Dom 08.10.2006

EL PAíS  › A TRES SEMANAS DEL VOTO, LOS CRUCES SE ENDURECEN

Dos Misiones que se enfrentan

El gobernador nunca habla, pero los suyos lo defienden de críticas francamente muy duras de opositores extremadamente enojados.

› Por W. P.
Desde Posadas

Alrededor de la residencia de Carlos Rovira se elevan cuatro altos y gruesos muros de ladrillos. La misma pared parece rodear al gobernador en lo que respecta a su mandato y su persona: no responde a los pedidos de informes ni de la oposición, ni de la Justicia, ni siquiera de la ONU, tampoco tiene por costumbre recibir a la prensa: tras insistentes llamados, declinó una entrevista con Página/12. “El gobernador, ante los agravios, mantiene silencio”, explicó a este diario un dirigente cercano a Rovira. Desde la oposición lo acusan de beneficiar a familiares con las licitaciones de obra pública y de haber establecido un férreo control de la Justicia. Rovira replica con una pared.

Cerca del hermético gobernador descartan cualquier crítica que provenga de la oposición. “Detrás de eso tenés figuras políticas que no están dando la cara, como Ramón Puerta e incluso Roberto Lavagna. Son los que siguen con la sangre en el ojo por las últimas elecciones”, se mofa un allegado. Con pulcritud docente, explica las razones por las que quieren convocar a una constituyente para reformar un único artículo. “Los concejales, los diputados, los titulares de los gremios no tienen restricción. Pueden estar cien años. ¿Por qué va a quedar proscripta una persona? Nosotros queremos dejar en libertad al pueblo para que elija quién es el mejor gobernador. Lo que pasa es que le tienen miedo al voto”, argumenta.

En 1975 un joven Rovira ganó la carrera de remo de Iguazú hasta el Tigre y recibió sonriente el premio de las manos de la presidenta Isabel Perón. Luego empezó a remar su carrera política, a la sombra del magnate yerbatero, gobernador y fugaz presidente Ramón Puerta. Primero como su secretario privado, después como director de Vialidad, más tarde como intendente de Posadas y por último como gobernador en 1999. En 2002 tejió lazos con Néstor Kirchner y lo apoyó en su candidatura. Al año siguiente, desbancó a Puerta, con el que ya no comparte ni un tereré con facturas. Aunque seguramente Rovira prefiere un pan au chocolat, dada su educación francesa: habla el idioma a la perfección y recibió la Legión de Honor.

La oposición le endilga la gran cantidad de parientes que cobijó en su gobierno: su hermano Miguel es asesor; su prima hermana Viviana –que lidera la lista de constituyentes– ocupa un lugar indeterminado en la Unidad Ejecutora Provincia del Ministerio de Educación, que conduce su propio marido, Hugo Pasaqua, ex hombre del Coti Nosiglia; su cuñado Joaquín “Quincho” Sánchez está al frente del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional y su amigo de la infancia, Orlando Franco, de la Dirección de Vialidad. Según una investigación del diario El Territorio, estos dos últimos son el nexo con la empresa de construcción que aparece invariablemente como parte de las licitaciones provinciales. El dueño de esa empresa es Nelson Spotorno, el suegro de Rovira. “Por Misiones circula un chiste: ¿sabés cómo se dice ladrón en ruso? ¡Spotorno!”, lanza un dirigente que lo quiere mal al gobernador. El diputado provincial del MAP, Jorge Galeano, señala que entre otras obras Spotorno tiene a su cargo la construcción del Palacio de Justicia “al que llamamos de la injusticia. Iba a costar 8 millones y llevan pagados unos 24. Se calcula que terminarán siendo 42 millones”.

Los opositores coinciden en señalar que el auténtico “monje negro” de Rovira es el abogado Adolfo “Fonchi” Duarte, ex asesor jurídico del gobierno provincial en la dictadura y dueño del diario Noticias de la Calle, que suele atacar con munición gruesa al obispo Joaquín Piña. En El Territorio, recientemente se difundió que Duarte creó una empresa fantasma –Campo Viera S.R.L., con sede en el mismo diario– con un capital de 40 mil presos. La empresa adquirió la planta de té ITA, con un crédito de 500 mil pesos del gobierno provincial y recibió otro de igual monto para ponerla en marcha.

Quien se cruce con Rovira tendrá problemas. En enero fue destituida la jueza Marta Catella, tras un fallo en el que otorgó un diputado y un concejal más a la oposición. La remoción en tiempo record fue denunciada por la oposición nacional y diversas ONG ante la ONU. En marzo fue destituido el fiscal de Estado Lloyd Wickstrom, que investigaba causas de corrupción, y asumió Fidel Duarte, hermano de “Fonchi”. Poco después, Rovira designó a cuatro magistrados para el Supremo Tribunal de Misiones y acaparó la mayoría de los cargos del Consejo de la Magistratura local.

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