Los abogados de Isabelita y de Marta Holgado, quien asegura ser la hija de Juan Domingo Perón, llegaron a un acuerdo para que se realice el análisis.
› Por Alejandra Dandan
Hace trece años Marta Holgado inició una demanda ante la Justicia civil para reclamar la filiación como hija biológica de Juan Perón. El pedido estuvo siempre paralizado. Isabel Martínez de Perón se negó una y otra vez a admitir el examen genético pero ahora la situación parece distinta: las presiones de la cúpula de la CGT para trasladar y enterrar definitivamente el cuerpo del General en la quinta bonaerense de San Vicente el próximo 17 de octubre terminaron con la polémica. Holgado y los abogados de Isabel Perón ayer llegaron a un acuerdo: mañana, a las 7, la Justicia hará la extracción de muestras para el análisis de ADN. Así, el 17 de octubre Perón finalmente podría viajar hacia su último destino.
“¿Sabe cuánto hace que la conozco a Isabel? Todavía vivía en Panamá y bailaba en un cabaret”, dice Marta Holgado como obligada a convencer a cada una de las personas que se le acercan de que ella es la hija del General, una hija errante, inscripta con el nombre de otro padre, pero que finalmente Perón reconoció. Ese es su relato, el mismo que intenta probar ante la Justicia hace trece años cuando empezó con una batalla judicial cuyos resultados pospusieron las apelaciones interpuestas por Isabel Perón, viuda y única heredera del extinto.
“¿Usted sabe que Marta supo que era hija de Perón porque un día se lo contó el mismo Perón?”, dicen al lado de Marta.
El caso Holgado y sus reclamos nunca fueron avalados por la CGT. Tampoco por el aparato del PJ ni por la viuda del General. A través de su abogado, Humberto Linares, Isabel Martínez nunca aceptó los estudios ¿Por qué? Los Holgado creen que lo que está en juego es demasiado. No olvidan, por ejemplo, un patrimonio al que Raúl Alfonsín le sumó una indemnización de 17 millones de pesos argentinos con la valuación de entonces por sus años de cárcel y otros 7 millones de dólares de fondos reservados donados por Carlos Menem como adelanto por el dinero y objetos de valor que se hayan alojados y, por alguna razón, inmovilizados en el Banco Ciudad.
“Mi clienta no se opone al ADN. No se opuso nunca, debo haber firmado cuatro escritos en ese sentido pero lo que siempre dijimos es que queremos que se cumpla la ley”, explica Linares como abogado y embajador judicial de la viuda que continúa refugiada en Madrid. Isabel cuestionó el procedimiento judicial y las pruebas de Holgado para llevar adelante el proceso. Y la relación de Perón con Eugenia Holgado, la madre de Marta, y su marido. “Curiosamente no hay indicios ni testigos de que Perón y esa mujer se hayan conocido”, dice Linares en contraposición a lo que una y otra vez ha sostenido Marta.
La Justicia, en tanto, siempre penduló entre una y otra posición. Pero el año pasado, la causa dio un vuelco cuando avaló el examen genético. La medida de todos modos no se llevó a cabo porque Isabel no lo permitió. El cuerpo permaneció quieto y protegido con una resolución de “no innovar” vigente desde 1994. Isabel sólo empezó a revisar su decisión hace poco más de veinte días luego de una propuesta insistente de la cúpula de la CGT y de las 62 Organizaciones peronistas para llevarse el cuerpo, definitivamente, al panteón de San Vicente.
La propuesta de los gremios tuvo cola. Primero se lo plantearon al Gobierno y luego a la Justicia. En ese marco, la jueza volvió a decir que sin ADN no había traslado del cuerpo y Linares decidió reunirse con los Holgado en el juzgado dispuesto a buscar caminos de acuerdo. La primera reunión se hizo el lunes pasado. El abogado de Isabel aceptó la extracción para un eventual estudio genético pero no aceptó, en cambio, lo más importante: el estudio.
Esa situación se modificó ayer al mediodía. Convocados nuevamente por la jueza, Linares, los Holgado y sus abogados volvieron a reunirse y esta vez acordaron extracción y examen de ADN, ambas cosas y por escrito. La extracción en esas condiciones se hará mañana desde las 7 de la mañana en la bóveda de los Perón en el cementerio la Chacarita. El trabajo se extenderá durante unas seis horas. Deberán: 1) abrir doce llaves del vidrio o blindex que tapa el cuerpo; 2) remover los 170 kilos de peso del cajón; 3) colocarlo en una superficie apta para trabajar; 4) proceder a la apertura y 5) tomar la muestra.
En el examen estarán los abogados de las partes, la jueza y su secretario y Marta Holgado. También estarán los peritos oficiales del Cuerpo Médico Forense y de las partes. Del lado de Isabel Perón se hará presente Ana María Di Lonardi, la ex directora del Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand. Holgado llevará al genetista Gustavo Penacino y a Ariel Rossalina un médico cirujano legalista, capaz de indicar dónde y cómo hacer las incisiones. De ellos dependerán los resultados de las muestras, las descendencias y hasta el futuro de todo un pueblo. Tal vez por eso y para evitar la presencia de posibles fantasmas, los Holgado no harán los exámenes acá. “Lo haremos fuera de la Argentina –dicen–, espero que usted comprenda por qué no puedo decir dónde será.”
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