hace un año, la idea era considerada por los enemigos de que los Estados asuman un rol activo en la economía como “un proyecto utópico más del pintoresco presidente de Venezuela”. Pero, desde entonces, la idea fue tomando vuelo a la par que recibía el respaldo de los diferentes gobiernos. Lula da Silva dio el okay para que Venezuela avanzara en el desarrollo de la idea. Argentina se sumó y desde hace poco más de tres meses equipos técnicos del Palacio de Hacienda trabajan junto a sus pares venezolanos en darle forma a la idea. En el camino, Argentina y Brasil cancelaron sus deudas con el FMI. Ahora surge el proyecto que aspira a independizar a los países del bloque del financiamiento maniatado de los organismos internacionales. Es casi una herejía para los centros financieros occidentales. Pero el Banco del Sur, rebautizado, y la carpeta técnica conteniendo la propuesta de capitalización y sus objetivos en materia de financiamiento, crear competitividad y fortalecer la organización regional estará, en pocas horas más, en manos de los ministros de Finanzas y Economía de la región.
La propuesta armada en los despachos del Ministerio de Economía recoge el planteo original formulado por Hugo Chávez. Esto es, crear un banco regional que sirva como instrumento de financiamiento del desarrollo de los países miembro, reemplazando de ese modo la dependencia generada por el endeudamiento externo y bajo condiciones impuestas por los organismos internacionales. No es poco. Es la misma idea que quedó plasmada en el anuncio del Bono del Sur, emprendimiento conjunto de Venezuela y Argentina, presentado en Caracas a principios de este mes con la intención de ser lanzado entre septiembre y octubre. Néstor Kirchner lo caratuló, entonces, como “el preinicio del Banco del Sur”.
El esquema de capitalización se basa en constituir un capital inicial con parte de las reservas internacionales que hoy los países de la región tienen depositados en organismos internacionales o en bancos de los países desarrollados. “No cuesta nada a Venezuela hacer un acuerdo para traer esas reservas, en vez de tenerlas todas en los bancos de Europa o Norteamérica”, había señalado Chávez a fines del año pasado, asegurando incluso que su país podría comprometer un aporte inicial de cinco mil millones de dólares de sus reservas.
La primera propuesta formal de creación del banco fue lanzada por Hugo Chávez en Brasilia, en un encuentro de presidentes en enero. Luego la propuesta fue recogida y considerada a nivel técnico, entre representantes de bancos centrales, en Caracas en marzo. Aseguran que a partir de aquel momento, equipos técnicos bajo el mando de Felisa Miceli y de Nelson Merentes, su par venezolano, empezaron a darle diseño a la propuesta. El 4 de julio, en el Palacio Miraflores de Caracas, Kirchner hizo pública la intención de encaminarse hacia el Banco del Sur. El trabajo que en estos meses compartieron los colaboradores de Miceli y de Merentes se verá reflejado en la carpeta técnica que hoy vuela a la provincia mediterránea. Argentina y Brasil cancelaron en enero pasado sus respectivas deudas con el Fondo Monetario. Desde entonces, los bancos centrales de ambos países han podido recuperar aceleradamente reservas mediante compras diarias de divisas para sostener el valor del dólar. Sin embargo, entre los “expertos” financieros se expresó cierta alarma allá por enero frente al plan de comprometer las “menguadas reservas” de Argentina y Brasil, luego del pago al FMI, en la formación de un banco condenado a la insolvencia, sostenían, porque seguramente se embarcaría en “créditos subsidiados y de cobro improbable”. Justamente, la propuesta que ahora lleva Miceli al encuentro del Mercosur apunta a deshacerse de los consejos de esos mismos gurúes y de la lógica de correr tras “los humores del mercado” y la necesidad de “atraer la confianza de los capitales”, fines a los que fueron tan afectas las políticas de los ’90 en la región, con las consecuencias conocidas. La reacción que va a tener la propuesta de un banco regional entre los popes de los centros financieros mundiales no puede ser otra que negativa, porque va contra sus propios intereses. Ni tasas leoninas infladas por subjetivos “riesgos país” –medido por evaluadores ligados a los mismos bancos de inversión que juegan a la compraventa de bonos–, ni políticas económicas y monetarias atadas a los condicionamientos impuestos por el Fondo, podría resumirse como el objeto principal que lleva a querer contar con un instrumento financiero independiente como el Banco del Sur.
El documento que lleva Felisa Miceli a la cumbre de Córdoba lo manifiesta en otros términos, aunque con similar sentido. Promover “el avance económico y social armónico de la región”, crear condiciones financieras para “darle competitividad”. Acompañando la propuesta de creación del Banco de Desarrollo del Mercosur, va la propuesta de encarar una tarea conjunta entre los países asociados al Mercosur con vistas a la próxima asamblea del FMI, en Singapur. La idea es llegar a ese encuentro con una formulación común sobre el rol de ese organismo, la necesidad de su transformación y un cambio en el reparto de poder y decisión interna. Un desafío que ya desde su misma formulación divide aguas.
Economía también presentará un conjunto de propuestas, consensuadas con Brasil, para dar respuesta a algunas de las demandas de los socios menores, Uruguay y Paraguay. Un planteo es conformar un fondo de apoyo financiero a los países menores por 100 millones de dólares, que en el futuro podría ser administrado por el Banco de Desarrollo a crearse pero, en lo inmediato, se viabilizaría a través del BNDes de Brasil y el BICE y el Nación de Argentina. También se ofrecerá la apertura de las cláusulas de adaptación competitiva (facilidades de acceso a los mercados de productos industriales sensibles) y del régimen automotor común, que hoy comparten sólo Argentina y Brasil, a Uruguay y Paraguay. Unl Mercosur más ambicioso que apunta a su relanzamiento.
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