Si pensaba dejar una puerta abierta para el diálogo, lo de ayer sonó más bien a portazo: el ex ministro de Economía Roberto Lavagna señaló que “de ninguna manera” hará una coalición con el líder de PRO, Mauricio Macri, porque los separan “distintas ideologías”. En una recorrida en Córdoba y ante las preguntas de una radio local, el hipotético candidato indicó: “Desde el primer minuto definí un proyecto centroprogresista y usted señala algunas personas, por cierto respetables, pero cuya ideología está más volcada sobre la derecha del espectro político, al conservadurismo”. “La Argentina tiene problemas mucho más urgentes para resolver que discutir sobre dogmatismos”, le devolvió Macri.

El posible diálogo entre los dos dirigentes tuvo ya varios altibajos. Comenzó con una cena que ofreció Lavagna a un grupo de dirigentes macristas, continuó con la designación de “embajadores” por ambas partes y naufragó tras la publicación de una solicitada de Lavagna, en la que delineó algunas propuestas de su eventual candidatura. Desde el entorno del presidente de Boca lo tomaron como una imposición y el encuentro quedó congelado. Ajeno a los planteos macristas, Lavagna volvió a insistir ayer en que sus aliados serán “todos los que estén dispuestos a suscribir los proyectos que nosotros hemos presentado”.

Desde su entorno se dedicaron a relativizar las duras frases del ex ministro y a señalar que existe todavía posibilidad para el diálogo con el ingeniero. Compararon las frases de Lavagna con el acto de Macri en el que anunció que “sigue trabajando” para ser presidente. “Los dos quieren negociar desde una posición de poder”, razonaron. Y consideraron que el camino del diálogo partirá de la acción conjunta en el Parlamento. “Creemos más en estas cosas que en los emisarios”, indicaron.

En el macrismo, las frases de Lavagna no pudieron caer peor. Y tuvieron una respuesta gélida: “La convocatoria era amplia. Estamos convencidos de que el diálogo enriquece. Y convocar al diálogo no significaba hacer alianzas”, respondió Macri. El diputado destacó que en cualquier diálogo no debería haber “precondiciones”, como pueden ser la candidatura a presidente de Lavagna o su programa de gobierno. “El proyecto frentista existe pero en la mesa de negociación no puede haber precondiciones ni precandidaturas sino vocación de modernizar Argentina y volverla a incluir en el mundo”, remarcó Macri, que presentó un proyecto para un registro genético de violadores.

Algunos dirigentes de PRO, en privado, se permitieron el uso de la ironía. “Y bueno: Lavagna será el hijo de Alfonsín”, se mofó un diputado de PRO. “La semana pasada nos puso delante un programa. Si ya tenés el 9, el 8, el 10, tenés todo cerradito. Todo el equipo. ¿Para qué nos necesitás?”, se preguntó el dirigente, y aclaró que “tampoco están cerradas todas las puertas”. “Nuestra voluntad de diálogo fue bien clara. Pero un diálogo se hace de a dos. De última, si él no quiere, hay otras fuerzas con las que dialogar...”, señaló un dirigente cercano a Macri.