El alejamiento del mendocino Roberto Iglesias de la conducción de la UCR generó ayer una rápida reacción del alfonsinismo. El martes, Iglesias había renunciado a la presidencia del Comité Nacional del radicalismo tras acusar al sector de Raúl Alfonsín de aceptar a Mauricio Macri como integrante de un eventual polo opositor cuando meses atrás lo había repudiado y puesto como límite. A Iglesias tampoco le convencía demasiado el apoyo a Roberto Lavagna. “Habían puesto como límite a Macri y lo terminan aceptando. Eso muestra que la UCR es convidada de piedra en esto. No conduce nada”, había dicho Iglesias. Ayer le contestó Federico Storani por la corriente de Alfonsín. “La convención del partido ordenó que se buscaran coincidencias con otros partidos. Si no tenía voluntad de hacerlo, tenía que dejar paso a otro que sí lo hiciera”, dijo.

“(La renuncia de Iglesias) No fue para nada sorprendente. Era la crónica de una muerte anunciada. No tuvo voluntad para cumplir con el mandato de la Convención Nacional, que era buscar coincidencias con otras fuerzas. La Convención Nacional del partido aprobó un documento que ordenaba que se buscaran coincidencias y que se explorara con otras fuerzas políticas y sectores la afinidad para construir una fuerza que equilibre y controle al poder, pero él no lo había ejecutado por falta de voluntad. Desde el partido se le estaba reclamando que lo hiciera”, replicó Storani.

El dirigente de la UCR bonaerense también contestó lo que había dicho Iglesias sobre Macri y el supuesto límite que éste significaba para el radicalismo. “La coincidencia que existe es sobre temas institucionales, y eso me parece muy bien. Una cosa es el trabajo en el Parlamento, vinculado con las posibilidades de coincidencias por temas institucionales, y otra la construcción de un frente político”, respondió.