Los radicales K harán su encuentro el 7 de octubre, en Río Cuarto. En la UCR conminaron a todos los distritos a informar si adhieren a lo dispuesto por la Convención. Amenazan con intervenir.
› Por Santiago Rodríguez
Los radicales K respondieron ayer a los pedidos de intervención del partido en provincias cuyos gobernadores están alineados con el Gobierno con la confirmación de un nuevo encuentro, en el que ratificarán su adhesión a la concertación que impulsa Néstor Kirchner: será el próximo 7 de octubre, en la ciudad cordobesa de Río Cuarto. Para entonces la crisis del radicalismo promete ser aún más profunda, porque desde la conducción partidaria conminaron a todos los comités provinciales a que en los próximos veinte días comuniquen si adhieren o no a la estrategia opositora consagrada en la Convención. “Aquellos distritos que no acaten lo que se resolvió en Rosario, serán intervenidos”, anticipó a Página/12 un integrante de la mesa directiva de la UCR.
Las autoridades del radicalismo decidieron no avanzar aún sobre los distritos renuentes a acatar las directivas partidarias. Hasta ahora hubo pedidos individuales de afiliados para intervenir el partido en Mendoza, Río Negro y Santiago del Estero.
La solicitud de intervención a la UCR mendocina fue rechazada por la conducción partidaria, que todavía no se expidió sobre los otros dos planteos. El titular del radicalismo, Roberto Iglesias, dijo que “no sería de extrañar que aparezcan más pedidos de sanciones o de intervención producto del enojo muy grande que hay en la militancia”.
La intervención de la UCR allí donde los radicales están dispuestos a asociarse con Kirchner está en ciernes, pero desde el Comité Nacional entienden que “no hay que apresurarse” y consideran que las solicitudes que recibieron en estos días exacerban los ánimos sin mayor sentido.
La idea de la conducción del radicalismo es arrinconar a los K. “Lo que ellos pretenden es acordar con Kirchner sin abandonar el partido, pero no lo vamos a permitir”, analizó uno de los radicales que participó de la última reunión de la mesa directiva del partido. En ese encuentro se acordó remitir a cada comité de provincia el documento aprobado en la Convención de Rosario y comunicar también en forma fehaciente las resoluciones allí adoptadas, que allanaron el camino a la postulación de Roberto Lavagna en nombre de la UCR.
El titular del radicalismo santiagueño, Angel Niccolai, afirmó que “no hay ningún motivo” para intervenir el partido en esa provincia. Lo mismo dijo el presidente de la UCR rionegrina, Pablo Verani, y cargó contra Iglesias: “El presidente de la UCR dijo en la Convención del partido que ‘o hacés lo que yo digo o te expulso’ y esto no es así”. El ex gobernador de Río Negro reivindicó, además, la facultad de cada distrito para establecer las “sociedades electorales que quieran porque lo marca la Carta Orgánica del partido”.
La estrategia de las autoridades del radicalismo apunta justamente a generar los “motivos” para después intervenir aquellos distritos que no adhieran a los postulados de la Convención. Con ese propósito se intimó también a los comités provinciales a que en un plazo de veinte días definan si adhieren o no a la política electoral que delinearon los convencionales.
Los K no parecen dispuestos a arriar sus banderas y el próximo 7 de octubre renovarán sus votos a favor de la concertación a la que se convoca desde la Casa Rosada. Esta vez los gobernadores e intendentes que simpatizan con Kirchner se reunirán en la ciudad cordobesa de Río Cuarto y desde allí desafiarán una vez más a la conducción de la UCR.
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