Mar 05.12.2006

EL PAíS  › PROYECTO PARA ASCENDER A CORONEL POST MORTEM A BERNARDO ALBERTE

Una forma de compensar el horror

El Ejecutivo le pidió al Senado que ascienda al militar que fue asesinado el mismo día del golpe por oponerse a la dictadura.

› Por Alejandra Dandan

Bernardo Alberte fue esencialmente un militar que se opuso a las dictaduras, dice su hijo más de treinta años después de su muerte. Alberte murió el 24 de marzo de 1976 a manos de un comando militar-policial que lo convirtió en la primera víctima oficial de los dictadores. Estuvo con Juan Domingo Perón desde 1945, defendió la Casa de Gobierno del bombardeo de la Marina una década más tarde y cuando se hizo la hora trabajó por el peronismo revolucionario, desde donde enfrentó y denunció a las Fuerzas Armadas por el “golpismo” que se avecinaba. En el día de ayer, el Ejecutivo pidió al Senado un acuerdo para ascender a Alberte post mortem al grado de coronel. Su hijo recibió el proyecto oficial de manos del presidente Néstor Kirchner.

“Le agradecí al Presidente ese reconocimiento histórico, pero yo no digo que acá se cierra algo”, repite su hijo, también Bernardo Alberte, en diálogo con este diario. “Esto se va a cerrar cuando los asesinos de mi padre estén presos y en las cárceles comunes, como la ministra de Defensa está tratando de hacer.”

Su padre fue uno de los hombres más populares del peronismo de los años ’60, que se acercaba a los sectores obreros clasistas para darle vida al Cordobazo. Alberte había nacido en Avellaneda. Para la concentración obrera de 1945 había cumplido 21 años, llevaba cinco como subteniente y pasó sus primeras horas detenido en Campo de Mayo, acusado de haber promovido la insubordinación de la Escuela de Infantería. Quedó en libertad el 17 de octubre, pero no sería la última vez que volvería a la cárcel.

Su vida estuvo repleta de momentos cumbres. De casualidad terminó siendo el edecán de Perón en la guardia del 16 de junio de 1955, el día de los bombardeos de la Marina a Plaza de Mayo. Desde ese lugar organizó la defensa de Perón y volvería a hacerlo años más tarde, ya durante el exilio pero sin el permiso del General. Para entonces, era delegado personal de Perón en Argentina, cargo que ocupó entre enero de 1967 y el 3 de mayo de 1968. En ese momento, “mi padre puso al peronismo otra vez en la calle, lo primero que hizo fue expulsar a Augusto Timoteo Vandor y la escoria del movimiento peronista”. En los hechos, determinó el surgimiento de la CGT de los Argentinos cuando rechazó una carta de Perón en la que proponía a Vandor como normalizador de la CGT. “Mi padre agarró esa carta, se la metió en el bolsillo y no le dio bolilla.” En su lugar, puso a Raymundo Ongaro y renunció a su cargo, porque “Perón tenía una bronca de la gran siete”, recuerda su hijo.

Durante la Triple A denunció “las estructuras del Movimiento y del gobierno”, donde “el silencio gorila callaba las acciones de López Rega”. Y en la víspera del 24 de marzo dirigió una carta a Videla poniendo en evidencia la responsabilidad de las Fuerzas Armadas en la represión ilegal que acaba de cobrarse la vida de un colaborador suyo, muy joven, parte de la Corriente Peronista 26 de Julio. “Nosotros les prevenimos que algún día vendrá el hombre sencillo de la Patria a interrogar a sus militares en actividad y retiro”, había dicho años antes.

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