La vecina del quinto piso que se asomó curiosa por el sonido de la marcha radical no ocultó su sorpresa y se mantuvo largo rato acodada al marco de su ventana. Boinas blancas, banderas rojas y blancas que identificaban a comités partidarios venidos desde Trenque Lauquen, Punta Indio, Maipú, Bolívar, Zárate; jóvenes batiendo tamboriles y tumbadoras y las clásicas camperas de gamuza desparramadas a lo ancho de la calle Alsina eran el marco de la postal que mostró ayer el final de la Asamblea Nacional que reunió a representantes del radicalismo en 20 provincias. Los radicales R, como fueron denominados y ellos mismos aceptan ser llamados, ratificaron ayer que no son partidarios de encolumnarse detrás del gobierno de Néstor Kirchner ni de propiciar la candidatura del ex ministro de Economía Roberto Lavagna. La denominada Asamblea Nacional finalizó con un acto callejero a la vieja usanza. Un evento con todos los componentes de la política previa a la Alianza. Política con poco marketing, poco glamour y con partidos políticos. La secretaria general de la UCR, Margarita Stolbizer, pidió “dejar de llorar a los que se van por prebendas”, en clara alusión a los radicales denominados K, que tienen en el gobernador mendocino Julio Cobos su principal referente.

El titulado “Encuentro en Defensa de la Dignidad Radical” fue una asamblea por la que pasaron testimonios de radicales de casi todo el país. Algunos con la voz quebrada por las lágrimas reclamaban “volver a Yrigoyen, volver a empezar”. Otros, sin muchos antecedentes recientes que los respalden, afirmaban que “ser radical es ser rebelde”. Las largas horas de debate finalizaron con un acto frente a la sede del Comité Nacional de la UCR a una cuadra del Congreso Nacional.

Por el atril, un símbolo de estos tiempos, pasaron los últimos oradores de la jornada. El actor Nito Artaza, el presidente del bloque de diputados radicales de la provincia, Jaime Linares; el senador nacional Rodolfo Terragno y Stolbizer pusieron el sello de una jornada en la que el sector apuesta a dominar la futura Convención Nacional, que probablemente en marzo defina la futura estrategia electoral de la fuerza. Desde el atril, Stolbizer respondió a quienes impulsan la candidatura de Roberto Lavagna y los critican por postular candidatos propios, algo que, dicen, convertiría la UCR en un partido testimonial. “Dar testimonio es digno”, dijo antes de cuestionar a quienes “no fueron capaces de renunciar a sus posiciones de poder cuando llevaron al partido a la actual crisis”, dijo Stolbizer.

Una de las resoluciones concretas de la Asamblea fue constituir una mesa de trabajo nacional para recorrer todos los distritos partidarios con la idea de instalar el debate entre los afiliados y los militantes. Los R reunieron a más de veinte intendentes bonaerenses y de algunas provincias, entre ellos a Juan Carlos Fon, de Trenque Lauquen; Mariano Grau, de 25 de Mayo; Omar Duclos, de Azul; Horacio Morere, de Maipú; Sergio Buli, de Rivadavia, y Rubén Grenada, de Saavedra. Las adhesiones mostraron un amplio abanico de dirigentes que incluyeron al actual senador nacional por Santa Cruz Alfredo “Freddy” Martínez, el ex vicepresidente Víctor Martínez, el rionegrino Osvaldo Alvarez Guerrero, el ex ministro Nicolás Gallo, el ex diputado Carlos Iparraguirre, el senador Raúl Galván, entre otros. Nito Artaza se aferró al atril para parodiar la actitud de Kirchner después de la derrota del oficialismo en Misiones. “Esto hizo”, dijo antes de esconderse. Terragno reclamó definir un proyecto antes que las candidaturas y Stolbizer criticó al kirchnerismo por haber apoyado las políticas privatizadoras de los ’90 y hoy “ser garantes de la rentabilidad de las empresas petroleras”. Lejos de Lavagna, lejos de Kirchner, los radicales R reivindicaron la identidad propia.