Siempre manifestó su deseo de convertirse en el candidato kirchnerista a gobernador bonaerense. Pero recién por estas horas Aníbal Fernández puede decir que está cerca de cumplirlo. Y no sólo porque recibió un fuerte espaldarazo de la Casa Rosada para caminar la provincia, sino porque José Pampuro –otro de los aspirantes oficiales– le allanó el camino amagando imprevistamente ayer con bajarse de la competencia. “No soy candidato a nada. Por ahora no soy candidato a nada. Yo voy a ser senador nacional hasta el 2011”, señaló a Página/12.

Fernández encontró en su tocayo, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el impulso que necesitaba. Juntos promocionaron para este sábado una “conferencia magistral” que brindarían a dúo en el Círculo Trovador de Vicente López. Sólo la apretada agenda de viajes los obligó a postergar los planes. El jefe de Gabinete viajará a Río Negro para participar de una serie de actividades que tenía previstas -y no pudo postergar- con el jefe del bloque de senadores y aspirante a la gobernación, Miguel Angel Pichetto.

El fallido inicio del raid provincial no fue el único dato revelador. Ayer mismo hubo otro. Víctor Santa María salió a respaldar abiertamente la candidatura a gobernador de Fernández. Si bien se trata del titular de los encargados de edificios, una federación de peso relativo en el universo sindical, la lectura política fue unívoca: Santa María no haría ese gesto sin la anuencia de su referente político Alberto Fernández.

“Estamos trabajando en el proyecto. El país tiene un gran desafío el año próximo que debe ser de ideas y de programas, y el compañero (Aníbal) Fernández representa esas ideas y programas”, dijo Santa María en Casa de Gobierno. El marco fue la firma de un acuerdo entre el gremio y el Ministerio del Interior para colaborar en la regularización de extranjeros del Mercosur que residen en la Argentina.

En privado, Alberto Fernández considera a Aníbal como el candidato con más chances. Y lo posiciona respecto de Pampuro en base al nivel de conocimiento que de uno y otro tienen los bonaerenses. No hay relevamientos que se conozcan sobre el tópico. Sí se sabe que los dos fueron ministros de Eduardo Duhalde y que Aníbal, para diferenciarse de aquellos peronistas que no se subieron al tren kirchnerista, suele presentarse como un “duhaldista portador sano”.

El tiempo dirá si la movida pergeñada por Los Fernández es en desmedro de Felipe Solá, el otro actor principal de la novela provincial. El gobernador busca una autorización judicial para pelear por la reelección. Numerosos constitucionalistas la consideran viable. Esa apuesta política recibió el aval público de Aníbal Ibarra y Miguel Bonasso, dos dirigentes que trabajan en un armado porteño bajo el paraguas kirchnerista. Solá mantiene reuniones con ambos dirigentes, que curiosamente cuentan con el guiño de Fernández.

Visto así, es probable que el Gobierno –mientras evalúa si está dispuesto a pagar el costo que significaría el debate leguleyo por la reelección de Solá– encuentre en Aníbal Fernández una variante electoral al gobernador. Anoche Pampuro entendió cómo soplan los vientos y decidió ceder terreno hasta tener una nueva señal de Kirchner. “A mí la ciudadanía bonaerense me eligió en octubre pasado para ser senador. Y es tiempo de trabajar con seriedad y responsabilidad cada uno en su lugar. Hoy no soy candidato a nada”, insistió ante este diario.

Por ahora en el distrito no aparecen opositores que generen temor en la Casa Rosada más allá de los escarceos por la eventual candidatura de Juan Carlos Blumberg. El kirchnerismo cuenta con numerosos aspirantes a gobernador aunque todos han bajado el perfil desde que Solá planteó la posibilidad de la reelección. Así también sucedió con el ministro de Gobierno provincial, Florencio Randazzo, y con el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini. No obstante, este último no niega en privado que Aníbal Fernández lleva las de ganar entre las preferencias del Gobierno. Los acontecimientos de la última semana parecen confirmarlo.