El presidente de la UCR, Roberto Iglesias, aseguró que su partido “no es sólo un sector de la provincia de Buenos Aires”, en referencia al grupo que, liderado por Alfonsín, impulsa a Lavagna.
› Por Santiago Rodríguez
El presidente de la UCR, Roberto Iglesias, decidió plantarse definitivamente frente a sus correligionarios que impulsan la candidatura de Roberto Lavagna. “No somos sólo un sector de la provincia de Buenos Aires, sino el radicalismo de todo el país y hay un montón de gente que tiene criterios distintos”, remarcó en diálogo con Página/12 y advirtió que “Raúl Alfonsín y sus amigos bonaerenses” quieren llegar a un acuerdo con el ex ministro de Economía porque “probablemente les cierre muy bien”. Iglesias no descartó definitivamente un armado opositor con Lavagna a la cabeza, pero abrió la puerta a la posibilidad de que los radicales presenten un candidato propio el año próximo y afirmó que “la discusión no puede pasar sólo por los porotos”.
–¿Qué discusión es la que usted plantea que deben darse los radicales para definir si su candidato es Lavagna u otro?
–Hay que avanzar hacia la coincidencia en un programa. Ni estábamos tan cerca de Lavagna, como se creía antes, ni estamos tan lejos, como se piensa ahora. Lo de Lavagna se puede explorar y es lo que estamos haciendo, pero no está cerrado; es como el comienzo de una relación con una mujer: uno se empieza a tratar y ve que hay posibilidades, pero a lo mejor a la quinta vez se da cuenta de que está todo bien o que no va más.
–Pero después de la Convención todo estaba encaminado hacia la candidatura de Lavagna.
–Allí no se mencionó a Lavagna; se dijo que el presidente del Comité Nacional hablara con distintos sectores políticos y sociales progresistas y esa tarea recién la estoy empezando.
–¿Entonces de dónde salió que el apoyo a la candidatura de Lavagna ya era un hecho? ¿Lo instalaron Alfonsín y quienes lo quieren de candidato?
–Me parece que sí. Hay gente que quiere ir derecho con Lavagna, pero hay que discutirlo, buscar coincidencias, consensuar una estrategia y ver cómo y con quiénes conformamos este espacio. Estas cosas se tienen que hablar antes porque si se hablan después todo termina realmente mal. Algunos piensan que hay que ir de cabeza con Lavagna, pero la verdad es que ni siquiera ha expresado públicamente su vocación de ser candidato.
–¿La visita de Lavagna Comité Provincia de Buenos Aires no es una muestra de su voluntad de ser candidato de los radicales?
–Eso es un gesto del avance de sus conversaciones con algún sector del radicalismo de la provincia de Buenos Aires.
–¿Por qué supone que Alfonsín, Federico Storani y Leopoldo Moreau están tan apurados en cerrar con Lavagna?
–No sé, habría que preguntárselo a ellos. Probablemente les cierre muy bien, pero no somos sólo un sector de la provincia de Buenos Aires. Hay un montón de gente que tiene criterios distintos: hay muchos del radicalismo que piensan que hay que ir solos, hay gente que piensa que se debe hacer un frente más amplio pero no con Lavagna. Hay un debate no cerrado dentro del radicalismo que tenemos que ir llevando y no ir derecho a un acuerdo con Lavagna, como propone el sector de Alfonsín y sus amigos bonaerenses.
–¿El interés de cerrar con Lavagna tiene que ver con el reparto de las candidaturas y la integración de las listas?
–Ah, no sé... En mi caso, no he hablado ni por asomo de ese tema.
–¿Usted por qué se inclina: por llevar un candidato propio de la UCR o por armar algún tipo de coalición que tenga a Lavagna u otro de candidato?
–El radicalismo debe armar algún tipo de alternativa con otros sectores; hay que tener conciencia de que la conformación del poder que hizo Kirchner necesita de mucho más que el radicalismo. Lavagna, sin duda, forma parte de los sectores con los que hay que hablar.
–¿Con qué otros sectores podría asociarse el radicalismo?
–Le he propuesto reunirnos e iniciar un diálogo a la Iglesia Católica, a la DAIA, al ARI, al socialismo. También estoy hablando con los radicales de todo el país, porque hay un radicalismo que piensa y tiene otros criterios.
–¿Al duhaldismo lo tiene en cuenta o es el obstáculo para el cierre del radicalismo con Lavagna?
–Para mí el peronismo no es un obstáculo, no tengo gorilismo y puedo hablar con los peronistas con los que tengo coincidencias básicas.
–¿Considera que con un candidato propio sería posible contener a los radicales que simpatizan con el Gobierno?
–No voy a cerrar las puertas a la discusión, aunque para algunos hay una definición en cuanto a que dentro del radicalismo no hay nada y ya han decidido irse con Kirchner.
–¿Qué chances tendría un candidato de la UCR? En la última elección presidencial Moreau no llegó al tres por ciento de los votos.
–Las condiciones son distintas, los interlocutores somos otros y hoy el país no es el del 2003. De todas maneras, la discusión no puede pasar sólo por los porotos, porque si no lo único que hacemos es leer encuestas y vamos con quien tiene mejor imagen. Esa es la pobre discusión que está dando hoy no sólo nuestro partido, sino también el kirchnerismo. Hay que buscar coincidencias sobre lo que hay que hacer y qué no habría que hacer y después buscar la figura adecuada.
–Quienes impulsan la candidatura de Lavagna dicen que seguirán adelante con o sin Iglesias. ¿Puede darse su renuncia a la presidencia del partido?
–Quienes plantean eso estuvieron en contra de nosotros y les ganamos y esta conducción se ha diferenciado de ellos en imagen y en conducta. El que diga eso, además, tiene la misma actitud de los kirchneristas: “Si el partido no hace lo que digo, me importa un rábano y hago lo que quiero”. Esa no es una conducta democrática.
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