El “facilitador” español, el embajador Juan Antonio Yáñez Barnuevo, llegará al país mañana o a más tardar pasado, y se reunirá con el canciller Jorge Taiana y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández –seguramente pasará a saludarlo el presidente Néstor Kirchner–, para interiorizarse sobre la posición argentina en el conflicto por las papeleras. Luego de los dos días en Buenos Aires, el enviado del rey Juan Carlos, equitativo, estará otros dos en Montevideo, donde se empapará de la visión uruguaya del caso. Seguramente luego de verificar que la resolución del conflicto es bien complicada, volverá a España para armar un esquema potable de negociación.

Yáñez no las tiene todas consigo. No sólo ha tenido poco tiempo para ponerse al tanto del problema bilateral, sino que tampoco tendrá mucho para asimilar los efectos del jet lag. Embajador de España en las Naciones Unidas, Yáñez se encuentra en Estambul participando del encuentro denominado Alianza de Civilizaciones junto al jefe de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. De allí volarían, probablemente hoy, a Madrid, desde donde Yáñez embarcará hacia Buenos Aires. Si le dan los vuelos, llegará mañana, si no su agenda se postergará hasta el jueves.

Ayer quedó confirmado que el embajador no tendrá encuentros con técnicos, como se especulaba, si no con funcionarios de primera línea. Verá en primer término a Taiana y luego a Alberto Fernández. Una vez en la Casa Rosada, lo más probable es que también converse con el presidente Kirchner. Ayer, desde la Cancillería argentina enviaron a España un amplio informe sobre los argumentos locales en el conflicto. Igual, dado lo estrecho de los tiempos, lo más probable es que Yáñez apenas si llegue a ojearlo. Pero luego de las entrevistas que mantendrá, podrá contar cómo es la versión argentina con fuentes del máximo nivel.

Después cruzará el charco e irá a Montevideo. En Cancillería suponían que, por una cuestión de equivalencias, hablaría con el canciller Reinaldo Gargano y con el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández. Y si Kirchner finalmente lo saluda, seguramente Tabaré Vázquez también se acercará a conversar unos minutos con Yáñez.

Hasta ahora, luego del pedido de intervención facilitadora del rey, las posiciones, lejos de flexibilizarse, se mantuvieron en su rigidez. La secretaria de Medio Ambiente argentina, Romina Picolotti, viajó a Washington la semana pasada para gestionar en la sede del Banco Mundial (BM) que no se liberen los créditos para la instalación de Botnia en Fray Bentos. Ayer, desde Uruguay partió una misión para contrarrestar la operación. El ministro de Economía, Danilo Pastori, y el secretario Gonzalo Fernández viajaron rumbo al BM para promover el rápido otorgamiento del crédito.

Antes de volar, Gargano se mostró convencido del éxito de su misión. “La planta se queda en su lugar, de eso no hay dudas. Nosotros vamos con la esperanza de poder presentar con claridad los argumentos de Uruguay que, a mi juicio, son de una contundencia total”, sostuvo el canciller.

Ayer también, una delegación de la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú viajó a la concurrida Washington para entregarle una carta en mano al presidente del BM, Paul Wolfowitz. El representante de los asambleístas, Oscar Vargas, adelantó que allí responsabilizarán al organismo de “todas y cada una de las consecuencias económicas, daños a la salud, al ambiente y a la vida en general” que puedan producir las plantas pasteras, en caso de que finalmente accedan a liberar los créditos. La Asamblea denuncia en el escrito que “se hizo en amplia violación del Tratado de Río Uruguay, situación que fue denunciada por nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya”.