“Estoy muy bien, gracias a Dios”, dijo desde la silla de ruedas a los periodistas que se le acercaron. Luego de un día de internación, Carlos Menem abandonó la clínica en la que se repuso del ataque de hipoglucemia que sufrió en un acto proselitista en La Calera. “Está muy bien; ayer decíamos con la mami –Zulema Yoma– lo fuerte que es el papi, que se desmayaba y seguía hablando”, dijo su hija, Zulemita, antes de que el ex presidente saliera por la puerta lateral.

El martes a la noche, luego de decirles a sus seguidores que viviría más que los 104 años que vivió el faraón egipcio Ramsés II, Menem se derrumbó sobre sus pies, sin soltarse del micrófono y de la baranda del balcón al que se aferró en su caída. Con la mención Menem quiso responderle a una periodista que le había preguntado si no estaba grande para volverse a presentar como candidato a presidente. “Vuelvo a Buenos Aires para reanudar mis actividades políticas”, precisó.

Cuando se le preguntó cómo seguirían sus actividades de aquí en adelante, sostuvo que “como siempre, trabajando, andando por todo el país y conversando con la gente”. Como en sus mejores tiempos, la salida de Menem del Instituto Modelo de Cardiología fue un verdadero operativo. En la puerta principal de la clínica, su hija Zulemita y su médico personal Alejandro Tfeli intentaron distraer a los periodistas apostados, mientras el riojano se retiraba por una puerta lateral.

Rodeado por los periodistas, Menem tuvo tiempo de comentarles que “Cecilia ya está por venir”. Cecilia Bolocco se encuentra en Miami. Desde allí declaró a un canal estatal que la descompensación que sufrió Menem se debió “al exceso de trabajo”. También señaló que su marido “es como un niño que piensa que tiene 15 años”.