Las versiones sobre la “inminente” aceptación por parte del Vaticano de la renuncia del obispo de Iguazú, Joaquín Piña, arreciaron ayer en medios políticos y en las redacciones de los medios. Piña es primer candidato a convencional constituyente por el Frente Unidos por la Dignidad, que en la provincia de Misiones se opone a la intención de reforma constitucional impulsada por el actual gobernador Carlos Rovira con el apoyo explícito del presidente Néstor Kirchner y que tiene por finalidad abrir el camino de la reelección indefinida, una posibilidad no permitida por el actual texto constitucional de la provincia. La primera información sobre la aceptación de la renuncia de Piña fue divulgada por la agencia estatal Télam, quien indicó que el hecho se concretaría “mañana” (por hoy). Sin embargo, fuentes eclesiásticas no confirmaron ni desmintieron la aseveración, indicando en cambio que la aceptación de la dimisión, que Piña presentó siguiendo las normas eclesiásticas el 25 de mayo del año anterior, al cumplir 75 años de edad, podría concretarse “mañana, pasado, dentro de un mes o dentro de un año”.

Las fuentes mencionadas por Télam indican que una vez aceptada la renuncia de Piña, la administración apostólica de la diócesis pasaría a manos del arzobispo de Corrientes, Domingo Castagna. También se especuló ayer sobre el nombre del posible sucesor de Piña en Iguazú, pero las fuentes eclesiásticas consultadas se abstuvieron totalmente de confirmar o desmentir ninguno de los nombres en danza.

La semana pasada el presidente Néstor Kirchner estuvo en Misiones para darle su apoyo explícito a la reforma constitucional y a la reelección de Rovira, oportunidad en la que criticó también a los obispos. “Dios es de todos, piensen como piensen, no tiene partido político, nos ayuda a todos”, sostuvo Kirchner en Misiones. El domingo Piña le respondió afirmando que “en la Iglesia (por lo menos en mi Iglesia) nunca le vamos a decir a quién tienen que votar. Pero sí que reflexionen y no se vendan.”

Pese a que la renuncia de Piña fue presentada hace más de un año, hasta el momento el Vaticano no ha tomado una decisión definitiva sobre el particular y esa situación puede extenderse en el tiempo, siendo ésta una decisión reservada exclusivamente al Papa. El propio obispo Piña dijo en las últimas semanas que se sentiría mejor si se le aceptara la renuncia ya, antes de las elecciones para convencionales constituyentes. “Me dará más libertad de acción”, sostuvo entonces. Según el propio obispo de Iguazú, su determinación de encabezar la lista de constituyentes del Frente Unidos por la Dignidad fue consultada con el cardenal Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal, quien le ofreció su aval.

De concretarse la aceptación de la renuncia de Piña en este momento, el hecho puede dar lugar a interpretaciones encontradas. Por una parte, podría leerse como una toma de distancia del Vaticano, tratando de generar un gesto hacia el gobierno del presidente Kirchner. Pero al mismo tiempo podría interpretarse, según lo señalan también algunas fuentes eclesiásticas, como una forma de otorgarle a Piña la libertad por él mismo reclamada para continuar adelante con el propósito de oponerse a la reforma constitucional que le permita la reelección al gobernador Rovira. Dentro de la Conferencia Episcopal no existe una sola posición respecto del tema, pero, en general, la decisión del obispo de Iguazú es vista con buenos ojos por buena parte de sus colegas en el Episcopado.