El presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, permanece internado en el Instituto del Diagnóstico, recuperándose de un cuadro de hipertensión. El juez, que ya tuvo problemas cardíacos, ingresó en la unidad de terapia intensiva el lunes a la noche, luego de haber sufrido un pico de presión arterial y, aunque desde la clínica informaron que “está compensado, estable y en observación”, algunas versiones indicaban que el juez podría renunciar a su cargo por su estado de salud.
No es la primera vez que el ministro, de 66 años, tiene problemas del corazón: hace 3 años debió ser internado durante un viaje a Siria. Aunque desde ese incidente “no prueba ni una gota de alcohol”, Nazareno es conocido por ser un fumador empedernido de habanos. Durante este verano, cuando se decidía la suerte del “fallo Smith” –que declaró la inconstitucionalidad del corralito–, el magistrado les comentó a unos amigos que tenía molestias cardíacas. El lunes, su presión arterial trepó por encima de 200 pulsaciones, experimentó problemas respiratorios, mareos y malestar general. Esa misma noche quedó internado en terapia intensiva en el Instituto del Diagnóstico.
“Está fuera de peligro, muy recuperado, y va a permanecer en observación tal vez unos días” comentó una fuente de la Corte Suprema, y como para corroborarlo, ayer a la tarde Nazareno fue trasladado a una habitación de atención común. El 22 de julio comenzará la feria judicial y Nazareno no fue designado como autoridad durante ese receso invernal, por lo que sólo se reincorporaría en la primera semana de agosto. Sin embargo, según informó la agencia DyN, en Tribunales se manejaba el rumor de que el ministro podría renunciar “por razones de salud” y dejar así una de las dos o tres vacantes que estarían reclamando los diputados de la Unión Cívica Radical para dar quórum en una sesión parlamentaria que rechazaría avanzar en el juicio político contra la Corte.