EL PAíS › DIVISION EN LA IZQUIERDA, ESTA VEZ ENTRE EL MST UNITE Y EL SOCIALISTA
Un sector importante, que por ahora se denomina El Socialista, se escindió del MST. Ambos dicen apoyar la candidatura presidencial de Patricia Walsh, pero la ruptura no terminó bien.
› Por Adriana Meyer
El Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), uno de los tres partidos trotskistas más grandes del país, no pudo zafar del karma de la izquierda vernácula, profundizó las diferencias que venía arrastrando y se dividió. Pocas semanas atrás sus integrantes hablaban de un “divorcio amigable”, pero finalmente terminaron en Tribunales. Cruzan acusaciones de haber roto acuerdos y el sector escindido busca un nuevo nombre. Sin embargo, sus dirigentes no quieren hablar en voz alta sobre el conflicto para preservar de esta pelea a la candidata que ambos sectores proponen para presidenta, Patricia Walsh. La incógnita es cómo hará la hija del escritor desaparecido para repartirse durante la campaña, que, paradójicamente, ya lanzó con la consigna de la “unidad de la izquierda”.
“Esto es más que un karma, es una maldición”, comentó a Página/12 un referente del sector del MST-Unite, que lideran Vilma Ripoll y Agustín Vanella, entre otros, respecto de su malestar con la separación.
Los problemas de convivencia en este partido nacido en 1991 –cuando se separaron del MAS (Movimiento al Socialismo) junto a Luis Zamora y otros dirigentes– comenzaron diez años después, a partir de diferencias en la concepción sobre cómo intervenir en la realidad. En 2001 surgieron dos documentos del congreso partidario, el I y el II. Y a partir de entonces el primero representó lo que denominan “un partido de masas para salir a intervenir en todos los frentes”, mientras que el segundo aparecía como un partido “de vanguardia”, más cerrado o selectivo, según cuál de los dos sectores lo defina. Siguieron coexistiendo porque “no se aplicó el centralismo democrático”, comentó una fuente partidaria. Pero llegó un momento en que el II comenzó a editar su propio periódico y sus volantes. Las diferencias se fueron profundizando hasta que ya no pudieron armar un congreso común, y los dirigentes dejaron de reunirse. Todo culminó con la separación territorial y la búsqueda de un nuevo nombre por parte del sector que tiene como referentes a Juan Carlos Giordano y al delegado ferroviario Rubén “Pollo” Sobrero, por ahora llamado El Socialista.
El MST de Ripoll los cuestiona por “sectarios” y éstos les replican que son “mediáticos” y “demasiado amplios”. A modo de ejemplo recuerdan la manifestación en el Congreso cuando se aprobó la reforma del Consejo de la Magistratura, donde Ripoll coincidió con la protesta de Juan Carlos Blumberg. Los muchachos de Vilma destacan la amplitud como una virtud y se jactan de tener incidencia a nivel gremial y docente, con el MIC (Movimiento Intersindical Clasista) y en movimiento de desocupados. A sus militantes les gusta definirse como un “conglomerado de sectores”, con capacidad para dar cabida a “muchos luchadores independientes”.
Sin embargo, el límite de su amplitud quedó plasmado en su rechazo a seguir al Partido Comunista (PC) en el Encuentro Rosario, donde confluyen socialistas, la CTA de Víctor De Gennaro y referentes de la Federación Agraria, lo cual pulverizó la alianza Izquierda Unida. Ahora se muestran tan abiertos que dicen que podrían acordar “incluso con Zamora”. La aspiración máxima de Walsh es convertirse en un factor aglutinante, aunque sus compañeros del MST-Unite saben que en los hechos no hay vuelta atrás con el PC y tampoco de acordar con los otros dos partidos trotskistas, el PO y el PTS, que suelen llevar a elecciones a sus propios candidatos.
A pesar de que desde el MST-Unite sostienen que son un “pequeño grupo”, los escindidos dicen ser casi la mitad del partido, y por eso reclaman el 47 por ciento del dinero asignado a las agrupaciones en relación con los votos obtenidos en la última elección. Además, ambos se arrogan ser mayoría en las bases y en la dirigencia, pudiendo nombrar un sinfín de lugares donde ellos tienen representación y sus ex socios no.
Aunque en la última marcha por la aparición de Julio López se pudo ver bajo la misma bandera a Ripoll y a Giordano, por estas horas en lugar de mantener una relación de ex cónyuges que quedaron en buenos términos cortaron todo diálogo y cuanto mucho se dicen “hablá con mi abogado”.
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