EL PAíS › LA AGENDA DEL PRESIDENTE PARA EL PROXIMO VIAJE A NUEVA YORK
Será en dos semanas y se lo afina con un objetivo sutil: despegar al gobierno de Chávez ante los ojos norteamericanos. Habrá visita a Wall Street y diálogo con los italianos.
› Por Fernando Cibeira
En dos semanas, el presidente Néstor Kirchner viajará a Nueva York en lo que seguramente será su viaje más “visible” del año, si no el más trascendente. Allí no sólo participará de la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas, tal como ha sido su tradición desde que está en la Casa Rosada, sino que también se reunirá con empresarios norteamericanos, tocará la campana de apertura de la Bolsa de Wall Street y se reunirá con algunos de sus colegas presidentes. En ese sentido, es casi un hecho que se encontrará con el primer ministro de Italia, Romano Prodi, para cerrar la definitiva normalización de la relación bilateral entre ambos países, chamuscada desde la época del default y Silvio Berlusconi.
En la Casa Rosada se preocupan siempre por aclarar que si bien la relación con el venezolano Hugo Chávez ha pasado a ser estratégica para el gobierno de Kirchner, el vínculo se basa en lo comercial y no en lo ideológico. Verdad o no, los movimientos de Kirchner en la Gran Manzana apuntarán a desmentir cualquier preconcepto que pudiera haberse creado en el Norte por su cercanía con Chávez. El presidente argentino, se podrá interpretar, no tiene ninguna antipatía a los capitales estadounidenses.
Kirchner y su comitiva llegarán a Nueva York el domingo 17. El martes al mediodía está previsto que participe del almuerzo que ofrecerá el secretario general de la ONU, Kofi Annan, a los mandatarios que lleguen a la Asamblea, que se inaugurará por la tarde. Esa noche, el anfitrión George Bush dará la habitual cena de gala en un sitio que todavía se mantiene en reserva por razones de seguridad, pero que suele realizarse en alguno de los edificios más distinguidos de la ciudad como el Hotel Waldorf Astoria o el Museo de Ciencias Naturales. Las dos comidas serán el ámbito en el que el Presidente podrá cruzar algunas palabras con Bush, hecho que por lo general ocurre.
Al otro día, el miércoles 20, Kirchner hablará en el plenario de la ONU. Aunque el discurso todavía está en la etapa de pulido en manos del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, se sabe que repasará los puntos que se han convertido en caballito de batalla cuando el Presidente sale al exterior: derechos humanos, medio ambiente y Malvinas.
Fuera de la Asamblea, ese mismo día Kirchner encabezará su visita más llamativa. Desayunará con Catherine Kinney, presidenta de la Bolsa de Nueva York, y veinte empresarios norteamericanos. Luego tocará la campana de apertura de la sesión del mercado de valores más grande del mundo, una antigua ceremonia reservada sólo para algunas personalidades, incluso de fuera del mundo de la política y los negocios. Aunque el acto parezca anecdótico, en la Cancillería lo destacaban como demostración de que el presidente argentino se había sabido ganar la confianza del establishment norteamericano con los pasos dados luego de la caída en default y la reestructuración de la deuda. Recordaban que entre quienes habían hecho sonar The Opening Bell en los últimos tiempos podía contarse al ruso Vladimir Putin o al italiano Berlusconi, por mencionar algunos. “Hay cuatro cadenas de televisión que transmiten el toque de campana en directo para todo el mundo”, valoraba un diplomático argentino que estuvo en la organización del encuentro.
El jueves, en tanto, Kirchner hablará en una cena del Consejo de las Américas, la entidad creada por el banquero David Rockefeller que agrupa lo más selecto del establishment empresarial neoyorquino. Escucharán a Kirchner unos 200 hombres de negocios que concurrirán al comedor del hotel Helmsley Park Lane. Participar del evento, informa la página de Internet del foro, costará 250 dólares para sus miembros y 400 verdes para quienes no lo sean. A la otra semana, también se anuncia allí, los empresarios compartirán un almuerzo con Earl Anthony Wayne, el nuevo embajador estadounidense en Argentina.
Además del canciller Jorge Taiana, en el armado de la agenda trabajó intensamente el cónsul argentino en Nueva York, Héctor Timerman. No deja de ser curiosa la situación de la diplomacia argentina en Estados Unidos, donde se podría decir que existen dos canales trabajando en paralelo: uno en Washington a cargo de José Octavio Bordón y el de Timerman en Nueva York. Por poner un ejemplo: dos semanas atrás el cónsul se reunió con un grupo de senadores en Buenos Aires que lo convocaron para conversar sobre el estado de las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Ese mismo día, en una representación si se quiere más formal, Bordón se reunía en Washington con el subsecretario de Asuntos Hemisféricos, Tom Shannon.
En Cancillería todavía eran renuentes a confirmar públicamente la cita con Prodi. Es que los mandatarios europeos que concurrirán a la cita pueden contarse con los dedos de una mano y todo puede modificarse a último momento. Por lo que se sabe, ni Tony Blair ni Jacques Chirac ni Angela Merkel ni José Luis Rodríguez Zapatero serán de la partida. El español, que era buen candidato a reunirse con Kirchner, avisó que estará en la primera semana de noviembre en la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Montevideo. El encuentro se postergó para esa fecha.
Desde que ganó el centroizquierda en Italia, en abril pasado, el gobierno argentino ha buscado reestablecer la relación bilateral, seriamente dañada durante el período de Berlusconi y la reestructuración de la deuda que afectó a más de 400 mil bonistas italianos. La coincidencia en la ONU le daría la excusa a Kirchner y a “il Professore” para recrear el buen vínculo histórico entre ambos países. Kirchner y Prodi ya se reunieron una vez. Fue en 2003, durante el primer viaje del presidente argentino al exterior, cuando el italiano ocupaba la presidencia de la Unión Europea. Quisieron reencontrarse este año en mayo pasado, durante la Cumbre de Viena, pero Prodi faltó a la cita porque Berlusconi todavía cuestionaba su triunfo electoral. Ahora sería la oportunidad.
Kirchner también se verá allá con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, luego del catálogo de malos entendidos creado alrededor del aumento del precio del gas. Al episodio se le agregó otro reciente, más anecdótico, sobre unos mapas que distribuía la Secretaría de Turismo argentina adjudicando erróneamente de este lado de las fronteras un área de los Hielos Continentales que aún no fue delimitada. Con el encuentro en Nueva York, entonces, Kirchner y Bachelet buscarán encarrilar de nuevo el vínculo bilateral. Bachelet, seguramente, buscará nuevas garantías de continuidad del envío de combustible desde este lado de la cordillera.
En cambio, aún no estaba resuelto si se realizaría algún encuentro con el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y Hugo Chávez. El Mercosur en pleno decidió apoyar el ingreso de Venezuela como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, una movida que disgusta a Estados Unidos. Habrá que ver si habrá gestos públicos al respecto.
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