Jue 11.07.2002

EL PAíS  › REUTEMANN SE BAJO DE LA INTERNA Y CAUSO ESTUPOR EN LA ROSADA

Menem avanza cuarenta casilleros

El Gobierno le había puesto todas las fichas. Pero el santafesino ayer aseguró que no es candidato. Fue impreciso al alegar los motivos de su decisión y hasta aludió a un episodio misterioso. Sí son claras las consecuencias del paso al costado, las posibilidades de Menem crecen y el oficialismo debe salir de apuro a buscar otro candidato. Pero ayer lo que predominó fue la parálisis.

› Por Diego Schurman

Enzo Ferrari lo describió en su libro Pilotos, ¡qué gente! como un hombre “condicionado por un temperamento atormentado y tormentoso”. Y Carlos Reutemann pareció confirmarlo anoche al argumentar su renuncia a la pelea presidencial. “He visto algo que no puedo decir en público que me terminó de convencer, pero no sé si alguna vez lo voy a contar”, dijo sin develar el misterio que lo acompañó en las últimas horas. Así, en un santiamén, trasladó las presiones que lo acechaban hacia el Gobierno, que lo consideraba como el único dirigente capaz de echar por tierra las ambiciones de Carlos Menem. Por eso Eduardo Duhalde salió desesperadamente a buscar un candidato “muletto” que pudiera enfrentar a su archienemigo en la interna del PJ. José Manuel De la Sota y hasta el propio Felipe Solá figuran ahora en la agenda.
Ya por la mañana, Reutemann bajó de un hondazo la expectativa que él mismo creó con su silencio. “He dicho siempre que no soy candidato, no soy candidato a nada. La decisión siempre fue la misma, no es que Reutemann sea indeciso”, dijo en tercera persona.
El argumento tuvo gusto a poco. Intentó mejorar la explicación por la noche. Volvió a insinuar aquello de su “intuición”. Ejemplificó con una experiencia automovilística del año 78, cuando debía dejar la escudería Ferrari para pasar a Lotus. “Me parece que estoy yendo al lugar equivocado”, le dijo a un amigo.
No es la primera vez que apela a distintas figuras para ilustrar la evolución de sus decisiones. En el ’99 decía que el santo golpeaba su puerta. O que el tren no pasa dos veces. Sugería su inminente lanzamiento a la carrera presidencial. Sin embargo dio un paso al costado. Incluso cuando el propio Duhalde se ofreció bajarse para dejarlo a él como el único candidato del PJ.
Recién después se aproximó a alguna explicación desprendida de incógnita. Dijo sentirse incómodo en el medio de la interna Menem-Duhalde, dando a entender que estaba siendo tironeado por representantes de ambos sectores.
Siempre con declaraciones oblicuas, apuntó a la Casa Rosada por ponerle mañana como fecha límite para su decisión, cuando aún tenía legalmente un par de meses. Sin mencionar al menemismo, pero en clara alusión al grupo, también reconoció cierto temor ante la posibilidad de campañas “no lo suficientemente transparentes”.
Lo curioso es que se esmeró en desmentir un encuentro con emisarios del ex presidente. Y, sin embargo, el propio Eduardo Menem le aseguró ayer Radio 2, de Rosario, que su sobrino, también de nombre Eduardo, aunque conocido como Lule, se contactó con el ex piloto de Fórmula 1.
–Es el que más sabe de autos –ensalzó el senador a su pariente.
–¿Y hablaron de la candidatura de Reutemann?
–Seguramente sí.
En el transcurrir de sus argumentaciones, el Lole negó que en su decisión haya pesado la falta de garantías de gobernabilidad. “No me van a entregar todo en bandeja”, dijo. No obstante, le dio suficiente entidad a la mirada externa sobre el cuadro “inédito” que presentaba argentina a raíz del cóctel corralito-devaluación-default.
Parte de esa mirada le hizo conocer el embajador norteamericano James Walsh en la víspera. Según la proyección de EE.UU., entre los vencimientos de deudas y el seguro de cambio para empresas se puede alcanzar una cifra equivalente a un presupuesto y medio de la Argentina.
Después de sus contactos con el diplomático tomó distancia de pedir la revocación de todos los cargos. Consideró que sería poner a todos en la misma bolsa. Pocos días antes había coincidido, en diálogo con Elisa Carrió, en el concepto “que se vayan todos”.
En tren de desmentir algunas versiones, también descartó la posibilidad de participar a la cabeza de un frente por fuera del justicialismo. Durante toda la jornada se especuló con un revival del 17 de octubre, donde todo el peronismo fuera al pie de Reutemann pidiéndole que fuera presidente. “Mi no es definitivo”, señaló al canal de cable TN.
La Casa Rosada no tardó en mutar a casa fúnebre. Las caras de velorio fueron notorias. La novedad sorprendió a todos los ministros. Reutemann se sorprendió, a su vez, de esa sorpresa.
“Yo le transmití a Duhalde mi negativa a competir la semana pasada, cuando lo visitó el presidente mexicano (Vicente) Fox. El lo sabía ya desde hace seis o siete días”, señaló.
Al Presidente no se le cayó sólo un candidato sino también toda la estrategia que había montado entorno a él. Duhalde soñaba con un polo de poder, cimentado en el eje Santa Fe-Córdoba-Buenos Aires. Por eso ayer no cesaron los llamados a De la Sota y Solá para ver la manera de fortalecer una estructura que pudiera dar batalla a Menem.
El cordobés se sumergió en el silencio. Había dicho que su participación en la interna estaba supeditada a la decisión de Reutemann. Se especula, por lo tanto, que en las próximas horas anunciaría su lanzamiento (ver asimismo página 4).
Solá, en cambio, volvió a negar sus intenciones de ofrecer pelea a nivel nacional. Lo suyo, dijo, será revalidar su título de gobernador bonaerense con la fuerza de los votos. Eso sí, “si me dejan”, según palabras que mencionó anoche en televisión y que encierran el desconcierto reinante entre los hombres del poder.
Hasta ayer en la Casa Rosada aseguraban que Duhalde le iba a pasar la banda presidencial a otro peronista. Claro, en ningún momento se les cruzó por la cabeza que eso hombre podría ser Menem. La crisis interna, reconocieron temerosos cerca del Presidente, hasta podría acelerar una nueva modificación del calendario electoral.
En Gobierno todo era bronca.
–El Lole es un cagón –fue la frase de uno de los funcionarios de la Casa Rosada con más llegada a Duhalde.
En su libro, Enzo Ferrari prefirió abordar de otra manera el perfil de Reutemann. “Es capaz de resolver situaciones difíciles, supliendo inclusive ocasionales deficiencias mecánicas, pero inclinado a perder por emotividad congénita resultados posibles en la partida (...). Concluyó su honesta carrera sin poderse laurear campeón del mundo.”

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