Dom 12.11.2006

EL PAíS

Organizaciones sociales en el nuevo escenario

Hasta Misiones, el chiste era que Solá hacía de Bidegain, y ellos de “montos”, como lo contaba el mismo gobernador. El guión cambió abruptamente y los referentes discuten si la candidatura de Cristina es un ensayo o va en serio, quién la acompañará y qué va a pasar con la vasta red de intendencias bonaerenses.

› Por Martín Piqué

Alguna vez el gobernador Felipe Solá se imaginó en la piel de Oscar Bidegain. Fue hace unos meses, en una reunión con referentes de los movimientos sociales kirchneristas. El comentario, otro ejercicio de fantasía histórica, hizo pensar en aquella famosa frase de Carlos Marx sobre la farsa de las repeticiones. Aunque todos, incluso Solá, lo tomaron como una broma. “Yo soy Bidegain y ustedes los montos”, había sido la frase del gobernador. Más allá del humor, la comparación reflejaba un hecho indiscutible de la actualidad bonaerense. Que por distintas razones, como el consejo del propio Néstor Kirchner, Solá había construido una relación muy cercana con las organizaciones sociales K: el Movimiento Evita, el Frente Transversal, Libres del Sur y la FTV. Con matices, la mayoría se había expresado a favor de su reelección. Pero todo cambió tras la derrota en Misiones y el anuncio de Solá de que archivaba su presentación ante la Junta Electoral. ¿Qué piensan ahora los movimientos? ¿A quién imaginan como futuro gobernador? ¿Pelearán por las intendencias? ¿Confían en que Cristina Kirchner será candidata presidencial?

Aunque tengan diferencias, que pueden parecer menores fuera del kirchnerismo pero expresan estrategias y marcos de alianzas bien disímiles, las organizaciones K tuvieron algo en común en los últimos meses. Desde la victoria de Cristina Kirchner en octubre de 2005, decidieron apostar todo al fortalecimiento del Frente para la Victoria. Creían que así lograrían disminuir el peso del aparato del PJ bonaerense, que –hace falta recordarlo– había sido derrotado ampliamente en las urnas. Y la mejor forma de conseguirlo, o por lo menos una de las posibles, era apoyar con todo a la administración de Solá. Al menos eso pensaban. Pero la estrategia tuvo un problema.

Y el problema fue que el Presidente, con el resultado puesto de la elección, prefirió garantizar “la gobernabilidad”. Entonces optó por abrir la puerta para el pase en masa de intendentes ex duhaldistas. En esa función cumplió un papel trascendental el ministro de Planificación, Julio De Vido, el interlocutor preferido de los jefes comunales. Pero la estrategia de preservar “la gobernabilidad” y evitar las contradicciones entre el Frente para la Victoria y el PJ bonaerense parece haber entrado en crisis con la sucesión de hechos más lamentados por el Gobierno (y que lo sumieron en una autocrítica): el Hospital Francés, los enfrentamientos en San Vicente del 17 de octubre y la abultada derrota en Misiones.

La primera respuesta del Ejecutivo fue desactivar las reelecciones. Y la decisión terminó afectando las aspiraciones de Solá, principal aliado de los movimientos K. ¿Cómo tomaron el renunciamiento esas organizaciones? Con naturalidad. “Después de lo de Misiones había que recuperar la imagen de transformación. Ante la sociedad tenía que quedar claro que fue Kirchner el que bajó a Fellner y a Felipe. Había que salvar el prestigio del Presidente, porque hoy por hoy ese es nuestro principal capital político”, analiza un dirigente social que tiene funciones ejecutivas desde hace menos de un año. El mismo diagnóstico hacen otros tres representantes de las organizaciones sociales K. El debate aparece cuando arriesgan pronósticos sobre los cinco meses que faltan hasta marzo.

¿Cristina y Balestrini?

Siempre son más interesantes las diferencias. ¿Y en qué disienten el Movimiento Evita, Libres del Sur, el Frente Transversal o la Federación de Tierra y Vivienda? Una de las primeras discrepancias surge cuando se les pregunta por la potencial candidatura presidencial de Cristina Kirchner. Una posibilidad que viene siendo instalada en forma insistente desde el propio Gobierno. Para Libres del Sur y la FTV, la reaparición de la “primera ciudadana” en los actos públicos no significa que necesariamente vaya a ser candidata. “Son fuegos de artificio, no quieren poner en el banco a quien van a poner”, desconfía un dirigente del espacio. “Si las elecciones fueran hoy sería ella, pero en abril va a ser Néstor”, coincide otro conocido que también es funcionario.

En el Frente Transversal, que encabeza el diputado Edgardo Depetri, como también en el Movimiento Evita, dirigido por el vicejefe de Gabinete bonaerense, Emilio Pérsico, se muestran mucho más crédulos. “La candidata va a ser Cristina y, como dice Callejeros, al fin el gobierno va a ser de una mujer. Pero a Cristina hay que instalarla para que gane en primera vuelta”, asegura uno de los dos dirigentes mencionados en este párrafo. “Pueden ser Néstor o Cristina. En todos los sectores del Frente para la Victoria los dos tienen un grado de legitimidad, apoyo y hasta afecto que los haría ideales. Otro candidato no podría contar con ese nivel de consenso”, concuerda otro representante de los movimientos K.

Pero la ansiedad de las organizaciones está sobre todo concentrada en quién será el sucesor de Solá. “La batalla central era en la provincia de Buenos Aires y lo sigue siendo”, argumentan. Según los exponentes de los movimientos sociales K, las alternativas con posibilidades son dos. Que sea un dirigente con mucho prestigio pero sin experiencia en el armado de la política bonaerense, o que sea el ex intendente de La Matanza y titular de Diputados, Alberto Balestrini. “Lo único cierto es que el candidato a gobernador va a ser de lujo, un bronce. Todos los demás candidatos no son ciertos”, pronostica uno de ellos. “Suena mucho la bocha de que va a ser Balestrini”, disiente otro a pura jerga arrabalera.

En el análisis de los ex piqueteros K, la definición de la candidatura presidencial entre el matrimonio Kirchner repercutirá sobre otras variables importantes, como el perfil del futuro gobernador o el avance de la renovación política en las intendencias. “Si el candidato es Néstor, es muy probable que como gobernador sólo necesite un administrador y negocie las intendencias con el PJ. Que algunos se van y la mayoría queda. Pero si la candidata presidencial es Cristina se necesitará un control político de la provincia de Buenos Aires. Por eso tendrá que ubicar a un hombre suyo en la gobernación y a veinte tipos de él en territorio bonaerense”, argumenta uno de los cuatro dirigentes sociales K. Ellos son Depetri, Pérsico y los subsecretarios Jorge Ceballos y Luis D’Elía.

Entre esas dos opciones, los ex piqueteros no tienen dudas. Si fuera por ellos preferirían ir por las intendencias. Ceballos y D’Elía piensan en La Matanza y se esperanzan en que si Balestrini es gobernador, se vea obligado a perder su influencia sobre un municipio tan estratégico. Depetri no descarta competir por Lanús. Claro que, en todos los casos, y como fieles soldados K que dicen ser, terminarán haciendo lo que les diga el Presidente. Pero mientras tanto ya van surgiendo los primeros cortocircuitos: el martes, D’Elía no pudo recibir a Alicia Kirchner en el barrio El Tambo, La Matanza, en la entrega de máquinas ojaladoras para hacer guardapolvos. Ceballos recibió un llamado de Oscar Parrilli por haber organizado un acto en San Justo con el intendente de Morón, Martín Sabbatella. Los muchachos ya se están moviendo.

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