–¿Y...qué les pareció el proyecto? –entró guapeando Mauricio Macri al despacho de la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti. Después de haber rebotado en la puerta la semana pasada, cuando apareció sin previo aviso, el líder de PRO dejó su plan para limpiar el Riachuelo en la mesa de entradas y ayer finalmente tuvo sus quince minutos con la funcionaria.

–Es pobre, ni siquiera aborda la problemática social. Está desactualizado, ya que es de 2003 y fue utilizado con un propósito electoral. Si quieren colaborar con una solución seria estamos dispuestos, pero no nos hagan perder el tiempo –le respondió Picolotti.

La relación de Macri con la secretaria ambiental ya había empezado con el pie izquierdo el jueves de la semana pasada. A Picolotti le irritó especialmente que el diputado irrumpiera sin pedir audiencia y rodeado de periodistas. El encuentro de ayer no mejoró el cuadro. Por empezar, para ella no pasó inadvertido que él llegara veinte minutos tarde a la cita, pautada para las dos de la tarde.

A la salida de la reunión la funcionaria decidió hablar con la prensa y exponer sus conclusiones: “El contenido del plan del señor Macri –dijo– lo puedo resumir así: que las empresas sigan contaminando y que el Estado se aboque a la limpieza de la contaminación de las empresas, es decir, que la sociedad toda pague el costo de esa contaminación. De ninguna manera desde esta secretaría vamos a promover esto”.

Macri fue acompañado por su asesor Carlos Tramutola. Primero los recibió el subsecretario de Coordinación de Política Ambiental, Bruno Carpinetti. Al rato se sumó Picolotti. Empezaron tratándose de “usted”. La abogada ambientalista incluso le decía “ingeniero”, pero llegó un punto de la conversación en que ella no pudo con su genio y después de escuchar que el empresario le hablaba una y otra vez del “acuífero Pehuelche” le dijo:

–Mauricio, se llama acuífero Puelche, no Pehuelche.

El líder de PRO enmudeció.

El diputado había sacado a relucir su viejo “Plan de saneamiento integral del Riachuelo”, de algo más de cien páginas, a raíz del fallo de la Corte Suprema que intimó a los gobiernos nacional, bonaerense y porteño a presentar un plan para recuperar la cuenca hídrica. También lo puso a disposición del alto tribunal y de la Cámara de Diputados. La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable coordina la elaboración de la respuesta que las tres administraciones entregarán al máximo tribunal a más tardar el 23 de agosto, la fecha límite. Luego, el 5 de septiembre, tendrán una audiencia pública, donde también deberán presentarse cuarenta y cuatro empresas acusadas por su responsabilidad en la polución.

El plan de Macri hace hincapié en el dragado del río y propone, por ejemplo, que circulen catamaranes permanentemente para sacar la basura. El eje del planteo discrepa de la estrategia que está delineando Picolotti, que prioriza mejorar la calidad de vida de los habitantes de la zona, que viven en villas y sin sistema cloacal, y apunta a la responsabilidad de las compañías que vierten sus desechos en las aguas. La secretaría apuntaría a ofrecer incentivos económicos a las empresas para que reconviertan su tecnología y apliquen técnicas no contaminantes, en algunos casos buscarían la relocalización de las fábricas y, además, impulsarían un nuevo sistema de control y de multas. El razonamiento es que para limpiar el Riachuelo, primero hay que parar la contaminación.

–Si se plantean urbanizar la zona nunca van a sanear el Riachuelo, hay que empezar dragando –insistió Macri en el diálogo a puertas cerradas.

El dirigente se retiró del edificio sin hacer declaraciones.

Picolotti explicó después lo que ya le había dicho a él en persona. “Eso es atacar la consecuencia, no la causa. Menciona el dragado del río y sacar los lodos, cuando todos sabemos que en el lodo del río se encuentran metales pesados y que si se remueve el lodo se agrava la situación de la contaminación”, dijo. “Es un plan pobre desde el punto de vista técnico y social”, sostuvo. También anunció que su proyecto de ley para declarar la emergencia del Riachuelo está a estudio del presidente Néstor Kirchner para, pronto, ser enviado al Congreso.

Después volvió sobre el empresario. “A mí me causa una enorme desazón que un tema de tanto contenido social como es el Riachuelo se esté usando con el solo fin del proselitismo político y no para la solución definitiva de la gente”, se quejó. “Yo creo –añadió– que el señor Macri ni siquiera leyó lo que presentó. Durante la reunión yo hice referencia a varios puntos del plan y evidentemente él lo desconocía.”