Dom 03.09.2006

EL PAíS  › DANIEL KATZ, INTENDENTE DE MAR DEL PLATA

“No creo que Alfonsín y Moreau puedan echar a nadie”

› Por Martín Piqué

El intendente de Mar del Plata, Daniel Katz, suele dedicar los sábados a descansar en su casa, con su familia. Apaga los celulares, no aparece por los lugares de siempre, y sus allegados repiten la palabra “inubicable”. Pero las urgencias de la interna de la Unión Cívica Radical pueden lograr cualquier cosa. Y Katz aparece del otro lado del teléfono, dispuesto para la entrevista. Ex militante de la Junta Coordinadora Nacional, Katz llegó a su cargo en medio de las turbulencias que siguieron a la caída de De la Rúa. En febrero de 2002 renunció el intendente Elio Aprile, que había sido electo por la Alianza. Lo sucedió Katz, segundo concejal de la lista. En ese momento lo asociaban a Federico Storani. En 2003 fue reelecto. Hoy integra el grupo de los radicales K. Y se lo menciona como el probable candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires por una eventual concertación oficialista.

Entre todos los radicales K, Katz es uno de los más lanzados para criticar al sector de la UCR que apoya a Roberto Lavagna. No ahorra ironías. “El radicalismo de Moreau, Alfonsín y Storani quiere comprar una semana de tiempo compartido en una casa que recién está en construcción, que es de otro y que no saben con quién la van a terminar compartiendo. Desde ese lugar no creo que puedan echar a nadie”, dice entre risas. Página/12 le había preguntado por la amenaza de expulsión de la UCR que pesa sobre él y sobre sus correligionarios que apoyan a Kirchner.

–Los radicales que organizaron la Convención de Rosario dicen que ustedes se plegaron al kirchnerismo por la obra pública o por temor de perder influencia en sus distritos.

–No, para nada. Yo soy proclive a avanzar en un acuerdo de concertación con el Gobierno. Y hasta que no esté saldado el tema programático, electoralmente no daré ningún paso. Ni doy garantía de darlo.

–¿Cuáles serían las bases de ese acuerdo programático?

–Este gobierno tiene logros claros para exhibir. La economía viene creciendo al 9 por ciento por cuarto año consecutivo, el desempleo se reduce medio punto por cada punto de crecimiento del país. El modelo de exportación de commodities, las retenciones y el nuevo esquema recaudatorio producen un doble superávit fiscal y de balanza comercial. Es inédito en la historia económica de nuestra generación.

–¿Cuáles serían las debilidades?

–Son de orden institucional. La calidad de las instituciones. También creo que hay alguna cuestión que tiene que ver con el reparto de los fondos públicos de la coparticipación, que debería ser más horizontal.

–Elogia la política económica y critica lo institucional. Es lo mismo que dicen los radicales que apoyan la candidatura de Lavagna. ¿En qué se diferencia entonces de los lavagnistas?

–Hay fuertes grupos económicos que quieren ponerle límite a Kirchner por razones obvias. No se olvide usted de que la primera aparición de Lavagna como eventual candidato a presidente se la hicieron en la CNN en español. Se la hizo Alberto Padilla, el que cubre economía y mercados para la CNN en español. Y lo trataba de “Don Roberto”. Para los que entienden de estas operaciones, fue algo muy sugestivo y de alta factura.

–¿Pero cuáles son sus diferencias con el grupo que apoya a Lavagna?

–Los que están siguiendo a Lavagna están consolidando un espacio conservador, de centroderecha tendiendo a la derecha. Por definición, por origen, por ideología, la UCR no puede estar nunca integrando ese espacio. El radicalismo debe estar en un espacio progresista de centroizquierda.

–¿Está de acuerdo con lo que dijo Kirchner sobre Alfonsín, de que ninguno de los dos fueron “ni mártires ni héroes”?

–Los mártires y héroes los tendrá que ir poniendo en su lugar la historia. Es un tema que hay que tratar con muchísimo respeto, que trasciende largamente la política y los partidos. No comparto ni me cae bien que se crucen chicanas con este tema. Debería ser una política de Estado a resguardo de la política electoral. Yo querría ver a dos presidentes, uno con mandato cumplido y otro en ejercicio, trabajando para profundizar la verdad y la justicia.

–¿Cómo evaluó la marcha de Blumberg?

–Lo evalúo como un hecho político. Todo acto público masivo constituye un hecho político, que gira en torno de una de las grandes preocupaciones de los argentinos, la seguridad. No hay que menospreciar el tema, es una preocupación. Y no me pareció acertada la iniciativa de la contramarcha.

–¿Cree que Blumberg podría ser candidato a gobernador?

–No lo sé. Tiene todo el derecho del mundo. Nadie puede impugnar a todo aquel que tenga expectativas. Tampoco soy de los que se suben a dar opiniones de gente que no ha dicho que será candidato. Como Kirchner no ha dicho que va a ser candidato a presidente, Lavagna tampoco, Blumberg tampoco. Así que yo no voy a ser el tonto útil que opine antes de tiempo.

–¿Piensa que el sector de Alfonsín y Roberto Iglesias va a tener un lugar menor en el proyecto de Lavagna?

–Absolutamente. Yo no menosprecio la inteligencia de Lavagna. Y él sabe que está compartiendo cosas con gente que sacó el 2 por ciento de los votos en la Argentina.

–¿Usted será candidato a vicegobernador por la concertación oficialista?

–No. Me niego a hablar de candidaturas en un país donde los candidatos no se asumen como tales.

–Usted tampoco se asume como candidato...

–No, por supuesto. Si no sabés qué, con quién y para qué, no podés ser candidato a nada.

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