EL PAíS › DIFERENCIAS EN EL PS POR LA PRESENCIA EN ROSARIO
› Por Martín Piqué
La foto mostraba al socialista Hermes Binner en el escenario de la convención radical, a cuatro sillas de Raúl Alfonsín. Esa imagen, que ayer Página/12 reprodujo en su tapa, generó un debate interno en las filas del PS. Aunque la asistencia al encuentro de la UCR había sido acordada por la conducción del socialismo, dirigentes de Capital y provincia de Buenos Aires consideraron que el PS tuvo un “excesivo protagonismo” en la convención radical. “Estar de la manera en que se estuvo ahí ata a todo el partido a una candidatura (por Roberto Lavagna) que el socialismo no apoya”, dijo el ex diputado Ariel Basteiro. “Por el giro que tuvo la convención radical en las últimas 72 horas, donde se bendijo a Lavagna, podría interpretarse que eso acarrea al socialismo detrás de esa candidatura. Y eso es inviable”, coincidió el bonaerense Jorge Rivas. Consultado por Página/12, el senador Rubén Giustiniani, quien estuvo en el encuentro de Rosario como presidente del PS, defendió la asistencia y dijo que eso no debe ser interpretado como apoyo a candidatura alguna.
“El partido decidió concurrir a una invitación institucional de la UCR y se anunció con anticipación. Además, el socialismo anunció claramente que no ha definido su posición ante las candidaturas nacionales. Eso lo va a definir en 2007 sobre la base de una cuestión programática que vamos a ir discutiendo en 2006”, afirmó Giustiniani. El senador estuvo en la apertura de la convención partidaria del radicalismo junto con Binner, el segundo dirigente más aplaudido de la jornada, y el intendente de Rosario, el médico Miguel Lifschitz. Para algunos miembros del socialismo, la presencia de tres dirigentes del partido, entre ellos su figura pública más conocida y candidato a gobernador de Santa Fe, podría ser interpretada como un claro respaldo a la candidatura de Lavagna.
Uno de los más críticos fue Basteiro. “La convención radical no sólo podría traer una ruptura en el radicalismo, sino también un conflicto serio en el socialismo. No me parece conveniente haber dado esa señal hacia afuera”, dijo a Página/12. En el mismo sentido opinó Raúl Puy, enfrentado con el titular del socialismo porteño, el funcionario de Jorge Telerman, Roy Cortina. “Era razonable que fuera algún miembro del partido porque en Santa Fe el socialismo tiene una alianza con la UCR. Alguno tenía que ir. Lo que no puede ser es que hayan ido el presidente del partido; nuestro candidato más importante, que es Binner, y encima el intendente de Rosario. Da la impresión que se está avalando un camino que todavía no se decidió. Y eso nos descoloca ante la sociedad”, cargó Puy.
–Algunos colegas de su partido aseguran que haber mandado una delegación tan importante a Rosario fue un error. ¿Qué piensa usted? –preguntó Página/12 a Giustiniani.
–Nosotros estamos en un partido democrático y puede haber matices e interpretaciones diferentes. No hay problema. Igualmente tenemos coincidencias de fondo entre todos los dirigentes, es lo que se resolvió en la mesa política del partido. Allí resolvimos que somos un partido independiente, por eso rechazamos el ofrecimiento del Gobierno a Héctor Polino, y acordamos que en 2006 vamos a dialogar con las fuerzas afines para construir un programa de centroizquierda y progresista.
Para algunos miembros del socialismo, la presencia de Binner, Lifschitz y Giustiniani es el primer paso de un proceso que consideran inexorable: la conformación de una alianza con el radicalismo para sostener a Lavagna en la Nación. Como contrapartida, la UCR volcaría de nuevo toda su estructura partidaria en Santa Fe para fiscalizar los votos que podrían llevar a Binner a la gobernación. Un simple dato dice mucho sobre esa negociación: los 22 convencionales del radicalismo santafesino estuvieron en la convención de Rosario. Fue asistencia perfecta. Eso significa que la UCR que necesita Binner está más cerca de Lavagna que de cualquier otra candidatura. El panorama anuncia tempestades. “El socialismo debe trabajar en una alternativa progresista al Gobierno, superadora por izquierda. La opción del lavagnismo es el reciclado de la vieja política, una expresión de derecha. Es inviable”, anticipó a Página/12 uno de los críticos.
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